𝕽𝖊𝖕𝖚𝖙𝖆𝖙𝖎𝖔𝖓 (Pedro Pascal) [TERMINADA]

28. PROMETIDA

Voten y comenten, que verme actualizar seguido no es siempre, e:)

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— Eres tan preciosa — murmuró entre besos y caricias antes de escucharla gemir, justo en su oído.

Sus largos dedos recorrían su cuerpo, con lentitud y como si aquello fuera lo único que deseaba.

— Marcus... — pronunció, aferrándose al cuerpo de este. Quien en mayor proporción, cubría su cuerpo indefenso.

El hombre se dedicaba a deleitarse con la textura de su piel, besando ocasionalmente sus labios y cuello.
Cuando este se sintió satisfecho, solo pudo deleitarse acariciando su rostro.

Aquella mujer joven que lo había cautivado desde el primer instante en que la miró, sabiendo consigo el gran impedimento que les separaba.

— Gracias por esta noche — mencionó la mujer, besando con suavidad.

— Detente... — pronunció entrecortado, logrando que esta la mirara confundido — si no, no podré dejarte ir...

— Tal vez no quiero irme... — tal confesión había acelerado el corazón de Marcus, una ligera esperanza para aquel duro y viejo corazón.

— Ya he irrumpido en tu aposento. No podría permitirme una condena más — sus manos encontraron las de la joven, sintiendo cuán suave se encontraba su piel — No me mires así, sino, tendré que hacerte mía, una vez más.

— Hazlo — susurró, emocionada, contra sus labios — hazme tuya. Proclámame como tuya.

Sin embargo, lo único que obtuvo fue el desprecio por parte del general, quien se disponía a colocarse cada una de sus prendas.

— Marcus... — pronunció la joven, con lágrimas en los ojos. El hombre miró el cuerpo desnudo de esta. Sintiendo aquella electricidad recorrer su espina dorsal. Aquel cuerpo que había sido suyo cada noche — hemos roto cada norma escrita. No puedes ignorar esto.

Sin embargo, este solo le entregó sus  prendas.

Marcus la miraba, a un costado. La joven evadía mirarlo, aunque sus impulsos por correr a él eran más grandes.

— Estoy cansándome de esto, Marcus — expresó con dolor — si no piensas reclamarme. Entonces todo esto se termina.

El hombre rió, provocando que la joven lo mirara indignada. Y, repentinamente la atrapó entre sus brazos.

— Esto va más allá de nosotros. Somos tan diferentes que eso parece unirnos. Aunque lo desee, no puedo dejarte. Tus labios, tu piel, todo tu cuerpo proclama mi nombre pero ese sería nuestro fin.

La joven no dijo nada, solo se limitó a mirarlo con cierta decepción antes de abandonar el lugar, dejando a un Marcus completamente inexpresivo.

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Podría mentir y negar que había dormido a la perfección, sin embargo, el cansancio en sus ojos, la delataba.

Había pasado la noche en vela ante la recienta disputa con Marcus, pero nada cuerdo parecía maquinar su mente.

Podía escuchar el bullicio de las criadas, persiguiéndola de un lado para el otro, justo hasta llegar al sitio donde el emperador iniciaría su espectáculo.
El clamor y adrenalina se podían sentir en todo el coliseo, sin poder creer el fanatismo de la multitud.