Un exigente sensual <•YouTube x Pornhub•> [°Appshumans°]

Episodio 5 Parte 1 Un hacker del sexo

Pensar, pensar, pensar y pensar...era lo único que hacía Pornhub desde que YouTube dijo algo extraño que lo dejó confundido y pensativo "Porque viéndote fijamente...presiento que también sufres por algo desconocido que no querrías decirle a nadie...", ¿qué quiso decir con eso? ¿a qué se refería?. Él mismo se conocía perfectamente y sabía que jamás le ocurrió algo que no estuviera relacionado con lo sexual. Si se trataba de un caso sentimental, sería un problema, ya que a diferencia de cualquier empresa en el mundo, las pornográficas son las únicas que no tienen permitido sentir sentimientos, ni siquiera por alguien "¡Somos compañías de entretenimiento sexual! ¡los sentimientos no sirven! ¡sólo arruinan la esencia!", fueron las palabras que su jefa mencionó una vez en las primeras reuniones, sonaba como una regla absurda y nunca entendió porqué lo era, será que...¿aquella respuesta de YouTube tuvo algo que ver? ¿pero cómo? él no puede predecir el futuro, si entonces fue un presentimiento...significa que nada malo podría ocurrir si no lo pensaba demasiado, ese era el pensamiento e idea de Pornhub luego de pensar miles de cosas dudosas "Eso es, supongo que después de todo, nada mala pasará si dejo de decirme tonterías, pff, que obvio...".

La página nopor dejó sus pensamientos de lado, saliendo de su oficina y yendo mejor a contemplar la vista de hermosuras como YouTube. Terco y perfecto, eran las descripciones de la app. Sabía que no se rendiría fácilmente ante él y por eso seguiría probando cualquier método para hacerlo suyo, sólo tenía que idear algo ingenioso para que el menor no se diera cuenta de su azaña
—¡Necesito que me ayudes!—
—¡Ni lo sueñes!—
Pornhub había ido a acudir a Rule 34 para que juntos puedan colaborar hasta que el plan salga perfecto, sin embargo éste se negó
—¡No lo haré, Hub! comprendo tu inquietud y también tus fetiches, pero hackear una aplicación ya es demasiado, ¿cómo pretendes hacerlo si ni siquiera eres hacker?—
—La verdad es que no lo sé. Si no vas a ayudarme, al menos dime si conoces una app o página ideal para hackear—
Rule 34 si tenía conocimientos sobre lo que buscaba su amigo, sin embargo temía a decirle por preocupación, ya que Google u otros presidentes podrían enterarse y meterse en serios conflictos. Intentando despreocuparse, fue valiente y atrevido con su respuesta, arriesgándose a hablarle sobre una conocida página astuta que ayudaría
—Agh, bien...puedo recomendarte uno, pero te advierto que no me haré cargo si algo malo te sucede a ti o a YouTube—
El de vestimenta poco colorida y anaranjada se alegró tanto que abrazó a su amigo. Una cosa que jamás había hecho
—¡Gracias, gracias! ¡juro no causar problemas!—
—Mmm, está bien pero...Pornhub, ¿qué es esta acción qué estás haciendóme?— dijo confundido. Pues nunca había recibido un abrazo y menos sabía que era, incluso la estrella porno no sabía que estaba haciendo
—Eh, no tengo idea. Discúlpame, ya te suelto— lo dejó libre al instante. Quedándose en una escena media incómoda, aunque Rule 34 cambió de tema cuando volvió a mencionar el hacker
—Como sea. Ten esto, es una tarjeta que tiene escrita una dirección secreta hacia las páginas peligrosas. Cuídate, también hay piratas además de hackers, o incluso cosas peores. Este tipo de redes pueden diambular cerca de callejones oscuros—
—Te lo agradezco. No te preocupes, dudo mucho que me hagan daño porque soy una página como ellos; siendo una aplicación o una empresa distintiva seguramente me matarían— dijo Pornhub guardando la tarjeta en uno de sus bolsillos delanteros del traje
—Ajá, y más que nada...ten cuidado con...la Deep Web— le susurró al final. Ese nombre le había generado escalofríos a ambos, tanto así que el ambiente se sentía terrorífico por sentirlo "cerca" como si fuera un fantasma
—Mmh...ok. Mejor, ya me voy antes de que algo malo pueda pasarme...— aclaró la página despidiéndose de excusa para huir rápidamente. No podía evitar sentirse perseguido por ese psicópata de sombrero.

Por otro lado, YouTube reparaba sus complicaciones. Estaba feliz de que los mensajes quejumbrosos se acabarán; lo bueno y malo de las compañías pornográficas es que invaden contenidos una vez al mes, molesto y victorioso a la vez de saber. La aplicación llevaba en sus manos una caja con diferentes carpetas personales dentro, allí contenían papeles importantes con información privada de los usuarios que ingresaban a su plataforma. No quería que ninguno invadiera estos datos, si llegaba a perderlos sería una perdición, debido a que podría perjudicarlos en posibles estafas o hackeos imperdonables. En esas carpetas con archivos también se encontraban las contraseñas de cada cuenta ingresada y temía en extraviarlos injustamente.