Capítulo Único

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Dedicado a MÍ, me estoy proyectando

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Cockwarming

Eso es todo, siento que esto está por sin ningún lado pero ni modo, viva el sexo bye






[★]







Oscar siempre tuvo un sentido de justicia bastante fuerte, aún con su naturaleza callada, nunca se detuvo al actuar para defender lo que él consideraba correcto. Le gustaba eso, resolver problemas, defender a quien lo necesitara, entender y ver cómo la mente de la gente era capaz de rebuscar hasta en los más minimos detalles de información con tal de proteger su perspectiva, tanto que desde temprana edad se encontró formando parte del equipo de debate académico.

Su madre lo ayudó a dirigir su camino hacia derecho y leyes, y ahora se encontraba ahí, a punto de graduarse de la escuela de derecho con calificaciones casi perfectas y ya muchas recomendaciones de profesores que reconocían su talento y querían verlo triunfar como abogado. Pero claro que no fue fácil, le tomó a Oscar años de sangre, sudor y lágrimas llegar a dónde está y lograr lo que ha logrado, y no lo logró solo, la dedicatoria en su tesis contaba con el nombre de algunos profesores, de unos cuantos amigos, de su familia, y de alguien muy especial.

Había conocido a Sergio gracias a su profesor Vettel, ambos mayores habían sido compañeros, se volvieron amigos y eventualmente colegas de trabajo y formaron su propio buró, en el cual Oscar tuvo la oportunidad de atender y asistir casos, obtuvo una gran cantidad de experiencia observando. Ni siquiera se dio cuenta en qué momento, Sergio y él se habían vuelto cercanos, al punto donde el mexicano incluso llegaba a recogerlo de la universidad, a veces lo llevaba a su casa, en más de una ocasión llegaron a cenar juntos en el despacho, cuando la noche rozaba la madrugada y no se daban cuenta que el tiempo se les iba entre charlas y trabajo. Al principio, el australiano estaba determinado en mantener todo profesional, aún cuando su corazón revoloteaba al más mínimo roce con la piel bronceada del mexicano. Era una tortura, realmente, sobre todo porque Checo no parecía darse cuenta de lo constante que tocaba a otra gente, nada inapropiado por supuesto, solo toques caduales, una mano en el hombro, una palmada sobre la cabeza, (la ligera presión de la punta de sus dedos sobre el esternón cuando Oscar se ponía terco sobre algo de lo que no tenía razón), cosas así, y cuando se lo comentó a Sebastian, el alemán se rió, negó con la cabeza y le dijo "esperaba que te hubieras dado cuenta para este punto."
Claro que eso lo confundió un montón, la cabeza le daba vueltas intentando averiguar exactamente a qué se refería Sebastian, tuvo que esforzarse en encontrar aquello de lo que tenía que darse cuenta, y cuando lo hizo, fue como si el mundo se le hubiera volteado de cabeza.

Checo no tocaba así a la gente, Checo lo tocaba así a él.

Oscar no pudo detener su joven mente de ilusionarse con la posibilidad de tener una oportunidad con el hombre mexicano, para ese momento su crush sobre él ya había pasado desde hace un montón el punto de retorno.
Tenía una oportunidad, y no planeaba desaprovecharla.

Fue una noche, cuando Checo le había dado un aventón hasta la casa que rentaba con su mejor amigo, que Oscar decidió arriesgarlo todo.

— ¿Quieres pasar? — ofreció, una mano en la manija de la puerta del elegante auto de Sergio, la otra nerviosamente cerrada en un puño sobre su pierna. — Mi roomie no está esta noche... — agregó, con sus mejillas ligeramente enrojecidas.

Hazme olvidar mi nombre | 1181 OSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora