La cruel realidad

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(Advertencia. Esté capítulo tiene temas sensibles y no planea ofender a nadie. Favor mantener la discreción)
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Era muy temprano cuando abrí los ojos. A través de la ventanita de su casa, apenas podía ver una luz tenue. Debe ser el amanecer. Y todavía estoy aquí. No me dolía tanto la cabeza. Me senté y miré la mano grande que me apretaba suavemente. Aparté con cuidado sus pesados dedos y me alejé un poco. Agradecí la calidez. Pero hacía demasiado calor.

Me di la vuelta. Floyd todavía estaba dormido. Y no sé por qué, pero me quedé ahí sentada. Y lo vi dormir. Me pregunté si estaba soñando. Con qué podría estar soñando. ¿Los gigantes tienen sueños? O... algo. Como sea que se llame a sí mismo. ¿Qué tan similar es su gente a la mía?

Levanté las rodillas con cuidado para apoyar la barbilla en ellas. Me dolía aun el brazo, pero eso también empezaba a mejorar. Lo que floyd había podido hacer por mí estos últimos días, realmente me había salvado la vida. Más de una vez. ¿Podría alguna vez pagarle por algo así? ¿Me lo permitiría?

Observé cómo se movía lentamente su pecho mientras respiraba. El párpado le temblaba mientras dormía. Lo tranquilo y descansado que parecía estar.

Todavía me resulta muy difícil comprenderlo. Un gigante amistoso. Y me pregunté si la idea que tenía era cierta. Que hay otros como floyd por ahí. Tal vez podrían ayudarnos a cambiar el rumbo de esta guerra y derrotar a Ernest. Podrían luchar con nosotros. ¿Lo haría floyd? ¿querría ayudarme?

Inmediatamente descarté ese pensamiento con un pequeño movimiento de cabeza. ¿Qué estoy haciendo?.

"Tú deberias estar durmiendo."

Me di la vuelta al oír la voz, apartada de mis pensamientos. Vi que floyd estaba despierto y me observaba. Había un brillo juguetón en sus ojos que hacía juego con su voz aturdida. Me di cuenta de que había descansado bien.

Bajé la mirada hacia mis manos y me encogí de hombros. "Tenía muchas cosas en la cabeza"

Me sonrió suavemente antes de que toda la cama se moviera mientras se sentaba. Bostezó, abriendo mucho la boca. Esto me hizo bostezar a cambio. Volvió a mirarme. "¿Cómo te sientes?"

Me encogí de hombros. "Un poco mejor. Todavía estoy cansado".

Floyd asintió. "Tomará tiempo. ¿Tienes hambre? ¿Quieres un poco de agua?

"Sí, por favor", murmuré mientras él se levantaba. Lo vi caminar hacia el fuego. Y como una picazón en medio de mi espalda que no podía alcanzar, mi curiosidad floreció. Me quedé en la cama mientras él preparaba la comida. Y levanté un poco la voz para que me oyera. "¿Floyd?"

"¿Mmm?" respondió.

Al principio dudé "¿P-puedo preguntarte algo?" Pregunté "claro, dime" no sabía si sería buena idea pero de todos modos la curiosidad me carcomía "¿crees que hayan más gigantes por ahí?" Se quedó pensando. Cómo si en verdad tuviera que pensar la respuesta "no lo se" murmuró el para luego mirarme fijamente "pero hay una posibilidad" otra pregunta surgió "¿que harías sí te encontrarás a uno?" Volvió a pensar "la verdad estaría bastante confundido" respondió con una risa incómoda.

Justo cuando iba a hacer otra pregunta el interrumpió "iré a hacer la cena" habló y fue directo a la cocina nuevamente.

Definitivamente eso fue extraño...

Ha pasado otro mes. Otro mes de otoño. Vientos fríos y racheados. Coyotes aullando y chillando a lo lejos. Las hojas de colores cubrían la pequeña ventana y más de la mitad de la casa de floyd. Hemos estado atrapados aquí durante un buen tiempo .

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