¿De las rosas salen ángeles?

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Jung Lee Won, un joven estudiante de la Licenciatura en Ciencias Jurídicas y Sociales (Derecho) caminaba rumbo a su hogar luego de un agetreado día de universidad, era un joven de porte elegante y muy hermoso, su estatura alta y caminar firme atraía la mirada a donde fuese.

Se encontraba en el octavo semestre de la carrera, aspiraba a ser un abogado litigante en todas las ramas del derecho, empezando por la riesgosa rama penal, la complicada rama civil, y hasta la acaudalada rama mercantil. Todas las ramas eran bienvenidas e interesantes para Jung Lee Won.

A unos metros de su camino, un hermoso rosal de rosas rojas vibrantes adornaba la vista del atardecer.

Lee Won se detuvo por un momento a observar las rosas rojas, se veía armoniosas con el resplandor naranja del atardecer, sacando su celular, no dudó en tomar una fotografía y colocarla como fondo de bloqueo.

Al revisar la fotografía, hubo un pequeño punto blanco que atrajo su mirada... ¿eso es una persona?

Su mirada se alejó del celular y observó el rosal, y en efecto, no había nada.

- "Debo de estar soñando, ahí no hay nada".- se acercó al rosal y lo reviso de lado a lado, y no encontró al pequeño hombrecillo que aparece en su foto. Que extraño.

Culpando al cansancio, el joven estudiante desistió de encontrar al raro ser y prosiguió su camino, debía cruzar un par de calles para llegar a su hogar, mismas calles donde se aproxima la tragedia.

Un chófer de transporte pesado olvida colocar el freno de mano, el transporte avanza a marcha lenta cuesta abajo, y poco a poco cobrando velocidad.

Jung Lee Won que justo iba a cruzar la calle, se percata tarde del vehículo pesado que se avecina hacia él.

Podía sentir el sudor frío recorrer su cuerpo, el transporte venía directo a él, cuando de repente, su visión se tornó blanca.

Y no por quedar inconsciente, era un ala blanca que cubría su vista, se veía de textura suave y un aire frío le llegó a cubrir todo su cuerpo junto a un abrazo completamente abrazante.

-¡Oh por Dios! ¿Estás bien?

-¿Quién deja ir ese camión así como así?

-¡Llamen a la ambulancia!

Los vecinos no cabían de la sorpresa, se estaba armando una aglomeración de personas completamente asustados, ¡por poco ese camión pasaba por encima de ese joven!

-¿Te encuentras bien?

Lee Won estaba completamente absorto, había sido una completa sorpresa, su mirada esperaba ver esas alas que hace un momento había observado, pero lo único que observó fue a un hombre rubio de ojos grises completamente aferrado a él, era un hombre hermoso.

-Si, muchas gracias, lamento las molestias.- Como un estudiante debía mostrar respeto y agradecer a su salvador.

-No hay que ser tan cortes, Soy Caesar, un gusto conocerlo.

-Soy Jung Lee Won, el placer es mio.

Ambos seguían en el extraño abrazo, hasta que una señora llegó y jaló al joven Lee hacia una banca.

Caesar solo veía disgustado a la anciana que le pasaba una botella de agua a su Lee Won.

No le gustaba que lo tocaran.

-Muchas gracias, no hay necesidad de tanta preocupación.- Agradeció Lee mientras aceptaba la botella de agua.

>>Gracias a él estoy a salvo.- Señaló Lee mientras sonreía hacia su salvador.

Pero Caesar no estaba por ningún lado.

**************♡**************

Lee Won no le contó sobre lo ocurrido a su madre, la señora Jung se encontraba enferma por lo que preocuparla estaba de más.

El joven Lee avanzó en sus tareas y luego de una ducha se marchó a dormir.

Un buen descanso luego de un día lleno de sorpresas era algo necesario.

En sus sueños, un pequeño Caesar de unos 13 centímetros lo seguía como pollito recién salido del cascarón, si iba a la cocina, lo encontraba junto al refrigerador, si iba a la sala, lo encontra en el sofá, si iba a bañarse, ahí estaba junto a los botes de champú, si salía al patio, lo encontraba sobre el lomo de manchas, su perrito.

Lo aterrador fue cuando estaba en la Universidad, lo encontró entre su estuche de lapiceros con un cuchillo.

-Lee, que nadie te toque.- amenazaba el pequeño ser con un pequeño cuchillo.

Al despertar se encontró con Caesar y sus alas blancas, sentado junto a él.

-Lee, no deberías colocar sillas junto a tu cama, atrae demonios.

-¡¿Qué mierda?!

Lee Won asustado tomó lo primero que encontró, un lapicero.

-No te asustes, no soy un demonio, soy tu ángel guardián.- De forma orgullosa, Caesar extendió sus alas blancas y brillantes, pulcras y benditas.

-¿Tengo un ángel de la guarda?- Pregunto Lee Won sin bajar la guardia, alzaba su lapicero como arma.

-Todos tienen un ángel de la guarda, y tu tienes al mejor.- El ángel orador alzó sus manos en señal de mostrar sus palabras, y Lee observó algo que le heló la sangre.

-Si eres un ángel, dime ¿Qué hace una pistola ahí?

-Lee Won, no sabía que eras promiscuo.- Con una sonrisa pícara, Caesar movió su cintura de adelante hacia atrás.

-¡No bromas!, hablo de verdad, ¿Qué haces con un arma de fuego?

Caesar sacó su Glock y se la mostró a su humano.

-Se llama arma de defensa personal, creí que como estudiante de Derecho sabías sobre ello.

Lee Won no sabía que creer, el extraño que lo salvó de morir aparece en su cuarto a mitad de la noche con vestimentas negras y un arma de fuego, y un par de alas blancas como la nieve.

¿Qué debería de hacer?

Un ángel perfecto Donde viven las historias. Descúbrelo ahora