𝐏𝐑𝐎𝐋𝐎𝐆𝐎

180 21 0
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.











LA VIDA DE VALERIA GILBERT no era para nada normal

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

LA VIDA DE VALERIA GILBERT no era para nada normal. Su hermana adoptiva era un ser sobrenatural, sus mejores amigos eran vampiros; brujas y hombres lobos. Y ella... Ella formaba parte de esos seres sobrenaturales al ser convertida por Katherine Pierce a la corta edad de quince años. No le disgustaba del todo su nueva naturaleza. Solo le disgustaba el hecho de tener que matar animales para poder sobrevivir. No podía consumir de la vena por su poco autocontrol, tampoco de bolsas por la misma razón.

Tal vez, la segunda cosa que le disgustaba era el no poder tener su vida deseada.

Casarse con un hombre; que la amase cada minuto de cada día y noche. Tener hijos; su más grande sueño era tener dos mellizos, dos varoncitos. Hermosos y adorables. Tener una casa en alguna parte del mundo, alejada de las grandes ciudades, donde solo existan su esposo, hijos y ella. Solo su familia.

Lastima que al ser vampiro. Nunca llegaría a tener a sus tan amados hijos. Un esposo que la ame para la eternidad tal vez. Pero hijos... Nunca.

Su vida en Mystic Falls; ya era algo que no quería seguir teniendo. Siempre estando en problemas y detrás de su hermana mayor Elena. Tal vez el ser vampiro no era algo de lo más normal. Pero el tener que vivir día y noche con problemas que ni siquiera eran suyos. Simplemente no era algo que realmente le importara. Quisa esa fue la razón por el cual se alejo del pueblo, de sus amigos y su familia.

No era legalmente mayor de edad, pero la compulsión hacía su trabajo.

Con siguió una pequeña casa con ayuda de Damon Salvatore: Un auto demasiado llamativo, el dinero no era algo que le preocupo del todo. Él mayor de los Salvatore se encargo de comprar muebles, ropa, comida humana y cuatro neveras repletas de sangre animal que un futuro seria sustituida por sangre humana en cuanto se acabase.

— Damon... Gracias — de sus labios salió aquel verdadero agradecimiento. Si bien años antes ubo una pasión sexual entre ellos, ahora simplemente eran como hermanos. Irónico, sabiendo que cada uno sabia hasta el más mínimo lunar del otro.

— Muñeca, no hay nada del que agradecer. — el mayor cómodo sin ningún problema el enorme sillón en una de las esquinas de la sala, ya luego ella decoraría a su gusto. — Tu eres prácticamente la única que ha sentado cabeza. Caro, solo se la vive en su mismo bucle, Elena, bueno ella sigue con el mismo monologo interno de jugar con los Salvatore como Kate, Bombón, ella realmente me da lastima... No le digas que fije eso.

— Mi hermano juega al inocente creyendo que así olvidara su época de rebeldía, yo sigo tratando con el enamoramiento hacía Katherine y tu. Tu tratas de seguir con tu vida. — las risas nasales de ambos les causo gracia. — Bueno, tu problema será un poquito más peor que el nuestro.

Tenia razón, su vida inmortal seria más miserable que la de él, su hermano o incluso la de Caroline.

— Ni me lo recuerdes. Tener quince años para toda una eternidad es bueno y malo. Uno, tendré un cuerpo sexy para toda la vida, dos, tendré la cara de niña para toda la vida, tres, todos mis sueños se van a la mierda. — Cada que en numeraba algo, su voz empezaba a quebrarse aun más. Damon, tubo lastima de ella. La vida como vampiro era miserable, y lo seria un más sabiendo que tenias mucho que experimentar.

Un corazón roto. Borracheras donde terminabas diciendo — ups, me equivoque de cuarto —. Un embarazo adolescente que realmente era mentira al no realizar la prueba casera bien. Él y su hermano lograron gozar de aquellas cosas, ella no. Y jamás tendría esa oportunidad.

— Ve el lado bueno. Serás sexy y rica por toda la vida. Bueno las primeras décadas son las peores, de ahí en adelante te acostumbras. — en una manera de a ser mostrar el alma divertida de la platinada, el pelinegro sacudió su cuerpo con fuerza.

— Que motivador eh.

La tarde paso entre risas y juegos de ambos, ignorando completamente el constante sonido de sus celulares, ignorando que era vampiros, ignorando los problemas que ambos tenían. Dejando que solo sean era un par de amigos-amantes con un humor cuestionable.

Al amanecer del siguiente día, en vampiro había regresado a Mystic Falls, dejando a la peliblanca en Nueva York. Con la promesa de no decir nada de su paradero.

La peliblanca, apago su antiguo celular y lo metió en su bolso, luego lo metería en algún cajón de la cocina o tal vez del baño. Tomando un nuevo cambio de ropa a una más cómoda, la chica empezó a barrer y limpiar cada cuarto del la enorme casa. Seria un día largo.

Pero por lo menos, se alejaría de los problemas... A quien engañaba en realidad. Siempre fue de alma fiestera, así que en Nueva York, las fiestas iban hacer muy comunes en su día a día.

No iría al la escuela, no hasta estar segura de querer empezar de cero su vida. Lo haría cuando realmente se sintiera segura. Cuando dejara de tener esa pequeña inseguridad de aparentar quince años. Antes no la tenía al tener apaga su humanidad, pero al recuperarla la realidad la golpeo realmente fuerte.

> Esa perra si que tenia buena mano.

𝐋𝐎𝐕𝐄 𝐌𝐄; john wickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora