Like Her |Heelipsoul|

Sus ojos en tu mente

Una mujer de tez blanca sale de las puertas giratorias del gran departamento del centro de Seúl, sus hilos dorados se mueven en sus hombros, causando que su cabellera se desordenara descaradamente. Su rostro cubierto de un ligero maquillaje y un pequeño sudor que bajaba por su cien. A ella no le importó tener que arruinar su apariencia, ya que su corazón agitado tenía que apaciguarse, y la única forma de hacerlo era llegar a tiempo al rescate de su querida Jeong Jinsoul.

Asimismo, Kim Jungeun con pasos torpes, y una garganta seca, mueve su mirada desesperadamente buscando a la azabache, pero no reconocía a ninguno de los transeúntes que fuera su Soul, Pensó por un momento y recordó la ubicación que le dijo Jinsoul. Se maldijo por despistada, pero no podía perder tiempo en pelear consigo misma, por esa razón, movió su cuerpo apresuradamente, sus trotes rápidos generaban que su respiración se sentirá pesada por el frío que llenaba sus pulmones, los cuales comenzaron a cubrir su aliento en cada momento.

Su largo trote se detuvo, al ver a aquella mujer sentada en el suelo con sus manos sobre sus rodillas y su cabeza cubierta por las mismas. Jungeun nunca olvidaría ese cabello negro azulado, jamas lo haria, por eso sabía que esa mujer que pedía ayuda, es su querida Jinsoul.

Se llevó sus manos hacia los bolsillos de su chaqueta, y bajo su cuerpo para quedar en la misma altura que ella, observó como Jin Soul temblaba, lo cual impulsó a que una caricia en el fino cabello despertara la atención de la mayor.

-Jungeun...-. Aquella mirada profunda con esos ojos castaños, pedían a gritos que la rubia la abrazara con todas sus fuerzas, lo cual Jungeun hizo sin titubear, la sostuvo con sus brazos cálidos, que calentaban y reutilizaba la respiración desenfrenada de la azabache.

Para Jinsoul el cuerpo de Jungeun sobre ella, es como si un sol te quemara cada centímetro de ti, te dañara cada célula, pero no con el fin de derretirte, sino con el destino de renacer entre las cenizas, justo así la hacía sentir a Jeong Jinsoul, simplemente para ella, Kim Jungeun es su eclipse solar.

-Soul, lo siento no ser tan rápida, aun así, aquí estoy-. Jungeun pasó sus delgados dedos en la espalda cubierta por la chaqueta de la mayor, rogando que Jinsoul le hablara.

Aun con los ojos cerrados, la azabache sentía el olor de melocotones de la fragancia que impregna el cuello de la rubia teñida. Con miedo sus manos se apretaron duramente en la cintura de Jungeun, causando que la rubia detuviera sus pequeñas caricias en la espalda de la chica nerviosa.

-No tengas miedo, Soul, sabes que no te dejaría ir. Recuerda que siempre me tendrás a mi-. La rubia teñida mueve su rostro hasta llegar un poco al oído de la azabache. La dulce voz entró en el sistema de Jinsoul, haciendo que sus ojos se abrieron suavemente, moviendo delicadamente su cuerpo, para así ver ese rostro que anhela de amor, esas largas pestañas, su fina nariz y esos los labios carnosos pintados de un delicado tono rosa, los cuales dedicaba sus noches a descansar los suyos sobre ellos.

Una mano descubierta tocó el rostro pálido de la azabache, dedicándole Jungeun una mirada apacible, la cual hacía sostenerse sobre su propia ansiedad, y dejarla ir irremediablemente. Seguidamente, el frío toque en su mejilla, le generó una preocupación repentina por el estado de su amante.

-Jungie, tu mano...est-. Dijo Jinsoul con un tono quebrado, pero sin dejar la preocupación aun lado. La rubia detuvo sus palabras, al subir su otra mano hacia la otra mejilla de la azabache,

-Eso no importa, Soul- Niega con la cabeza Jungeun, para volver a mirar el rostro confuso de su amante -¿Porque estás sola aquí, y en este estado?, no me digas, ¿algún hombre se quiso sobrepasar contigo?, porque te juro que lo encontraré y será el último día de su existencia-.