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Mateo

Me encontraba en el backstage preparándome para salir al show, hoy tocaba fecha en Miami, vengo un poco cansado de los últimos shows, pero no es para tanto.

–– ¿Qué es esto, Mateo? – preguntó disgustado mi padre.

Me paso su celular y ahora ambos teniamos cara de disgusto.

Mi ex, Malú Trevejo subió historias arreglándose para un show. Ambos estamos en Miami, lo que hizo enfurecer a mis fans y aumentar la suposiciones.

–– Está enferma esa mina. – pase mis manos con preocupación sobre mi cara.

–– ¿Que vas a hacer? – dijo y me encogí de hombros.

–– Si pagó su entrada es bienvenida, mejor para nosotros. – respondí con una risita sarcástica.

–– La que se te va a armar si Gina se entera. – dijo un poco preocupado y al escuchar el nombre de la rubia palidecí.

–– Mateo, en cinco salís. – me avisaron y asentí.

–– No la voy a echar, pa. – sabia que el pensaba en eso. – No puedo hacerlo.

–– Mateo.

–– No, no, se va a ir todo a la mierda. – el rodó los ojos y yo cruce mis brazos.

Me hicieron seña y al poner mi vista en el VIP me lleve muchas sorpresas.

Gina bastante cerca al escenario, Malú discutiendo con un seguridad y alguien que me llamo la atención.

Hace unos meses que no sabia nada de ella.

Dos personas a la derecha de Gina estaba Eva.

Chocamos miradas y sus ojos transmitían decepción, lo cuál me hizo un pequeño nudo en la garganta, que en un show es lo peor que puede pasar.

Cada vez que la miraba estaba igual, cruzada de brazos y mirándome fijo. Se llevó toda mi atención en el show.

A la media hora subí a un chico al escenario y le di la opción de subir a quien él quisiera.

–– La morochita de allá. – señalo a Eva.

Ella abrió los ojos fuertemente y Gina me retó con la mirada.

La rubia no estaba al tanto de la situación, en cambio, Trevejo si. Si la subia las redes iban a estallar, y si no, también.

–– ¿Seguro? – le susurré al oido un poco nervioso y me miró confundido.

–– Si, ¿Por?

–– No, nada. – le hice seña al de seguridad e invitó a Eva a subir, ella no se negó.

Me dio un incómodo abrazo fingiendo ser una fan más. Pero eso no iba a pasar por alto, si ya todos sabían de ella.

Canté "Como Antes" y cuando iba a empezar la próxima canción los chicos se tenían que bajar. Ambos me abrazaron y Eva me susurro algo que no logré entender en un abrazo antes de irse.

El show siguió y la mirada incomoda de mis dos ex's también.

(...)

Luego de acabar el show me fui al camerino, estaba tomando agua en cuanto entró mi papá.

–– Traeme ya mismo a Eva, Gina que espere afuera.

–– ¿Sos idiota?– dijo sin poder creer lo que salia de mi boca.

Yo lo miré confundido.

–– No dije nada. – dijo y se fue.

Pasaron cinco minutos y la vi entrar, seguía cruzada de brazos e inspecciono un poco el lugar en su misma posición.

–– ¿Qué querés? – preguntó con cara de mala y yo solté una risita.

–– Que te haces la mala vos. – bromee pero a ella pareció no darle gracia. – ¿Qué haces acá? Si es obvio que no me querés ver. – ella bufó.

–– No vivo de a gratis, no soy como vos que te subis a un escenario y ya tenes plata para todo un año. – yo alcé una ceja. – En mi poco tiempo libre soy niñera y los chicos a los que cuido te fanean bastante. Lastima que son los suficientemente inmaduros para no darse cuenta que como persona sos una mierda. – atacó fríamente manteniéndose en su posición.

Quedé en silencio, la situación se había vuelto más incómoda que antes.

–– Ah, por cierto, ¿Los invitas a tomarse una foto y que les firmes la remera a ambos? ¿O vas a fingir demencia y te vas a ir? – dijo rompiendo el silencio, esta vez con una sarcástica sonrisa en sus labios.

–– Hacelos pasar. – dije seguido a un largo suspiro.

Entraron dos chicos, rubiecitos y ojiazules, que por alguna extraña razón dominaban el castellano con nuestro característico acento.

Les firme la remera y les regale un par de stickers, nos tomamos una foto y los chicos salieron de la sala.

–– ¿Nada que decir? – preguntó desafiante.

–– ¿Podemos juntarnos a hablar más tranquilos?

–– Yo con vos no quiero nada, Mateo. – respondió y al decir mi nombre su voz se entrecorto un poco.

–– No estoy para discutir, tengo cosas más importantes que hacer que pelear con vos. Por instagram te hare llegar la dirección del lugar. – ella rodó los ojos y sin más, se fue.

Me sentía incómodo, la situación me revolvió el estomago.

Mi viejo tocó la puerta y entró un poco confundido al verme.

–– ¿Todo bien? – pregunto curioso.

–– No, pa. – pase mis manos por mi cara. – Traeme a Malú, es otra boluda más.

–– De eso me ocupe yo. ¿Te queres ir? Estás pálido. – preguntó preocupado. – Parece que viste un fantasma.

–– Vamos al hotel ya mismo, no me siento en condiciones de seguir un segundo más acá. – me levanté y tomé mis cosas.

𝟰𝟰𝟰; truenoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora