seventeen

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Después de la confesión que le hizo a Félix y de cómo este lo rechazó, Hyunjin decidió irse a lo de su amigo Minho. Estuvo allí por unos días hasta que regresó a su casa. Al entrar, escuchó risas en la cocina y se asomó para ver quiénes eran. Grande fue su sorpresa al encontrarse a su cuñado y sobrino jugando con harina.

Dejó su bolso en el suelo y se acercó para observarlos mejor. Félix se percató de la presencia de Hyunjin y sus mejillas se ruborizaron al instante.

—Hola —saludó el pelinegro—. ¿Están en una guerra?

El pequeño Seojun tenía toda su carita cubierta de harina, al igual que su cabello y ropa. En realidad, estaba totalmente cubierto.

—Hola, Hyunjin, regresaste...

Félix no iba a admitir en voz alta que había extrañado a su cuñado, pero lo había hecho y mucho.

—¿Qué están haciendo? —preguntó Hyunjin.

—Intentamos hacer cupcakes —respondió Félix, limpiándose un poco la cara y luego la de su hijo—. Pero las cosas no están saliendo muy bien que digamos.

—¿Puedo unirme?

—Claro.

Hyunjin se lavó las manos y luego se puso un delantal color pastel. Lo primero que hicieron fue arreglar todo, después comenzaron con la mezcla y a preparar los muffins.

Mientras trabajaban juntos en la cocina, Félix no podía evitar sentirse nervioso cerca de Hyunjin. Los recuerdos de la confesión aún estaban frescos en su mente, y aunque intentaba concentrarse en la tarea en cuestión, su corazón latía con fuerza cada vez que Hyunjin se acercaba.

—¿Me puedes pasar la harina, por favor? —pidió Hyunjin, sacando a Félix de sus pensamientos.

—Claro —respondió Félix, entregándole el paquete.

Seojun, viendo la harina, empezó a reír y trató de alcanzarla con sus pequeñas manos. Hyunjin le sonrió y le dio un poco de la mezcla de harina en una cuchara, lo que hizo que el niño estallara en carcajadas.

—Parece que a Seojun le gusta esto más de lo que esperábamos —comentó Hyunjin, riendo.

—Sí, parece que es un pequeño chef en potencia —dijo Félix, sonriendo también.

Hyunjin no pudo evitar notar lo bien que Félix se veía cuando sonreía. Era una sonrisa que había extrañado durante los días que estuvo fuera. A pesar de todo, quería que Félix fuera feliz, incluso si eso significaba mantener sus sentimientos en secreto.

La tarde transcurrió entre risas y pequeños accidentes culinarios. Al final, los cupcakes salieron del horno dorados y perfectos, aunque la cocina estaba hecha un desastre.

—Bueno, parece que hemos hecho un buen trabajo —dijo Hyunjin, mirando los cupcakes con satisfacción.

—Sí, no lo hubiéramos logrado sin tu ayuda —admitió Félix.

Hyunjin sonrió y miró a Félix a los ojos. Aunque sabía que no debía albergar esperanzas, no podía evitar sentir algo especial por esos momentos compartidos. Decidió que, por ahora, estar cerca de Félix y de Seojun era suficiente, y que el tiempo diría qué más podría pasar entre ellos.

—Gracias por dejarme unirme a la diversión —dijo Hyunjin, recogiendo a Seojun y dándole un beso en la mejilla—. Ahora, ¿quién quiere probar uno de estos deliciosos cupcakes?

—¡Yo! —gritó Seojun, aplaudiendo con entusiasmo haciendo derretir a los mayores por su ternura.

—¡Yo! —gritó Seojun, aplaudiendo con entusiasmo haciendo derretir a los mayores por su ternura

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LFCDA | Hyunlix AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora