Bonds | Kim Ri-an [Hierarchy]

01.

El paisaje frente a Ji-eun era sereno, y disfrutaba de la vista que le ofrecía el exclusivo sector privado en el que residía. Para vivir en Flowers, debías ser extremadamente rico y poderoso; no cualquiera podía permitirse una vivienda allí.

Como heredera de Park Law Prestige, Ji-eun tenía pleno derecho de estar allí. La firma de abogados de su familia era la más importante de todo el continente, con conexiones en los círculos más influyentes, lo que le aseguraba una vida resuelta, al menos según los demás.

Consciente de que llegaba tarde a la ceremonia de inauguración en Jooshin, Ji-eun no se preocupaba demasiado. Formaba parte del selecto grupo Elite de solo cinco estudiantes, así que sabía que no le harían nada por su tardanza.

Al bajar del Mercedes en el que solía ser transportada, se encontró con Ri-an, el estudiante intocable en Jooshin. Su familia había fundado la escuela, y además, él era su mejor amigo. El pelinegro le sonrió y extendió su mano hacia ella, invitándola a ir juntos a la ceremonia. Sin dudarlo, Ji-eun tomó su mano y juntos se encaminaron al auditorio.

Al abrirse las puertas, vieron a un alumno becado presentándose en el escenario. Lo identificó por su corbata azul — en Jooshin, las corbatas rojas eran para los millonarios y las azules para los becados —. En cuanto los presentes notaron quiénes entraban, apagaron el micrófono del chico mientras ellos caminaban hacia sus asientos.

Una vez sentados, el chico pudo continuar.

— Como les decía, mi nombre es Kang Ha. Obtuve esta beca con mucho esfuerzo y espero poder llevarme bien con todos — finalizó con una sonrisa.

— Llegan tarde — susurró Woo-jin.

— Me quedé dormida — contestó Ji-eun en un susurro.

La directora continuó hablando, pero Ji-eun dejó de prestarle atención; siempre decía lo mismo cada semestre.

— Pueden ir a sus clases correspondientes.

Después de eso, vio al nuevo becado levantarse para irse, pero alguien de su mismo rango lo detuvo y le susurró algo, lo cual le hizo gracia; se notaba muy perdido.

— Ji, necesito hablar contigo — dijo Ri-an, mirándola a los ojos.

— Claro, vamos.

Ri-an tomó la mano de la castaña y juntos salieron del lugar, siendo los primeros en hacerlo. El pelinegro la llevó a su sala privada para expresarle sus preocupaciones.

— Jae-i no me ha respondido ningún mensaje desde que se fue — soltó Ri-an sin rodeos mientras se sentaba en uno de los sillones.

— ¿Intentaste llamarla? — sugirió su mejor amiga.

— Claro que lo intenté, pero nunca contesta — respondió él, desesperado.

Ji-eun se acercó, quedando de pie frente a él, analizando su actitud.