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"La historia comienza cuando dos personas que ni soñaban con conocerse, terminan encontrándose. En el instante menos esperado, pero en el momento indicado"

—Que bonito —dijo cierto castaño caminando hacia la biblioteca en busca de algunos mapas que su profesor le había encargado buscar. Su escuela era una mierda. Pero no una mierda como institución o en infraestructura —que era de muy baja calidad, e incluso tenías que llevar tu propio papel de baño y tenías que cuidar muy bien tus pertenencias y comida o te quedabas sin nada— sino por los alumnos y profesores que hacían de la experiencia escolar un martirio.

Al menos para algunas personas.
Y él era una de esas personas.

Primer día y ya era de nuevo la mula de la clase. Si no fuera un pedido directo del profesor se habría negado.

Todos los días aparecía una frase a cualquier hora del día en su pantalla de inicio. Su primo había instalado una aplicación para hacer que éstas aparezcan cada día, para al menos lograr hacer que una sonrisa adornara su rostro, ya que eso casi nunca ocurría.

Él lo agradecía, pero las disfrutaría más si pudiera sentirse identificado o relacionado con todas esas frases de amor, amor que era nulo en su vida. No puedes disfrutar por completo una canción cuando el ritmo es bueno, pero la letra es desagradable.

Guardó su teléfono y continuó su camino, deteniéndose al ver a un chico parado frente a la cartelera de la escuela, dónde habían papeles pegados por todos lados, y un mapa del edificio en medio. El chico parecía perdido, trazando las líneas de colores que indicaban los caminos con sus dedos. Lo escuchó suspirar exasperado y decidió acercarse para ver si necesitaba ayuda.

—¿Necesitas ayuda? —preguntó parándose a su lado, mirándolo con ojos curiosos .El chico volteó a verlo; su cabello largo hasta la altura de la nariz tapó levemente uno de sus ojos al mirarlo con la cabeza algo inclinada hacia atrás, sus grandes y expresivos ojos le hicieron sentir una corriente en todo su cuerpo al conectar sus miradas.

El chico se quedó unos segundos observándolo sin decir ni una palabra, la única acción que hizo en todo ese tiempo de miradas fue girar su cuerpo hasta quedar frente a frente. El castaño un poco avergonzado por su intensa mirada, y dándose cuenta de que ya habían pasado mucho tiempo en silencio le obligó a preguntar una vez más.

—Disculpa, es que te vi y parecías algo perdido —dijo apartando la mirada por primera vez.
—Okey, lo admito, si estoy perdido —dijo con una sonrisa tímida, pero a la vez despreocupada. No pudo evitar reír ante el tono y las palabras que había usado de primeras, le hicieron sentir que era una de esas personas que siempre andaban positivas, con poca vergüenza y que vivía rodeada de muchos amigos debido a su personalidad amigable.

—¿Estás buscando un lugar en específico? —preguntó mirando el mapa al no atreverse a volver a verlo a los ojos y quedar hipnotizado.
—La oficina del director —respondió sin despegar la vista de él chico frente a él—. Inscribirme el primer día es una costumbre que me niego a romper." Bienvenido a la mejor escuela del condado" pensó con sarcasmo.

—No creo que sea tan malo, mejor tarde que nunca, dicen —respondió con la vista fija en la carpeta que llevaba en su mano derecha, la cual tenía tatuajes en todos lados.
—Arruinaste mi pensamiento de chico malo —dijo con dolor muy fingido, llevando su mano libre a su pecho.

—Lo siento, lo siento —se disculpó riéndose y llevando una mano a su boca para tapar su sonrisa. No le gustaba que las personas vieran sus expresiones, un bajo autoestima y desagrado por la mayoría dela gente le hizo tener esa manía.—Te agradecería mucho si fueras tan amable en llevarme allá —pidió llevando su mano libre al bolsillo de su pantalón.

