02

76 19 0
                                    

Seonghwa resopló pasando su mano por su cabeza acariciando sus cabellos rojos, cerrando los ojos por unos segundos suplicándole a todos los dioses, al que fuera, al que se molestara en ayudarle, que le diera paciencia para tratar con ese niño en etapa adulta, porque si le daba fuerza estaba seguro de que lo mataría.

— Choi San — Habló por fin ya más calmado y dio una sonrisa torcida que al aludido le causó escalofríos. — ¿Por qué carajos estás en pijama? — Cuestionó entre dientes, decir que estaba enojado sería bastante poco. ¿Colérico? Nah, le quedaba corto.

San sonrió inocente.

— ¿Me preparo para dormir? — Medio cuestionó, medio respondió dudoso de su respuesta, no quería hacer enojar aún más al león frente a él, listo para atacar y no dejarlo con vida.

— ¡¿Te preparas para dormir?! — El mayor estalló dándole continuos golpes en la cabeza haciéndolo retroceder y entrar completamente a la casa cerrando detrás de si la puerta, no quería a vecinos chismosos entrometiéndose.

— ¡Auch! ¡Seonghwa hyung! ¡Para!

Seonghwa obedeció dejando que San tomara asiento en uno de los sofás mientras se tallaba la cabeza adolorida y soltaba maldiciones al aire.

— No lo puedo creer Choi San, ¿Es que acaso se te olvido que hoy llegaba Wooyoung y teníamos una cena en casa para darle la bienvenida? — le reprochó.

No, no se le había olvidado, pero tras dar la hora en que el menor estaría llegando a Corea decidió darse un baño y esperar a lo que dios mandara, y finalmente como el total cobarde que es se terminó vistiendo con su pijama de gatitos y se acostó a dormir, lo cual por evidentes razones no logró.

Todos los animales del rey león y todo, en su estómago decidieron hacer una fiesta justo ese día, incluso había tenido grandes ganas de vomitar y solo se la había pasado durante horas rodando de un lado a otro en su cama viendo cada segundo que pasaba en el reloj.

— Perdón. — Se disculpó con voz algo estrangulada intentando no tartamudear. — Lo olvidé. — Mintió.

Oh, oh, mala idea.

— ¿Me crees estúpido mocoso? Soy todo un detector de mentiras es más cualquiera se daría cuenta de que estás mintiendo. — afirmó causando que Choi comenzara a sudar frío. — Aparte se te ponen las orejas rojas cuando mientes. — agregó, y el pelirrubio se llevó las manos inmediatamente hacia la zona dejándose en total evidencia.

Avergonzado y temblando, carraspeó.

— ¿Po-por qué estás a esta hora aquí hyung? — Le preguntó mientras jugaba con sus manos en su regazo.

Seonghwa se sentó frente a él poniéndolo más nervioso.

— Lo diré rápido sabes que odio darle vuelta a las cosas, solo no te vayas a desmayar ¿Ok? — Advirtió achinando sus pequeños ojos viéndose incluso aún más amenazante que cuando lo vio en la entrada de su departamento una vez le abrió la puerta.

San confundido levanto su cabeza para mirarlo a los ojos, el pelirrojo lo miraba con cara de pocos amigos, pero aun así podía notar muy en el fondo una pizca de cariño, seguro se le estaban pasando sus horas de sueño, dejando de lado su suposición asintió.

— Wooyoung está abajo, dormirá aquí contigo.

Pff, ¿Desmayarse? San murió ese día, no literal pero sí murió.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Oct 13 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

EstigmatofiliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora