Capítulo 1

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Alejandro Suárez:

El tiempo es una constante, siempre está en movimiento, aunque nosotros pausemos nuestras vidas. Para algunos los años pasan de prisa, refrescantes y apacibles; para mí han sido tempestuosos y desgarradores, como si una parte vital me hubiese sido arrebatada.

Luego de cuatro años escapando del dolor, en vano, regreso a España. Esta vez no voy a huir de los problemas, ni siquiera si ese problema tiene unos hermosos ojos verdes.

Cometí el error de dejar mi hogar por una mujer que nunca valió la pena, desgraciadamente estaba demasiado enamorado para entenderlo. Hoy regreso a recuperar todo lo que me pertenece, a demostrarle a todos que no soy el chico irresponsable que ellos creen. Soy un hombre responsable, con una carrera medica impecable, sin necesidad de vivir bajo la sombra de nadie.

La primera vez que expresé mis deseos de ser medico en casa se armó un revuelo enorme, descendiente de una familia dedicada a las ramas de la salud era de esperarse una buena aceptación de parte de todos. Sin embargo, las opiniones estuvieron muy divididas, creando más motivos para desatar nuevos conflictos.

Tanto mi padre como mi hermana se mostraron felices y orgullosos de que quisiera seguir con el legado familiar, en cuanto a mi madre y mi hermano todo fue un caos. Mi madre quería que estudiara una carrera administrativa como ella. Según su opinión solo quería ser medico para competir con David, mi hermano mayor. Y éste también afirmaba lo mismo.

Siempre eh querido a mis hermanos por igual, aunque es innegable que con mi hermana Ana María siempre existió una mejor relación. ¿Y cómo no si siempre ha estado a mi lado apoyándome y aconsejándome? En cambio, David siempre me menosprecia, lleva media vida acusándome de querer todas sus cosas, pero él siempre termina interponiéndose entre todo lo que amo. Como con ella...

El vuelo de Londres a Madrid fue tranquilo, 2h 25minutos que aproveché para aclarar mis ideas. Mi salida del país hace cuatro años creó una tormenta, pero mi llegada será devastación total.

En cuanto atravieso las puertas del aeropuerto diviso a mi mejor amigo recostado en su McLaren rojo. Daniel ha sido de las pocas personas con las que mantuve contacto luego de mi partida; Incluso viajó varias veces a Londres.

— ¿Cómo estuvo el viaje de la oveja negra de los Suárez? —se mofa mientras me abraza y palmea mi espalda

— Aburrido, como la vida de mi mejor amigo —contraataco con una mueca de burla

— Pero ¿qué dices tío? Si mi vida es una pasada. —reímos mientas nos adentramos a su auto— ¿A dónde quieres que te lleve? —suspiro, no tengo deseos de ir a mi casa y el lo comprende al instante— ¿Vamos directo al hospital a ver como arde en llamas cuando te vean llegar?

— No estoy seguro —confieso con un nudo en la garganta— Creí que sería más fácil.

— Hermano a esta hora es difícil que te la encuentres, además no es que vallan a trabajar en la misma área de salud, quizás ni se vean en estos días.

— ¿De verdad crees que tengo tan buena suerte? No me jodas Daniel, todo siempre me sale al revés.

— Eso no es cierto, no seas gilipollas, eres uno de los mejores médicos intensivistas de toda la jodida Europa —me estrujo la cara con frustración y apenas noto que mi amigo lleva rato conduciendo.

— ¿A dónde vamos?

— A que dejes de ser un cobarde de narices —lo fulmino con la mirada— En algún momento tendrás que volver a verla, a sus hijos —el nudo en mi garganta amenaza con cortar el flujo de aire y ajusto discretamente mi corbata— No pongas esa cara Alejandro, al final del día esos niños son tus...

— ¡Ya basta! —lo interrumpo por mi propia salud mental y su integridad física— Deja el tema ahí —le exijo y agradezco que el resto del viaje transcurra en completo silencio.

Saberla casada con mi hermano, con una familia feliz me irrita mas de lo que estoy dispuesto a admitir. Pensar en todas las veces que David profanó lo que antaño fue mío me provoca arcadas. No se conformó con enredarse con la que en su momento fue mi novia, sino que no pasaron ni dos meses y ya la había embarazado. Mellizos, la mujer que tanto amé le dio al imbécil de mi hermano una pareja de mellizos. Daniel asegura que son hermosos, como su madre, aunque dice que la niña se parece mucho a mi papá. Yo nunca eh sido capaz de mirar sus fotos, aunque mi mejor amigo siempre asegura tener cientos de fotos de ellos. Y como no si el resultó siendo el padrino, Paula no permitiría otra cosa, y ella aceptaría a cualquiera con tal de que su mejor amiga fuera la madrina de sus niños.

— ¿Te vas a quedar aquí encerrado en el auto? —cuestiona Daniel frente a la puerta del copiloto.

¿En qué momento se bajó?

— Claro que no —respondo mientras le hago señas para que se aparte, acomodo mi traje de paño azul rey en cuanto desciendo del vehículo.

— No necesitas acomodarte tanto, —esboza una sonrisa lobuna— de todos modos, pareces un muñequito de pastel. Estoy seguro que si te la encuentras comenzará a chorrear en cuanto te vea, y no me refiero solo a la baba —se mofa y le asesto un golpe en la nuca, cosa que lo hace liberar una carcajada.

— Eres un guarro, no sé cómo Paula te soporta. —no responde, el muy idiota no quita la sonrisa de su rostro. Solo se ensancha más en cuanto entramos al lobby del hospital.

Este lugar no ha cambiado nada, sigue teniendo la misma pulcritud que la ultima vez que pisé sus instalaciones. Es evidente que nuestras familias han hecho un trabajo espectacular con la dirección y administración del hospital.

— El director médico estará muy contento de saber que regresaste, estoy seguro de que te asignaran un puesto importante en cuanto te integres al hospital.

— No quiero ningún puesto directivo Daniel, si decido trabajar en el hospital será como médico —le aclaro mientras nos dirigimos a las oficinas directivas.

— ¿Si decides? —frunce el ceño confundido— ¿Cómo así?

— Tengo varias ofertas de trabajo, —revelo carente de expresión— no eh decidido aún donde comenzar.

— Pero eso es absurdo, es impensable que te vallas a otro hospital cuando eres uno de los herederos de este hospital. Nicolás no va a permitirlo.

— Mi padre es uno de los directores de este hospital. No el director de mi vida Daniel. Además, todos sabemos lo hostil que se va a tornar el ambiente del hospital cuando los tres choquemos en algún caso.

— Pues que se vallan ellos —determina molesto

— Eso nunca va a pasar, tal vez ella si se valla, pero mi hermano nunca dejará el trono —aseguro— recuerda que aquí es el rey de la UCI.

— Hasta ahora —sonríe y yo niego mientas tocamos la puerta de la oficina de mi padre.

¿Dónde está la secretaria?

— No regresé para competir contra nadie.

Mi mejor amigo vuelve a tocar y al no recibir respuesta abre la puerta de la oficina...

Jamás creí tener que vivir una situación tan incomoda

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⏰ Última actualización: Nov 10 ⏰

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