—Claro, vamos por aquí —dijo apuntando detrás suyo —. Podemos ir por ambos lados, pero la biblioteca me queda de camino —explicó. No quería perder tiempo en ir a lo suyo o tendría que escuchar el reproche del profesor el primer día.

—Como tu quieras —sonrío y comenzó a seguirlo. El castaño pensó en lo bonita que era su sonrisa. Bueno, el chico era completamente bonito, era adorable cuando sonreía y parecía ser una buena persona. Se preguntó si era correcto comenzar a hablarle o permanecer en silencio hasta llegar a donde el director y despedirse sin más. La respuesta se contestó sola cuando escuchó al contrario hablar. "Habrá que disfrutar de su compañía antes de que una a alguno de los grupitos tan odiosos" pensó con algo de pena.

—¿Si hay kiosko aquí o debo de traer mi propia comida? —preguntó el chico de pelo largo observando las paredes.

—Si lo hay, pero sinceramente te recomiendo no comer nada de ahí, o al menos ten cuidado y revisa la fecha de vencimiento de todo —dijo con mala cara al recordar cuando compro un paquete de papas y éstas estaban verdes e incluso alguna negras, y la chica no quiso devolverle su dinero.

—Supongo que moriré de hambre —bufó con un puchero en sus labios que Taehyung no pudo evitar ver al volver su mirada hacia él.
—Puede que tengas suerte y alguien te de algo de lo suyo...si les agradas...—¿Tu tienes un poco para ofrecerme? —preguntó con una sonrisa coqueta, que Taehyung trató de normal pensar e ilusionarse. Era un gran error ilusionarte el primer día y él lo sabía a la perfección. —Aquí es —dijo apartando la mirada de la suya y posándola sobre la puerta que estaba buscando—. Adiós. Suerte encontrar comida.

Avanzó unos pasos más camino a su destino original. Había sido agradable pasar esos minutos junto a él chico desconocido, pero sabía que aquí terminaba todo. No era la primera vez que ayudaba a alguien el primer día, solo para que al segundo esa persona comenzara a molestarlo luego de ir por el camino fácil; hacerse amigo de los brabucones del lugar para no tener que ser la victima.

Camino por el cual el jamás iría, ni aunque tuviera que soportar palizas y horas de hambre. Entre ser o no ser, él era. Se detuvo al sentir un tirón en su mano, volteó a que era lo que le impedía seguir caminando, sorprendiéndose al ver que aquel lindo chico sostenía su mano en un intento por detenerlo.

—Antes de que te vayas, ¿cómo te llamas? —preguntó con una mirada que él castaño no pudo descifrar, pero que le hacía sentirse feliz junto con el interés en sus palabras. Dudó recordando cosas de las cuales no quería hacerlo. Iba a negarse, pero algo en la mirada del otro le trasmitía seguridad. No se sentía mal el querer confiar.

—Taehyung...—Taehyung —repitió regalándole una sonrisa adorable a ojos del castaño. Hasta parecía un niño si solo veías su rostro y no su cuerpo y tatuajes. Quitó su mano rápido sin querer que parezca brusco y comenzó a caminar a paso rápido hasta la biblioteca. Quiso ignorar los fuertes latidos en su corazón luego de ver semejante belleza sonreírle a él de esa forma. Era inevitable, cualquiera se hubiese puesto rojo al verlo de lejos solamente.

" Normal, nos pasa siempre que vemos a alguien atractivo"trató de convencerse de que no era algo especial, y solo era una reacción más del cuerpo humano. La mirada de aquél chico nuevo cambió por completo cuando el castaño estuvo fuera de su campo visual. Su sonrisa pasó de ser una tierna a una media sonrisa algo tétrica, a la vez que sus ojos se entrecerraban observando el lugar por dónde de había ido aquel amable y lindo chico.

—Taehyung... —repitió. Soltó una risa corta, pasó su lengua por sus labios y se giró para tocar la puerta frente a él.

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Dangerously beautiful  KookvDonde viven las historias. Descúbrelo ahora