Epílogo

3 2 0
                                    

Epílogo

Kass


Ocho años después.

El tiempo vuela y ciertamente ha volado para nosotros.

Después de la graduación, a Chris le ofrecieron firmar contrato con un equipo en las ligas mayores y estuvo jugando por unos cinco años, pero no había renovado contrato, porque como dijo, ¨quería pasar más tiempo en casa¨ y ahora llevaba tres años trabajando en el bufete de arquitectos de Miller. Después de la muerte de Rick, él y Chris se habían unido muchísimo más, eso me alegraba. Miller era un buen tipo; y Chris ahora mismo estaba trabajando en un proyecto nuevo, algo de lo que por alguna razón no me había dado muchos detalles.

En este tiempo nos habíamos mudado juntos a un apartamento en el centro de la ciudad, un lugar muy lindo y acogedor y claro, cercano a mi consultorio, Ahora era oficialmente una doctora.

No podía creer que por fin un día terminaría la universidad y abriría mi consultorio, pero esa era mi realidad y me iba bastante bien. El centro era bastante conocido entre el público adolescente, ya que mi especialidad había sido psicología clínica infantil, del adolescente y la familia y a día de hoy estaba tomando un posgrado en psicología de pareja y familiar.

No podía estar más agradecida por esto ya que me había permitido ayudar a muchas personas maravillosas a pasar la página que no les permitía seguir con sus vidas tranquilamente.

También cumplí mi sueño. Escribí una canción, una genuinamente hermosa. Chris fue parte de ese proceso también. Descubrí que la música sí era para mí, pero también era de nosotros. Esta nos conectó a niveles que jamás pensé que pudiéramos hacerlo. La música era otro de los muchos lazos que nos unían.

Ahora sí, si hablaba de Chris y yo como pareja diría que estábamos mejor que nunca. Seguíamos siendo dos simples chicos enamorados que se retaban y jugaban entre sí. Diría que eso ayudó a mantener la chispa, no podría perderla nunca con él. Todo seguía siendo divertido y emocionante con él a mi lado, aunque sí es cierto que los años ayudaron para que nuestra relación madurara, ya no éramos tan jóvenes, pero nos seguíamos amando tanto o incluso más que en aquel entonces.

Me sentía feliz con mi vida, no podía pedir nada más. Tenía la mejor pareja que podría tener, el mejor trabajo del mundo y simplemente me sentía plena.

 Tenía la mejor pareja que podría tener, el mejor trabajo del mundo y simplemente me sentía plena

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

El día de nuestro octavo aniversario Chris llegó a casa y me dijo que tenía una sorpresa para mí.

—¿Sorpresa?

—Sí, vamos—dijo mientras me llevaba de la mano hasta el auto.

—¿Qué es? —pregunté curiosa.

—Si te digo, dejaría de ser sorpresa.

Cuando entramos al carro me vendó los ojos para que no viera a dónde íbamos.

La Melodía de tu VozDonde viven las historias. Descúbrelo ahora