2. | Noticias y llegadas

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Estaba decidido a que la noticia no afecte a los chicos, Jacaerys era el único que tenía conocimiento de la palabras y órdenes en la carta, se le ordenó guardar silencio hasta la cena. Daemon mandó a que preparen los platos preferidos de todos, antes de soltar tal noticia, seguramente ninguno lo tomará bien, su deseo de permanecer alejados y quedarse en Dragonstone, ahora era lejano y casi imposible.

Pensó mucho, en como hablará con Viserys, si va a pararse frente a él como hermano, como príncipe o tal vez como viudo, no lo sabe. Pero, necesita una audiencia con su hermano a solas; sin la insulsa que tiene por reina, a su lado. Elinda, se acerca a él, la joven Lady se había negado a regresar con su padre, Lord Massey, y le pidió quedarse al servicio de sus hijas, la mayoría de las servidoras de Rhaenyra pidieron lo mismo.

Él tuvo que aceptar, porque todas ellas habían visto crecer a cada uno de sus hijos, Baela y Rhaena estuvieron encantadas con la idea, Elinda ahora también era responsable de sus hijos, Aegon y Viserys, ambos bebés estaban acostumbrados a la presencia de la Dama y a decir verdad, todos le tenían cariño, había acompañado a Rhaenyra cuando era niña y ahora prometió cuidar a los hijos que su amiga y compañera dejó, palabras que ella expresó en el funeral.

—El joven príncipe no quiere comer —dice, cargando a Viserys en sus brazos y acercándose —. Ha rechazado cada bocado, incluso el pastel de frutos que le encanta, mi príncipe. —Daemon recibe a su hijo y este sonríe jugando con su cabello.

Kepa —Daemon suspira y besa la cabeza de su bebé, solo dos días de nombre, tiene uno menos que él cuando quedó sin madre, sin embargo se encargará de que no lo sienta diferente, así como su padre lo hizo con ellos.

—Ven Elinda, Viserys y Aegon comerán con nosotros.—el protocolo no lo permite, pero Daemon y Rhaenyra nunca fueron de seguir las reglas.

—Iré por el príncipe, acaba de salir, de tomar su baño. —él asiente y se retira, en el camino se encuentra con Rhaena.

Kepa —su hija, hace una inclinación respetuosa y con el vestido que lleva Daemon ve a Laena, vestida como Rhaenyra —¿Aegon y Viserys también cenarán con nosotros? —Daemon asiente y ella sonríe con tristeza —. Maravilloso, escuche que ninguno está comiendo mucho.

La mesa aún está vacía, todos están esperando su llegada sentado y los sirvientes están en los bordes esperando a poder servir, sus chicos se levantan cuando entra y Jacaerys pide de inmediato algunos cojines para que Aegon y Viserys puedan sentarse a la mesa. Una vez todos están acomodados, los platillos comienzan a destaparse y servirse, puede ver la confusión en cada uno de los chicos, al ver sus platillos preferidos.

—¿Acaso olvidamos algo? —pregunta Baela cuando ve las manzanas caramelizadas —. Estoy segura que no es mi onomástico.

—Tampoco puede ser por un buen entrenamiento —aporta Lucerys —. No nos hemos movido del castillo en una semana.

—De la cama dirás —se une Joffrey —. Así que dudo que sea una recompensa, seguro que nos darán malas noticias.

Debe reconocer que no fue muy sutil, no había nada que celebrar, así que la suposición de Joffrey era la más acertada y la que todos tomaron como cierta por las miradas que recibió. No había una forma fácil de decirlo, así que empezó a comer y espero que todos siguieran su ejemplo, cosa que hicieron. Viserys y Aegon también comieron, gracias a la intervención de sus hermanos, algo bueno salió de esta cena, al menos.

—Debemos partir a King's landing —los cubiertos cayeron y el comedor quedó en silencio —. Son órdenes de su rey y abuelo.

—No queremos ir allí —soltó Joffrey —. Mi madre solo sufrió estando allí, queremos quedarnos donde fue feliz, donde fuimos felices.

The fire in his bloodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora