Las escuchaba pero no las oía...
—¿Te acuerdas cuando papá trató de enseñarnos a pescar y terminó cayéndose al río? —dijo Julieta, riendo con nostalgia.
—¡Claro que sí! —respondió su mamá, riendo también—. Nunca he visto a alguien tan empapado y tan feliz al mismo tiempo.
Alejandro intentó sonreír y participar, pero sus pensamientos seguían regresando a la experiencia con Camilo... Su mente estaba atrapada en un bucle, repitiendo una y otra vez ese momento frente al espejo. Levantó la vista y miró a su madre, quien notó su distracción.
Sus pensamientos estaban tan absortos en ese recuerdo que no se dio cuenta de las repetidas llamadas de su madre.
—¡Alejandro! —La voz de su madre lo sacó de su ensimismamiento.
—¿Eh? —respondió, parpadeando y tratando de centrarse en la conversación—. ¿Qué dijiste, mamá?
—Te preguntaba si recuerdas aquella vez en el lago cuando tu papá intentó enseñarte a pescar —dijo su madre, con una sonrisa.
Alejandro parpadeó, tratando de evocar el recuerdo, pero no pudo concentrarse, solo pudo atinar a forzar una sonrisa pues no recordaba de qué hablaban. Su mente seguía atrapada en esos momentos intensos y confusos.
—¿No te acuerdas? —preguntó su mamá, notando la falta de respuesta genuina en Alejandro.
—Eh... no, lo siento...—dijo, tratando de sonar natural.
Su madre lo miró con preocupación.
—¿Estás bien, hijo? Pareces distraído —dijo ella, inclinándose hacia adelante con el ceño fruncido.
Alejandro intentó esbozar una sonrisa tranquilizadora.
—Sí, solo... me siento un poco mal. Creo que necesito dormir un poco —dijo, levantándose de la mesa—.
—Has estado trabajando mucho últimamente —dijo su mamá, colocando una mano sobre la suya—. Sabemos que estás haciendo todo lo posible por nosotros, pero también necesitas cuidar de ti mismo.
—Lo sé, mamá —dijo Alejandro, apretando suavemente la mano de su madre—. Solo... es que hay muchas cosas en mi mente.
Su mamá asintió, entendiendo sin necesidad de más explicaciones. Julieta también miró a Alejandro con preocupación.
—Hermano, ¿seguro que estás bien? —preguntó, con un tono suave.
Alejandro tomó un respiro profundo, sintiendo el peso de su responsabilidad pero también el amor y el apoyo de su familia.
—Sí, solo necesito un poco de descanso —dijo, sonriendo para tranquilizarlas.
Su mamá lo miró con una mezcla de preocupación y comprensión.
—Está bien, cariño. Ve a descansar. Si necesitas algo, llámanos —dijo, dándole un beso en la frente.
Sin esperar una respuesta, Alejandro se dirigió a su cuarto. Cerró la puerta detrás de él y se dejó caer sobre la cama, cubriéndose el rostro con las manos. El peso de las emociones y pensamientos que había estado reprimiendo lo golpeó de golpe. No podía dejar de pensar en lo que había experimentado y en lo que podría significar para él.
—¿Qué me está pasando? —susurró para sí mismo, sintiendo una mezcla de miedo y curiosidad.
Trató de calmarse, respirando profundamente y recordándose que necesitaba tiempo para procesar todo. Pero a pesar de sus esfuerzos, su mente seguía volviendo a esos momentos frente al espejo, y a las palabras de Camilo que le habían hecho sentir algo que no podía entender del todo.
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SOLO POR 24 HORAS
Teen FictionAlejandro lleva una vida aparentemente normal, cuidando de su madre y hermanas. Todo cambia cuando, en una noche de confidencias con su mejor amigo Camilo, confiesa su antiguo deseo de ser una chica. Lo que comienza como una experiencia intrigante...