La Hacienda - Jiminjeong

3

Justo cuando el sol empezaba a asomarse por el horizonte, Minjeong fue sacudida por una pesadilla. En el sueño, el sol estaba a punto de chocar con la Tierra, y el calor abrasador la estaba matando. De repente, un sonido estridente la despertó. Era la alarma de Jaehyun, una canción horriblemente escandalosa. La pesadilla no era del todo falsa; el cuerpo de Jaehyun la abrazaba con fuerza, transmitiendo un calor insoportable en pleno junio, al inicio del verano.

Intentó zafarse sin despertarlo, pero Jaehyun la abrazaba como un koala a su bambú. Finalmente, no tuvo más remedio que sacudirlo suavemente hasta que despertó.

—Me levantaré si me das un beso de buenos días —dijo Jaehyun en un tono juguetón.

Minjeong, ya acostumbrada a este ritual, sabía que si no lo hacía, él tardaría mucho en levantarse. Se volteó para darle un beso, pero justo cuando sus labios iban a encontrarse, el teléfono de Jaehyun sonó con el tono específico de llamadas urgentes. Como si Minjeong no existiera, Jaehyun se levantó rápidamente a contestar el teléfono.

Aprovechando la distracción, Minjeong se levantó y se metió a la ducha. No podía empezar su día sin antes darse un baño. Desde fuera del baño, Jaehyun le gritó que tenía que irse por una urgencia en la empresa. Minjeong sonrió levemente, disfrutando de la idea de tener la mañana para ella sola.

Al salir de la ducha, Minjeong se vistió con un top blanco y unos shorts de mezclilla. Bajó a la cocina decidida a prepararse un desayuno saludable: una ensalada y un plato de frutas. Con su comida lista, salió al patio trasero de la casa principal y se sentó en una mesa redonda con carpa, disfrutando de la vista de los alrededores.

El sonido de unas tijeras la distrajo. Miró a su alrededor y vio a Jimin, que vestía una gorra, un top tank negro, unos shorts verdes y unas botas de trabajo. Minjeong no pudo evitar observarla durante un buen rato, la piel de la chica brillaba por los rayos del sol y Minjeong sentía el impulso de ir y poner bloqueador en la piel lechosa de aquella chica, el ver cómo los músculos de sus brazos resaltaban cada que cerraba más tijeras distrajeron completamente a la rubia de su desayuno.

Al parecer, Jimin notó su mirada, porque volteó y, al hacerlo, Minjeong se dio cuenta de que llevaba gafas de sol. Al sentir que su rostro se calentaba, Minjeong apartó rápidamente la mirada.

Jimin dejó lo que estaba haciendo y se acercó a la rubia, quien estaba a punto de llevarse una fresa a la boca. Debido a los nervios, aquel pedazo de fruta resbaló de su tenedor apenas tocó sus labios, cayendo en su regazo. Jimin se rió suavemente por el incidente, haciendo sonrojar aún más a Minjeong.

—Quiero disculparme por lo de ayer, señorita. No tenía idea de quién era usted. Fui muy irrespetuosa con mi cercanía. No volverá a suceder. Cualquier cosa que necesite, estoy a sus órdenes. Soy Yu Jimin, ayudante de jardinería, cuando me necesite, puede encontrarme entre los jardines y áreas verdes—dijo Jimin, inclinándose ligeramente en señal de respeto.

Minjeong se sintió como una adolescente frente a la persona más interesante de la escuela. Intentó pensar en algo que decir, pero lo único que salió de su boca fue una invitación a desayunar.

—¿Te gustaría desayunar conmigo?, así aceptaré tú disculpa—dijo Minjeong, y se dio un golpe mental al darse cuenta de lo que acababa de hacer.

Jimin sonrió y aceptó la invitación, sentándose frente a Minjeong. Minjeong le trajo un plato de frutas y ensalada, y aunque no estaba segura si era por el sol de junio, juraría que Jimin tenía un leve sonrojo en su rostro. Ambas comenzaron a charlar mientras compartían el desayuno.

—Por favor, no me llames señorita. Llámame Minjeong —pidió Minjeong, con una tímida sonrisa.

Jimin se detuvo un momento, mirándola fijamente antes de sonreír con suavidad.