Prologo

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Dedos fríos, entumecidos, y temblorosos por el embriagador clima gélido que llenaba las calles de Seúl, y sin quedarse atrás mi cuerpo helado, inquieto, mientras esperaba en el asiento que llegara aquel café que pedí hace cinco minutos. Me encontraba en la cafetería que siempre visitaba, aquella cercana a la agencia, en la cual, trabaja como idol. Era la única que iba a saciar sus ganas de tomar café negro, una adicción que trataba de controlar con tantas ganas desde hace años, aun así, el olor de los granos molidos, hacen que vuelva a caer en el líquido amargo.

-Disculpe la demora...- Una mujer con cabellera castaña vestida como mesera, un delantal blanco, pantalones negros y una camisa de vestir de mangas largas, dejaba el café vertido en una taza elegante, adornada con rosas negras que jugaban con el blanco de la misma. Esta chica deja de hablar, deja un silencio en sus palabras, causando que suba la mirada para ver sus ojos, notando una expresión de total sorpresa.

La chica aprieta sus manos en el delantal, cierra sus ojos fuertemente, para bajar su cuerpo erguido como gesto de saludo, para después subirlo de vuelta con una expresión de timidez.

-Eres Jinsoul, de aquella banda idol, OEC- Dijo la chica con aspiración, mientras sacaba un papel de su bolsillo con un bolígrafo. Inmediatamente, me di cuenta que era una fan, lo cual no me desagrada el encuentro, simplemente me pareció muy inoportuno, ya que, desde que comencé en la industria no me considere una persona influyente como otros, por lo tanto, encontrarme a gente que quiera autógrafos míos, de cierta manera, me desconcierta.

Una pequeña sonrisa le brindó a la mujer, de modo que sostengo el papel, escribo la habitual firma, y se la entrego con un saludo cortés. Ella guarda el papel en su bolsillo, y con nervios aclara su voz, mientras sus ojos están inquietos.

-Te deseo suerte en tu nueva colaboración, Jinsoul y a todas. Gracias-.  Aquella chica se fue con una gran sonrisa, que adornaba su rostro con perlas blancas. De cierta manera, me sentí conmovida, un remolino apareció en mis adentros, no doloroso, sino encantador. Sin previo aviso, sonreí, y a la vez tomaba café hacia mis labios, saboreando el sabor amargo y ligeramente dulce de este líquido que calienta aquellos dedos entumecidos.

Pasaron algunos minutos, la taza de café vacía, con una pequeña gota de líquido que bordaba las esquinas. Al haber pagado la cuenta anteriormente, acomodo la silla, y me acomodé la chaqueta negra acolchada, la cual se había arrugado un poco. Volteo mi mirada hacia donde está la chica, la cual se encontraba ocupada con otros clientes del lugar. Bajo la mirada un poco, y sonrío, pensando en cómo un extraño puede aliviar los nervios.

Por esa simple razón, vine aquí, para aliviar ese miedo a lo desconocido, el cual lo propiciaba aquella mujer que colaboraría con OEC. Un repentino encuentro, que trato de no asimilar, y solamente intentar tragar con dureza a través de mi esófago, el cual no termina de caer a mi estómago para digerirlo.

"Quizás no será tan malo". Eso era lo que quería pensar con todas mis fuerzas al cruzar la calle. Hasta que al dar mi último paso, llegado a la esquina, la vi. Si el frío me estaba quemando, hiriendo por dentro y fuera, ver aquella cabellera rubia cenizo, con esa piel blanca y esos ojos marrones enigmáticos, generaron que mi cuerpo se enfriara totalmente en la esquina de la calle, justo enfrente de la entrada de la agencia, la cual, aquella mujer que paro mi respiración, se destinaba a cruzar las puertas giratorias.

Olvidó respirar, y me duele el pecho duramente, la ansiedad recorre mi cuerpo, causando que descanse en la pared desnuda de un local de comida, cercano a la agencia. Noto como un señor, me observa preocupado, antes que se acercara lo detengo al subir mi mano como una señal que nada sucedía. Trato de controlar desesperadamente mi pecho que sube y baja con tanta presión, inhaló y exhaló repetidas veces, hasta que una vibración de mi chaqueta se concentra en mis sentidos atormentados. Supongo que es una llamada entrante, torpemente, trato de sacar el teléfono, mis manos sudadas logran encontrarlo y con mis ojos un tanto nublados, veo el nombre que aparece en la pantalla, Kim Jungeun.

