En la prestigiosa secundaria de King's Landing, Aegon Targaryen destaca como un talentoso porrista, hijo del influyente magnate Viserys Targaryen. Mientras lidera el espíritu del equipo de porristas, Aegon se cruza con Jacaerys Velaryon, el carismát...
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Desde que tenía memoria, Aegon Targaryen había vivido bajo el peso del nombre de su familia. Ser un Targaryen en King's Landing no era solo un apellido, era un legado, una promesa de grandeza y responsabilidad. Desde la imponente mansión Targaryen, cada mañana empezaba con una rutina meticulosamente planeada que reflejaba la disciplina y la estructura que su padre, Viserys Targaryen, había impuesto sobre la familia. Pero para Aegon, había algo más que lo motivaba a levantarse cada día: su pasión por ser porrista.
Ese día no era diferente. Al salir de la mansión y abordar el coche que lo llevaría a King's Landing High School, Aegon observó su reflejo en la ventana. Su cabello rubio platinado y sus ojos violetas eran inconfundibles, marcando su identidad de manera ineludible. Se preguntaba cuántas personas lo veían y pensaban en su padre antes que en él mismo. Pero hoy, su mente estaba en la práctica de porristas y en el próximo juego de fútbol americano.
Al llegar a la escuela, fue recibido por los habituales saludos y miradas curiosas. La vida de un Targaryen estaba siempre bajo el microscopio, y Aegon había aprendido a vivir con ello. Además, ser un Omega en una familia de Alfas también añadía una capa adicional de expectativas y protecciones. Mientras caminaba por los pasillos, saludando a conocidos y amigos, su mente ya estaba en el gimnasio, donde el equipo de porristas se reunía para practicar.
El gimnasio estaba lleno de actividad cuando llegó. Sus compañeros de equipo estaban calentando y repasando rutinas. Aegon se unió rápidamente a ellos, sintiendo cómo la familiaridad de los movimientos y la camaradería del equipo lo envolvían. Aquí, en este espacio, podía ser simplemente Aegon, el porrista, y no el hijo del magnate.
—¡Aegon, ven aquí! —llamó Sara, la Co- capitana del equipo, mientras ajustaba algunos detalles en una nueva rutina—. Necesitamos tu opinión sobre este nuevo levantamiento.
Aegon asintió y se acercó, observando atentamente los movimientos de sus compañeros. Hizo algunas sugerencias, ajustando posiciones y tiempos, y pronto el equipo estaba sincronizado y enérgico, exactamente como él sabía que podían estar.
—Perfecto, chicos. Vamos a darlo todo en el juego de esta semana —dijo Aegon con una sonrisa, recibiendo aplausos y gestos de aprobación de sus compañeros.
Después de la práctica, Aegon se dirigió al campo de fútbol, donde el equipo estaba en pleno entrenamiento. Aunque su papel era animar y apoyar desde la línea lateral, no podía evitar sentirse atraído por la intensidad y la energía del juego. Observó a Jacaerys Velaryon, el capitán del equipo, con una mezcla de admiración y curiosidad. Jacaerys no solo era un líder natural en el campo, sino que también era un Alfa, lo que lo hacía aún más impresionante a los ojos de Aegon, un Omega que entendía bien las dinámicas de poder y responsabilidad en su mundo.
Mientras los jugadores entrenaban, Aegon se concentró en las rutinas que su equipo de porristas realizaría durante el juego. Cada movimiento estaba calculado para maximizar el impacto y elevar el espíritu del equipo de fútbol y los espectadores. Sin embargo, no podía evitar que su mirada volviera a Jacaerys una y otra vez.
