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- ces... cariño, despierta, ya llegamos a la casa- murmuró con ternura una mujer, la cual acarició suavemente el rostro de su hijo.
El menor despertó con un leve sobresalto, tallando levemente sus ojos cansados, - ¿y papá?- pregunto, asomándose en el asiento, - adentro con tu hermano cariño, justo ahora están organizando las cosas, vamos- respondió con dulzura la dama, tomando la mano del chico, para luego bajar del vehículo.- ¿que te parece?- dijo la mujer, refiriéndose a la casa, al analizarla, la casa tenía un pigmento, que apenas de ser viejo, se veía bien junto a los ventanales limpios y de bordes negros.
- es hermosa, ma- respondio, la mujer curvo ambos labios en una sonrisa, - y por dentro es mucho mejor- dijo su madre, abriendo la parcialmente abierta puerta de madera.Por dentro, unos muebles de madera se encontraban en los costados, con un poco de polvo, pero bastantes bien para su tan largo periodo de uso, junto a una alfombra rojo bordo, la cual le daba cierto color al piso, la luz del sol traspasaba por unas puertas de vidrio que daban a un patio trasero, en el cual, el verde rebalsaba.
Ambos al dirigirse a la cocina, se vio la figura de un hombre junto a un par de papeles, sosteniendo un teléfono en su mano derecha, mientras con la otra, escribía en los mencionados papeles.
Su esposa simplemente le dirigio una mirada reprochante, - oh, cierto, olvidamos bajar algunas cosas, ve a ver tu nuevo cuarto mientras yo me encargo, ¡anda!- dijo entusiasmada la mujer.
Se dirigio hacia las escaleras, las cuales tenían el modelo de caracol, mientras subia, no podía evitar pensar en lo desanimado que estaba, le gustaba que su familia creciera y avanzará, pero eso significaba tener de despegarse de cosas realmente valiosas para el, como sus amigos, otra familia, escuela, y mucho más.
Al llegar a su dormitorio, abrió la puerta y entró, una cama de sábanas blancas y almohadas del mismo color, se encontraba en una esquina del lugar, junto a una mesita de luz a su costado.
Seguido de una ventana, la cual claramente tenia su tiempo, pero que, al igual que los demás muebles, tenía su arreglo o todavía se veía en buen estado.
Y al final, había un escritorio y un armario, el escritorio poseía cajones de madera oscura, al igual que el medianamente grande armario.
- ¿ya te estas acostumbrando, enano?- escucho detrás de él, se sobresalto y giro con los brazos levemente separados de su torso y cintura, - cálmate un poco, ni que fuera un ladrón- dijo el chico moreno, despegandose del marco de la puerta, el solo suspiro y hablo.
- perdón Jonah, es que, esto...- se tomó una breve pausa, aprovechando para dirigirse y sentarse en la orilla de la cama, su hermano cambió su expresión a una más concentrada y preocupada.
- es que... todo esto es nuevo, y... realmente extraño mi anterior hogar, a mis amigos, es raro- dijo, con la cabeza baja y un tono suspirante y bajo, el mayor se sento, posicionando su mano en la espalda del contrario, en un acto de consolación.
- ya se que es complicado, y a.la vez triste, pero a aveces tienes que ver lo positivo de las cosas, como... mira a mamá, ¿vos alguna vez la viste así de buena?- dijo, a lo cual el negó - o míralo a papá, nunca lo vía así de concentrado y alegre, y hablando de nosotros, tenemos una oportunidad gigante, y debemos aprovecharla-
Cesar seguía cabiz baja, pero sus labios formaban una muy leve pero significativa sonrisa, - sabes, después de esto, podemos salir un rato, si es que mamá nos deja, lo cual dudo un poco- bromeo, haciendo reír al menor.