AMØR DØLIDØ 🥀

capítulo 2: el despertar

Zyran se levantó al amanecer, con los restos de la noche anterior aún presentes en su mente. La fiesta de Noak había sido un evento extraño y cargado de tensión. La incomodidad de estar rodeado de gente que no entendía ni quería entender su realidad se mezclaba con el constante recordatorio de la intervención de Noak.

Brooklyn estaba comenzando a despertar. Las tiendas levantaban sus persianas y los primeros rayos del sol se filtraban entre los edificios. Zyran caminó hacia la escuela, tratando de alejarse de sus pensamientos. Llegó antes de lo habitual y se dirigió a las gradas del campo de fútbol, donde solía encontrar algo de paz.

Mientras se sentaba, encendió un cigarrillo, su escape habitual. Estaba sumido en sus pensamientos cuando la figura de Noak apareció en la pista, corriendo como siempre lo hacía. Noak no parecía haberlo notado, o si lo hizo, no le prestó atención.

Zyran observó a Noak desde las sombras, tratando de entender por qué alguien como él había intervenido en su defensa. Pero más allá de la curiosidad, Zyran sentía una mezcla de resentimiento y desprecio. No quería ni necesitaba la ayuda de alguien que no entendía su mundo.

El día escolar transcurrió de manera típica. Zyran mantuvo su distancia, evitando cualquier interacción innecesaria. Pero la presencia de Noak siempre estaba ahí, como un recordatorio constante de la tensión entre ellos. Durante el almuerzo, Zyran se sentó solo en su rincón habitual, observando a Noak desde lejos, rodeado de su grupo de amigos.

La tarde llegó y Zyran decidió quedarse después de clases para fumar otro cigarrillo detrás del gimnasio. Mientras exhalaba el humo, escuchó unos pasos acercándose. Giró la cabeza y vio a Noak, quien parecía haberlo estado buscando.

¿Otra vez escondiéndote, Zyran? - comentó Noak con su tono característico de superioridad.

Zyran no respondió de inmediato, simplemente lo miró con indiferencia. - No todos tenemos el lujo de disfrutar de fiestas interminables. -

Noak se encogió de hombros, acercándose más. - Tú podrías, si dejaras de lado esa actitud de mártir. -

Zyran soltó una carcajada seca. - No es actitud, es realidad. Algo que tú no entenderías. -

Noak se apoyó en la pared, mirando a Zyran con un destello de desafío en los ojos. - ¿Crees que lo tienes todo descifrado, eh? Quizás no eres el único con problemas. -

Zyran apagó el cigarrillo y se puso de pie, acercándose a Noak. - No me importa cuáles sean tus problemas. No estamos en la misma liga. -

Noak no se inmutó, manteniendo su mirada fija en Zyran. - Tal vez no, pero eso no significa que no pueda intentar entender. -

Zyran dio un paso atrás, sintiendo una mezcla de ira y confusión. - No necesito tu comprensión ni tu ayuda, Noak. Déjame en paz. -

Noak lo observó por un momento más antes de encogerse de hombros nuevamente. - Como quieras, Zyran. Pero no te equivoques, no todos están en tu contra. -

Zyran se quedó allí, observando cómo Noak se alejaba. Sentía un torbellino de emociones, desde el desprecio hasta una chispa de algo que no quería reconocer. Sabía que la relación entre ellos estaba lejos de ser simple, y el constante tira y afloja no hacía más que complicar las cosas.

Esa noche, Zyran decidió no volver a casa. Se quedó en la calle, vagando sin rumbo, tratando de aclarar su mente. Las palabras de Noak resonaban en su cabeza, y aunque no quería admitirlo, había una parte de él que se sentía atraída por el desafío que representaba Noak.

A la mañana siguiente, Zyran se dirigió al instituto con la misma determinación de siempre. Sabía que Noak estaría allí, y aunque no buscaba su compañía, tampoco la evitaba activamente. Durante las clases, sus caminos se cruzaron varias veces, cada encuentro cargado de tensión y una extraña familiaridad.