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-¡Alba Fabiola Marie Pérez Rodríguez! ¡Levántate en este momento!-esa fue la histérica voz de mi madre, mi querida madre que para no olvidar a sus ancestros, me encajó los nombres de ellos.

-¡Que ya va!-grito levantándome de un tirón de mi cama y entrando al baño. Deseo que mi último año en el colegio termine pronto, estoy harta de levantarme tan temprano.

Cuando estoy completamente desnuda y con los ojos cerrados, me paro bajo la ducha esperando que el agua caliente empape mi melena caoba, pero eso nunca sucede.

-¡Mamá, no hay agua!-grito desde el baño y ésta abre la puerta tan desesperada que me asusto y me caigo. Genial, un nuevo raspón. Me levanto y mi mamá ya no está, pero el agua sí y está demasiado fría.

Cuando termino mi "relajante ducha", me pongo mi uniforme y corro hasta la cocina para tomar mi merienda.

-Ma, ya estoy lista-le digo parándome frente a ella.

-Espera a que tu hermana lo esté-ordena.

-¡Ay no es justo! ¡Llegaré tarde!

-Pues entonces camina, te hace falta.

-Bien, de todos modos es viernes y odio química. Puedo esperar-respondo dándome por vencida. Tomo una galleta y empiezo a comerla mientras seco mi empapado cabello, pero un poco de éste se atasca en la secadora. Genial. Apago el aparato del demonio y empiezo a halar poco a poco mi cabello pero sigue atascado, así que me estreso y tiro de una vez de éste y un mechón queda atascado en la secadora, pero me da igual. Tomo otra galleta y empiezo a comerla mientras miro cómo ha quedado mi espantoso y largo cabello.

— ¡Ya estoy lista!—grita mi molesta hermana menor.

— ¡Vamos ya!—ordena mi madre.

— ¡Espera! No estoy lista-le ruego pero mi hermana gruñe.

—Dije vamos ya, Alba.

—Mierda—murmuro dejando la galleta sobre la mesa y pronto las hormigas se apoderan de ésta. Sí, mi casa esta infestada de hormigas.

Al llegar al colegio, una mirada hostil de mi profesora me incita a iniciar este día tan especial, la quiero tanto.

Como que alguien necesita un cepillo, ¿no?—se burla mi amiga, esa típica amiga que te demuestra amor por medio del bullying, pero no la culpo, pues yo también lo hago.

—Gracias por notarlo.

—Ven acá, das pena ajena con esa melena— dice tomándome del cabello. Ella es la única que se preocupa por mi cabello, por eso la quiero tanto.

—Gracias Susi—le digo cuando termina con mi perfecta trenza de espiga.

—Fabi, tienes sangre en tu rodilla—farfulla alarmado mi único amigo masculino, Gonzalo. Dirijo mi vista hacia donde él está señalando y en efecto, mi rodilla izquierda tiene un rastro de sangre seca que llega hasta mis medias blancas.

— ¡Mierda!

—Fabiola, cuida tu vocabulario—riñe la profesora y yo ruedo los ojos cuando ella deja de verme.

Pasan cinco minutos y la campana avisa que por fin ha llegado el receso. Corro hasta el baño más cercano y con un puño de papel sanitario empapado de agua empiezo a quitar la sangre seca que rodea mi pantorrilla.

—Te estaba buscando, ¿Qué te pasó?—grita mi mejor amiga. Sí, es muy dramática.

—Me caí en el baño—murmuro y una escandalosa carcajada escapa de sus labios. También es muy burlista.

— ¿Qué harás hoy? ¡Ven a mi casa!—chilla.

—No tengo nada, así que sí.

—Bien. Vamos, necesito contarte algo acerca de Alejandro- ruedo los ojos y la sigo hasta una banca donde nos sentamos.

Doy un suspiro para recibir otra de mis dosis diarias "Alejandrinas". Alejandro es el novio de mi mejor amiga Stacy, ellos llevan tan sólo cuatro meses, pero yo llevo más de tres años de estas dosis, ya que ella ha estado enamorada de él desde que cursábamos el octavo año.

— ¿Me estás escuchando?—escucho a mi amiga y me obliga a salir de mi ensimismamiento.

—Sí, claro.

— ¿Y qué opinas?

Mierda. ¿Qué digo?

—Opino que... me parece bien—le respondo sonriente, quizás así me odie menos por no haber escuchado ni un poco de su aburrido discurso "Alejandrino".

—No me escuchaste—exclama ofendida.

—Lo siento, ¿qué decías?

—Dije que el chico nuevo me pidió tu número, pero dije que antes tenía que preguntarte a ti.

— ¿Cuál chico nuevo?—pregunto extrañada.

Chatroulette; H.S./N.H.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora