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↳ placer.
MARATÓN 5/5.
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"En el cielo residen los ángeles y en el infierno moran los demonios, pero entre todos ellos, ninguno tiene ojos como los tuyos."
Al día siguiente, Aeris se levantó antes del amanecer, la urgencia de su misión la impulsaba. Necesitaba ver a su nueva aliada para acelerar sus planes, ya que muchos obstáculos se interponían en su camino. Con una determinación férrea, se preparó y se dirigió a la imponente residencia de los Desmond.
Aparcó su coche frente a la enorme mansión y se dirigió a la puerta principal con una calma que ocultaba la tormenta de pensamientos en su mente. Tocó el timbre y esperó pacientemente. Cuando la puerta se abrió, sonrió al ver a Raquel, la empleada doméstica.
—El señor Donovan no está. —habló Raquel, frunciendo el ceño, su tono era una mezcla de desconfianza y sorpresa.
—Lo sé —respondió Aeris con una sonrisa tranquilizadora —. Sé que estás sola en la casa. El mayordomo tiene el día libre, la limpiadora terminó su turno hace dos horas y la muchacha que te ayuda está enferma.
Raquel se mostró aún más confundida, sus ojos se entrecerraron con suspicacia.
—¿Quiere decir que ha venido a verme a mí? —preguntó, su voz denotaba una mezcla de incredulidad y curiosidad.
—¿Me vas a dejar pasar? —Aeris levantó una ceja, su tono era firme y ligeramente impaciente — ¿O prefieres que tratemos nuestro asunto aquí, a la vista de todos?
Raquel se hizo a un lado rápidamente, comprendiendo que la visita de Aeris tenía un propósito específico. Aeris entró con paso seguro, y ambas caminaron a través de la lujosa casa hasta llegar a la cocina. Aeris se sentó en la mesa, observando el elegante entorno mientras esperaba a que Raquel tomara asiento frente a ella.
Raquel finalmente se sentó, sus manos temblaban ligeramente. La tensión en el aire era palpable, y Aeris la notó.
—No tienes que estar nerviosa, Raquel —comentó Aeris con voz suave, tratando de calmarla —. Estamos en esto juntas, y necesitamos planear bien nuestros próximos pasos.
