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La tarde del jueves se extendía perezosamente en la habitación, arrojando un tono dorado a través de las cortinas transparentes. El tenue murmullo del tráfico distante y el ocasional canto de los pájaros en el exterior proporcionaban un telón de fondo sereno a la escena que se desarrollaba en el interior. Alex se sentó en el borde del regazo de su hermanastro mayor, Sebastián, con un pequeño ceño fruncido mientras luchaba con el lápiz en su mano.
La habitación estaba confortablemente cálida, el suave zumbido del aire acondicionado se mezclaba perfectamente con el suave susurro de las hojas chocando entre si del exterior. Sus padres se habían ido más temprano para una rara cita nocturna, dejando a Quackity y Roier solos en la casa. Pero en lugar de deleitarse con la libertad, el azabache se encontraba lidiando con un desafío insuperable: una tarea de cálculo.
-¿Qué pasa, Quackiris? ¿Es demasiado difícil para tu tonto cerebro? - La voz de Roier interrumpió sus pensamientos, su mano descansando sobre la cabeza del mayor mientras le alborotaba el cabello con cariñosa familiaridad, con la otra mano sujetando si diminuta cintura.
Quackity emitió una risa forzada al sentir la grande mano del contrario rozar su pelo, su ceño se frunció al seguir leyendo la operación. Su mente, cada vez más intranquila, necesitaba terminar ese ejercicio para estar en paz, no podía dejar una tarea sin resolver.
-Te lo juro, es como si las ecuaciones del cabrón del maestro quisieran explotarme la cabeza -añadió con una expresión seria y enojada, un suspiro salió entre sus labios fruncidos.Ocupado como estaba no notó como la mano de Roier subió de su cintura metiéndose a su camisa, el roce de Roier despertó un ligero placer que comienza a curvarse por su vientre.
Sebastián, en tanto, se mantenía quieto en la silla, sus manos ardiendo tocando sutilmente el dulce cuerpo de su hermanastro, sus nudillos retorciéndose de los músculos de su mano. Con cada segundo de frustración, su pene en su ropa interior empezaba a levantarse, el cuerpo de Quackity sobre el tan cerca y tentador como el pecado mismo.
El mayor, con un movimiento ligero hacia atrás, acercó su rostro al del contrario, los labios de Roier presionaron ligeramente contra los de Alexis, las respiraciones profundizando en un entorno lleno de deseo. Los brazos del menor se colgaron alrededor de la cintura de su hermano, presionándolo contra su cuerpo.
Su lengua se introdujo débilmente en la boca de Alexis, que aceptaba con un movimiento lento pero firme, los ojos cerrándose ante la lujuria que consumía su mente. Los dedos de Roier empezaron a hurgar en su camiseta, mordiendo el labio inferior de Quackity.
Roier, con un movimiento, puso la mano del mayor en su propia erección, aún envuelto en su ropa, un jadeo salió de los pomposos labios de Alexis. Separando sus bocas por la falta de aire, un hilo de saliva entre sus labios era lo que los unía, Roier miraba al chico que tenía encima, todo un deleite para el. Empezó a besar el hombro del azabache, mientras el otro se levantó solo un poco para poder desabrochar los pantalones del menor y bajar sus boxers para tomar con su mano la polla de su hermanastro, acariciándola de abajo hacia arriba, al principio iba con lentitud pocos fueron los segundos para que empezara a ir más rápido, un gruñido salió de la garganta del castaño, tenía el ceño fruncido disfrutando del placer que le daba la pequeña y suave mano de Alexis.