Contesto deslizando la pantalla con mi pulgar tembloroso, y llevo el teléfono a mi oreja derecha, aun con mi aliento pesado, con un dolor caótico en mi pecho. Sin poder hablar, escucho la voz delicada que sale hacia mis oídos.

-Soul, ¿Por qué tardas tanto?-. Jungeun suelta un pequeño suspiro, al escucharla siento como su poca paciencia parece drenarse, aun así, una bocanada de presión retuerce mi aliento, haciendo que contenga un gemido de dolor.

-Jinsoul, ¿Qué sucede?. ¿Me escuchas?-. Ella grita preocupada a través de la llamada, haciendo que agarre duramente el teléfono, no por miedo de hablar, sino de cómo explicar la causa principal. Ni yo misma sé si estoy alucinando por haber visto a aquella mujer, o si estaré segura de mis delirios. Sin embargo, intento gesticular.

-Jungeun, si te escucho...solo que no me siento bien-. Suelto con debilidad, un temblor en mis piernas, hacen que frene las demás palabras que quería decirle a Kim Jungeun.

-¿Dónde estás?-. Rápidamente habla Jungeun con aquella voz agitada, una que reconozco perfectamente. Sabía que haría ella, va a buscarme. No obstante, no puedo permitir que me vea así, cómo podría explicarle que me siento ahogada por capas haber visto a esa mujer que una vez la tuvo en sus brazos, qué fue de ella en todos los sentidos. Esa mujer que ahora me revolvía aquellos recuerdos.

-No vengas, Jungie, estaré bien...- Antes de poder continuar, ella me interrumpió abruptamente.

-No hables más, iré a buscarte, solo dime si estas cerca de la agencia-. Inhalo duramente, y respiro dolorosamente, mi pecho se quema por dentro, casi como si buscara matarme de asfixia. Sin embargo, la voz de preocupación, agitada y a la vez dulce, hace que mi autocontrol aparezca, causando que vuelva a hablar cayendo a las peticiones de Kim Jungeun.

-Afuera de la agencia ...en el puesto del Sr. Xia-. Termino de decir esas pequeñas palabras, y bajo mi teléfono, sin colgar. No aguanto más con la densidad, mi cuerpo cae al suelo, arrastrándose por la pared, simplemente mis piernas dejaron de sostenerse, haciendo que sintiera el suelo duro, tristemente helado y extremadamente húmedo para mi agrado, aunque para lo que sentía, no estaba mal sumergirse en él.

El humo que votaba mi boca al solo respirar contenidamente, hacía que mi respiración se regulara gradualmente, aun así volvía a estremecerse, cortándome el oxígeno de forma abrupta, generando que mis dedos subieran hacia mis rodillas.

"¿Si había superado esto, porque me siento nuevamente así?"

Acaso el destino quiso jugar las piezas otra vez, siendo la única en el tablero que debe de hacer su movimiento estratégico, con la finalidad de no perder y obtener la victoria. Sin embargo, aquella victoria era amarga, dolorosa que hería los huesos y te atormentaba entre sueños, ya que, el hecho de ganar el corazón de Kim Jungeun, era un premio que añoraba mi corazón, pero a la vez me sentía en mar de lágrimas ajenas, un océano compuesto por aquella chica, que quizás vi en este instante. Ella que se apoda con el nombre de:

Jeon Heejin, la misma mujer que era todo para Kim Jungeun, su antiguo amor.
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Durante las semanas anteriores, pensé en realizar una nuevo fanfic de Lipsoul, aunque quise agregar a Heejin, para darle un giro entretenido a la historia.

Es importante decir, que me inspire en el desarrollo de la historia en Wildflower de Billie Eilish. Está canción es perfecta para jugar con el drama, la angustia y el romance de una pareja, que aún recuerdos del pasado se interponen entre ellos.

Disfruten de este fanfic Heelipsoul, que para un fan del ship o de ARTMS o LOONA, se que les encantara.

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