Madame

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Sus cabellos rubios oscuros cubrían los hombros de la joven princesa, mientras montaba su caballo y el viento pegaba directamente en su rostro, el caballo blanco galopaba rápidamente mientras se escuchaba la hermosa risa de la princesa que divertida montaba entre los jardines del palacio.

--¡Su majestad!-- Gritaban sus damas de compañía mientras intentaban seguirle el paso montando sobre bellos y finos caballos los cuales eran mas de adorno para ellas que un medio de transporte para llegar hacía su princesa.

La princesa hacía caso omiso a las quejas y reclamaciones poco perceptibles por la considerable distancia entre ella y las damas detrás de ella. Acomodando su cabello y tomando las riendas de su caballo se dio la vuelta quedando cara a cara con ellas, dándoles un mirada sonriente pero advertida a la vez.

--Madame Howard-- Dijo con una sonrisa la princesa. --Venga conmigo-- Dijo e hizo una seña para que todas las demas se fueran, tomando las riendas del caballo de Madame Howard se acerco a ella con una expresión fría  y un poco seca en su pálido y redondo rostro.

--Dígame su alteza real-- Hizo una leve reverencia con su cabeza mientras hablaba y se acomodaba al lado de su princesa.

--Tu ya eres una joven admirable Katherina-- Dijo sonriendo la princesa para después soltar un breve suspiro que enmendaba tristeza.

--¿Por qué lo dice su majestad?-- Dijo mientras la miraba, algo estaba pasando con la princesa, era muy raro verla de ese modo.

--Me gustaría tener una vida como la tuya, apenas tengo 16 años pero tu a mi edad ya estabas casada con varón a diferencia de mi-- Respondió.

--Es mejor quedarse sola su alteza real-- Dijo Madame Howard no sin antes soltar un suspiro frustrado. --Hay muchas tensiones en el matrimonio que no me gustaría que usted sufriera--

La princesa solo asintio callada ante la respuesta de su dama de compañia, tomando la rienda de su caballo y la jalo girando a su caballo para despues hacerlo correr, miraba seria hacia el frente sintiendo la lluvia que estaba comenzando a caer haciendo que el cielo se oscureciera y una leve brisa moviera su cabello dejando que pequeñas gotas de agua recorrieran su pálido rostro.

Al llegar a la residencia de verano en la que se encontraba con su familia, bajó del caballo y se lo entregó al sirviente a cargo de los establos, sacudió levemente su vestido y entro al palacio notando el ajetreante sonido que se escuchaba por todos los salones del palacio.

--Por el amor a nuestro salvador Hellen-- Dijo su madre sorprendida al verla --George limpia su vestido, estas llena de tierra hija-- Le ordeno a su sirviente personal.

--Hola madre, si gracias igual estoy bien-- Dijo irónicamente mientras el sirviente limpiaba y acomodaba su fina y colorida ropa.

--Hellen, sabes que no me gusta que montes a caballo y mucho menos bajo la lluvia-- Reprocho su madre enojada. --Mira tu vestido, esta lleno de barro y estas toda mojada, podrías enfermarte de un resfriado.

--No te preocupes madre, no lo volveré a hacer-- Dijo algo resentida retirándose.

Sus damas de compañía la seguían a cualquier lugar, antes de que entraran cerró las puertas de la biblioteca, suspiro relajada al saber que ya nadie la seguía, notando el silencio y el aroma a libros que adornaban aquella biblioteca sonrío ladinamente sintiendo un gran alivio al poder estar al fin a solas con ella misma.

Tomo entre sus manos un libro del reconocido Shakespeare y comenzó a leerlo con emoción e intriga, las historias y poemas románticos eran sus favoritos aunque disfrutaba más leer las biografías de compositores famosos o libros científicos que ayudaron a ampliar el conocimiento que ya tenía leyendo estos en los diferentes idiomas que se le habían enseñado de pequeña, aunque su idioma principal era el polaco, también disfrutaba de leer libros en ingles, alemán o español. Lenguas que habían sido implementadas en su plan de estudios gracias a su madre, la cual era inglesa y compartía sangre con la familia real de España.