Capítulo 22: Un vínculo que se ha roto

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Advertencia ⚠️ este capítulo no es apto para menores de 21 años, contiene escenas explícitas de sexo, erotismo y hasta escenas pornografícas como contenido sensible para el lector se recomiendan leer bajo su propio riesgo, todo aquí es ficción no lo intente en su caso.

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—No, no seré tu Omega, soy un Alfa, tu Alfa. Tú eres un Omega, ¡mi Omega, mio!

Él se sentó en el borde de la cama para mirarme con aquel semblante desafiante soltando sus feromonas para luego levantar la voz : ¡Yo no soy un Omega! Ismael lo era. Yo soy un Alfa, tu Alfa. –Imitaba mis gestos, mis muecas, repetía todo lo que yo decía como si fuese un niño pequeño.
—¡No soy tu Omega, soy un Alfa! ¡Tú eres mi Omega, no yo! —Señalándolo para ver si entendía, pero él solo repetía lo que yo hiciese o dijese para terminar colmando mi paciencia con su jueguito. Por lo que simplemente me dispuse a ignorarlo mientras él seguía insistiendo con esa tontería. —¡Vamos Santiago es una gran idea!, ¡ganamos ambos! Tú eres un impuro, nadie sospecharía que eres un Alfa. Seriamos feliz ambos, yo sería feliz sin buscar a un Omega y tú logrando lo que tanto querías; ¡Que yo te ame! dime ¿aceptas, Santiago? —Yo estaba por leer un libro, despejar mi mente, pero sin duda no podía, me pare frente a él, saque mis feromonas para alzar la voz —Soy un Alfa dominante. ¿Un impuro? Sí, pero un Alfa dominante al fin. Es imposible que la gente piense que soy un Omega. Dime, ¿Acaso me vez qué me parezco un Omega? –Queria hacerle ver qué lo que decía era un tontería, pero en un instante su mano fue directo a mis glúteos para luego apretarlo —Con este par que te cargas, ni lo van a dudar. —Para luego nalgearme, todo fue un cámara lenta su mano azotandome el trasero, y mi rostro quedando impactado ante tal hecho para quitarle la mano de allí, enseguida —No, vuelvas a hacer eso en tu vida.  —retirandome de allí al cuarto para dejarlo solo, escuchando que me llamaba —No es para tanto Santiago, óyeme. Santiago, escúchame. Me pase, pero no fue a propósito no pensé que te pondrías a si, solo… —Me gire solo para mostrarle mi rostro descompuesto en lágrimas,  él jamás me habia visto llorar, era la primera vez. —Lo se, Ismael, se que no lo hiciste a propósito en otras circunstancias quizás hasta me hubiese reído por tu atrevimiento, pero no he podido superarlo. No he superado lo de aquel día. No lo he logrado. Perdón Ismael, por haberte dicho que eres patético, al fin al cabo yo también lo soy —Dejándolo solo para irme a llorar en soledad.
Ese día me dejó tranquilo hasta la noche, al parecer tanto tiempo sin intimar tuvo su costo, a la noche podía oír como se acercaba para acostarse a lado mío y susurrarme en el oído: Ismael, está caliente —ronroñando como si fuese un gatito — girandome para luego ponerseme encima y mirarme fijo a los ojos —Isaac, también está caliente ¡grrr! —Relamiendose los labios, como si estuviese en un transe, su piel ardiendo y su rostro rojo del mismo calor.
—Ismael no me siento bien, preferiría no hacerlo tu recién te estás despertando de un coma — Estaba sorprendido era la primera vez que lo veía así te predispuesto y ardiente siempre la mayoría de veces era frío, y jamás tenía la iniciativa, pero ahora estaba arriba mío haciendo movimientos pecaminosos sobre mí pelvis, tratando de conseguir por lo que vino, pero no lograba yo no me sentía en condiciones de hacer nada, de repente un descuido sus feromonas se volvieron embriagadoras mí piel reaccióno y cedí ante él, entre en un transe acalorado quizás ese era el famoso celo. No lo sé,  pero solo recuerdo su voz decirme —Se como puedo lograr que me cumplas. —Me había contagiado la calentura así que acepte, todo iba bien el me estaba estimulando con su boca algo que nunca antes había hecho, era placentero, hasta que en un descuido sentí aquello. —¡Ismael! ¿Qué hicist ahhhh continúa... — Podía sentir su dedo allí dentro mío, moviendo de forma suave y placentera, quería que lo quitará pero al mismo tiempo no.
Aquella situación me hacía sentír cosas extrañas, me faltaba el aire, no podía ni pensar bien mí corazón se aceleraba, la temperatura subía debía jadear mientras la saliva me corría por la boca.
Estaba en un éxtasis total, mis ojos lloraban mientras los gemidos salían sin mí permiso.
Estaba plañiendo, pero de placer ante tal acto que mí Omega hacía con su boca y sus dedos.
Llegué al punto máximo, ya no era consiente de lo que decía y perdí toda lucidez por un par de minutos.
No supe cuánto paso, si 10 minutos o si fue media hora.
Pero al recuperar mí lucidez, había algo raro.
El me besaba mezclando sus salivas con las mías para luego lamber mí cuello  pero porqué mí pierna estaba en su hombro, porque la otra estaba estaba casi a la altura de mí rostro para luego aquel movimientos hacerme dar cuenta de la situación. Eso ya no era un dedo, eso era otra cosa. Quería decir algo, pero el placer era tanto que solo puede clavarle las uñas en su espalda mientras me hacía suyo, fue entonces que aquella mordida en mí cuello me hizo reaccionar.
¿mordida? Intenté quitarlo, pero no podía estábamos como atascado, fue que me di cuenta de la situación, y entre en panico  —Ismael, ¿Qué hiciste? ¿Cómo me vas ha anudar y encima morderme? Soy tu Alfa, me arruinaste la vida, si alguien me ve la mordida seré marginado.
—Ismael no te marco, fue yo Isaac para mostrarles que tú eres mi Omega.
Nunca en mí vida, jamás le pegue a mí Omega, jamás pero ese dia, ya me estreso demasiado.
Yo estaba sorteando unos golpes, y el tenía todo los boletos.
—Yo no soy un Omega, metetelo en la cabeza. Vamos a ir presos por tu capricho. —Dandole aquella bofetada para que reaccionara.
—Me pegaste, ahora veráz — Desquitandose, aumentando la velocidad de sus movimientos y proceder a nalgearme de “castigo” para luego sentir aquel líquido salir de el, pero lo peor fue sentir como yo empeze a largar aquello que nos dejo helado.
—Santiago, estás lubricando entonces si eres un Omega.

—No, no lo soy.

—Entonces como explicas esto.

—La desgracia de ser un impuro.

Continuara…

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