Ella gana una beca para estudiar en la Universidad de Corea, un sueño que se convierte en realidad. Sin embargo, sus padres, preocupados por su seguridad, se resisten a dejarla sola en un país tan vasto.
Deciden contactar a un amigo de la familia q...
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—Anoche después de la discusión que tuvimos, el me buscó a mi habitación. Conversamos durante un rato, y terminamos como siempre, follando. —conté— Pero esta vez fue diferente. No sé cómo explicarlo, pero estoy segura de que no solo follamos. Tal vez fue solo una reconciliación, no lo sé, pero fue distinto.
—¿Como sí hubiesen hecho el amor?
Asentí.
—¿Y si finalmente se dio cuenta de que tiene sentimientos por ti? —preguntó ella —Tal vez él no lo exprese con palabras ni lo admita abiertamente, pero su cuerpo lo dijo todo
Negué con la cabeza, sintiendo una mezcla de esperanza y duda. —No creo que se enamore, aunque nada es imposible, no lo sé, Dahyun, pero la que más se está enamorando cada vez soy yo —dije con un toque de tristeza en la voz.
Era cierto. En cada momento compartido, cada discusión, cada distancia que nos separaba, yo sentía una necesidad creciente de no perderlo, de no alejarme de él. Sabía que si alguno de los dos no pudiera estar con el otro, la que más sufriría sería yo.
Esa mañana, cuando despertamos, él estaba allí, con sus brazos enredados alrededor de mi cintura, besándome suavemente la cara. Hacía todo lo que un hombre enamorado haría por su mujer, y yo correspondía con el mismo cariño, pero con una diferencia: A la única le latía el corazón con desesperación era a mí.
Me quedé en silencio, sintiendo el ritmo pausado de su corazón, comparándolo con el mío, que parecía querer saltar de mi pecho. Me pregunté si alguna vez sentiría lo mismo, si sus sentimientos llegarían a ese punto de no retorno donde el amor es inevitable.
Sentí una lágrima deslizarse por mi mejilla, y la limpié cuánto antes.
—Dahyun —susurré, mirando a mi amiga —¿Como crees que reaccionaría si le hablara sobre la mudanza?
—Quisiera darte una buena respuesta, pero, siendo sincera, ni siquiera puedo imaginármelo. Solo espero que pueda aceptarlo —dijo ella.
Suspiré profundamente. —Hablaré con mi madre esta tarde, aprovecharé que él no estará para tener una conversación tranquila. Así podremos planificar la mudanza antes del sábado. Te daré una respuesta en cuanto termine de hablar con ella.
—Sobre eso, Lea... ya hablé con mi madre. Ella me dio permiso. Dijo que sería bueno para mí aprender a independizarme, y mucho mejor si es contigo. Le gusta la idea de que estemos juntas —respondió con una sonrisa de alivio.
—¿De verdad? —pregunté, sorprendida y aliviada al mismo tiempo— Es genial que tu madre lo haya aceptado.
—Sí —dijo ella— Mi madre siempre ha querido que me independice, pero estaba preocupada por hacerlo sola. Sabe que contigo estaré bien y aprenderé mucho más.
—A pesar de que el problema que tenemos sea la razón de nuestra mudanza, no puedo evitar sentirme emocionada por la idea de vivir con una amiga. Vamos a convertir esta experiencia en algo positivo, en una oportunidad para crecer y apoyarnos mutuamente.
