Noviembre 22

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— Brindemos por una vida llena de éxito. —

La sonrisa incómoda y forzada se hizo presente en su rostro ¿Éxito? Claro, una buena vida, un trabajo estable con ingresos lo suficientemente altos como para mantenerse a ella misma, a sus padres, a sus abuelos. Una vida llena de éxito, eso es todo lo que su familia deseaba para ella, nada más que eso, porque ¿Que más podrían desearle?

— Feliz cumpleaños número veintidós, cariño, por favor, no te olvides de nosotros cuando estés en la cima. —

Otro comentario mordaz referente a lo que debía ser su vida. Una buena carrera, lindo rostro, cuerpo sano, promedio impecable y ofertas multimillonarias, lo tenía todo y era imperdonable sentirse mal respecto a eso, prácticamente egoista.

"¿Cómo puedes sentirte mal cuando tienes todo por lo que los demás están peleando? Por dios, Juniper, eres tan mal agradecida."

Se reprochaba a si misma en su mente una y otra vez, si los demás lo entendían ¿Por qué ella no?

— Ahora sopla las velas de tu pastel. —

El pomposo postre de color rosa con el exagerado decorado "coquette" que ni siquiera era realmente de su agrado, incluso aquel horrible número 22 plasmado en el centro con un tono rosa chillón parecía burlarse en su cara.

Estaba odiando cada segundo, pero nadie jamás lo notaría.

Sonrió ampliamente y aplaudió al ritmo de la canción de cumpleaños, observo a su madre encender la única vela en el pastel y dio las gracias casi al borde de las lágrimas.

Aquella era la mejor actuación de su vida.

— Pide un deseo y sopla la vela. —

— Yo quiero soplar! — La chillona voz de su hermana menor inundó el ahora silencioso salón.

— Es el cumpleaños de tu hermana, no el tuyo. —

— Pero ella lo tiene todo ¿Que podría desear? Yo sí necesito pedir cosas importantes. —

No culpaba a su hermana, era solo una mocosa de seis años que pensaba podría obtener cualquier cosa con solo pedirlo, sin embargo tenía algo de razón ¿Que podría pedir si ya lo tenía todo?

— Bueno Juni, es tu momento, pide tu deseo. Uno... Dos... Tres... —

"Morir"

Una semana, había pasado solo una maldita semana desde su cumpleaños número veintidós y ya la estaban mandando a otra ciudad para poder vivir "el gran sueño" por el que estaba luchando desde pequeña

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Una semana, había pasado solo una maldita semana desde su cumpleaños número veintidós y ya la estaban mandando a otra ciudad para poder vivir "el gran sueño" por el que estaba luchando desde pequeña.

— Estamos orgullosos de ti ¡Siempre un paso adelante de los demás! ¿Cómo te sientes, querida? —

Estaba segura de que su madre no quería una respuesta verdadera a esta pregunta, lo podía notar en su perfecta sonrisa y mirada esperanzadora, oh, de verdad que esa mujer estaba saboreando una vida sin tener que volver a trabajar como si fuera alguna clase de reliquia.

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⏰ Última actualización: Oct 20 ⏰

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