Capítulo único.

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(Narrador Interno)

Saben? Las cosas aveces no salen como tú las esperas. Yo creo que logré entender eso de la manera más estúpida y dolorosa posible.

Todo comenzó en el invierno de el 92. El año donde comenzó todo, y el año que quedaría marcado en toda mi historia de vida, como el inicio de mi perdición.

Era una mañana fría y cruel, una de esas mañanas que te enfrían a más no poder. Mudarse desde Francia hasta Canadá había sido difícil, tenía que asistir a la Secundaria aún en Enero, y mucho más raro.. Negaba como la mierda en esa fecha! Todo lo hacía más difícil.

Al levantarme de esa cálida cama, no pude escuchar nada, sólo se lograban oír los coches que pasaban junto a mi ventana. Ese silencio en mi casa era prueba de que mi hermana estaba durmiendo, o simplemente no estaba, pero si soy sincero, en ese momento me  inclinaba mucho más a las segunda.. Mi hermana era de hacerse notar hasta estando dormida. Era un pequeño ente de atención la desgraciada. (Aunque, siendo realista, la amaba)

Las mantas cayeron y yo simplemente me hice cargo de suspirar sin ganas de hacer nada. El frío me abundaba de maneras asquerosas, no lo soportaba. Yo odiaba el frío.

Me levanté de mi cama y con pasos totalmente débiles y muy cansados, hice todo lo que un tipo de 17 años debería hacer antes de irse, cosas básicas y totalmente irrelevantes.

Al pasar la media hora, ya estaba listo en cuanto se trataba de mi ropa, pero mi cabello era otro asunto. Otra vez se hacía presente mi continua lucha mañanera por mis rizos. Era tan difícil tener que definirlos todos los días y todavía contra reloj. Ese día, realmente no sé cómo hice, pero lo logré de forma rápida y pronto estaba emprendiendo mi camino a la cárcel a la cual la hacían llamar "secundaria" aunque claro, sin desayunar ni un poco.

Escuchar el sonido de "La campana Escolar" fue un suplicio, aunque admito que si esta no hubiera sonado 10 minutos tarde, ahora mismo no estaría contando esto de esta manera, de hecho, talvez ni tendría una historia la cual  contar.

Ver el mismo salón de clases apagado y sin color creo que era una de las tantas "motivaciones" que tenía para no querer asitir, mis compañeros eran tan monótonos! Mis profesores igual. Nadie tenía color en ese lugar. Todos (incluyéndome) vestían de colores neutros y apagados, mayormente blancos, negros y miles de tonos de grises. Era muy difícil que alguien vistiera algo que saliera de ese arco de color, hasta que ese día simplemente sucedió.

Todo comenzó en esa clase de Matemáticas, la cual era la que yo más odiaba si me preguntaban. La puerta sonó tan lento, que me sorprendió. No podía ser la directora, ¡Esa mujer golpeaba la puerta como si fuera lo último que hiciera en este mundo! Pero tampoco podría ser la receptora, ella directo ni golpeaba, simplemente entraba.

La puerta se abrió y dejó notar a una figura femenina, nada alta. Yo en ese momento le calculé 1,69 de altura, pero pronto mis ideas sobre su altura se diluyeron de manera instantánea.

Puedo decir a verdad, que quedé encantado. Quedé enamorado.

Su hermosa cabellera negra y larga de veía tan cuidada.. Tan sana. También podía notar que no era originaria de aquí, de hecho, era asiática. Sus ojos alargados y finos, su tez clara y lechosa, junto a su contextura delgada, la delataron. Aunque, claro, tampoco debo dejarle de dar mérito a la hermosa figura bien marcada que poseía.

Pero, si me preguntan ahora, había algo que me había llamado la atención. Ella traía puesta una bufanda color Rosa, totalmente hermosa.. Junto a unos guantes de lana con el mismo tono de rosado y unos calentadores de el mismo color. Todo en ella resaltaba, no me sorprende haber caído tan rápido.

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⏰ Última actualización: Jul 08, 2024 ⏰

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