Dolor.

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⛰️

Y ahí estaba, solo, vestido de negro sosteniendo una rosa blanca, ya todos se había ido, ya todos dijeron palabras de aliento, lloraron, se lamentaron y dieron el pésame.
Pero él seguía ahí, parado, observando aquella lapida fria de color gris, minimalista y aburrida.

Choi San
"El final puede ser incluso el inicio".

Fue traumático lo que tuvo que vivir, estaba cansado, dolido y fastidiado de todo, no quiso recibir abrazos ni escuchar palabras de aliento, se negó a mirar dentro del ataúd, y se disculpo por no dar un discurso alentador.
No tenía palabras ¿Cómo esperaban que se despidiera de la persona que más amo?

No había palabras, nada podía describir el dolor que sentía, y nadie sería capaz de enter lo que está pasando, por qué él perdió a su compañero, su confidente, a su más grande apoyo.

Se culpaba, y ya había escuchado el sermón de su madre, su suegra, incluso sus amigos, de que fue un accidente, que nadie era el culpable y que simplemente lo olvidará.

¿Olvidar? Ja.

Que idea tan absurda, no puede simplemente ignorar todo lo que vivió a lo largo de esas semanas, era demasiado egoísta de su parte olvidar algo que lo marco para siempre.

- Wooyoung, debemos irnos.

Su madre se acercó con algo de sigilo, viendo a su hijo suspirar y mirar esa rosa en sus manos, comprendía lo duro que debía ser despedirse.

- Dame cinco minutos.

- Claro, te espero en el auto.

Escucho los pasos de su madre alejándose, volvió su vista a esa escritura en la lapida, fue la decisión de su suegra poner esa estúpida frase que San solía decir cuando las cosas no resultaban de la manera que esperaba, lo decía en forma de ver otras opciones y buscar un nuevo camino, un objetivo nuevo.

- El final puede ser incluso el inicio. - soltó una risa desganada. - Vaya mentira de mierda.

Dejó caer la rosa a su lado, San no merecía una simple flor, no merecía estar ahí, bajo tierra, no merecía nada de esas palabras de personas que ni siquiera se preocuparon por él en algún punto de su vida.

De hecho, la mayoría de esas personas eran unos hipócritas de primera, asistiendo con lágrimas falsas y discurso ensayados, lamentando la perdía.

- Idiotas.

Se agachó a la altura de la lapida, paso sus dedos por ella, delineado cada letra del nombre escrito.

- Mi madre y tu madre creen de debo de olvidarte. - seco sus lágrimas y sonrió un poco. - ¿Puedes creerlo? Solo llevas un día de muerto y ya me están pidiendo que te olvide.

Negó y se sentó en el piso, no tenía intenciones de irse tan pronto, su madre podía esperar, él aún tenía muchas cosas que desahogar.

- Sabes, encontré el anillo que debías de damer en nuestro viaje.

Miró dicho objeto en su dedo, era hermoso, justo como imaginaba que sería, sencillo pero elegante.

- ¿Por qué decimos esperar? Digo, tenemos seis años de relación, ya era tiempo de estar comprometidos.

Hablaba a la nada, esperando que alguien o algo le responda, aún que sea con señales mediante el viento, o presencias espirituales.

~Milagro~ |WooSan|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora