🍷CUATRO🍷

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El equipo de detectives no tardó mucho en llegar a la escuela de Máx. Mientras ellos caminaban por los pasillos, cierto hombre se detiene frente a Yildis con dos alumnas detrás de él. Él era de estatura mediana, ojos pardos y cabello rubio oscuro, y aparentaba ser de la misma edad que la castaña.

—Buenas tardes, —los saluda él, dirigiéndose a todos pero principalmente a Yildis— soy el director de la escuela.

—¿Un director de treinta? Eso nunca se había visto —bromea ella, estrechando su mano.

Él —que no paraba de mirar sin ninguna vergüenza los senos de Yildis, hecho que esta veía como una gran falta de respeto— soltó una carcajada e inquirió:

—Que sincera, señorita —volvió a desviar la mirada hacia el pecho de ella, consiguiendo ponerla incómoda—. ¿Puedo ayudarlos en algo?

—Sí. Detective de casos abiertos Yildis Brown —se presenta la chica, mostrándole su tarjeta—. Necesitamos hacerle algunas preguntas sobre cierto estudiante a usted y a otras personas más, si nos lo permite, claro.

El director tuerce una sonrisa, complacido por las palabras de la millonaria, —Claro que se los permito. Cuando quiera puede hacerme las preguntas.

—Disculpe pero será el detective Jack quién se encargue de eso —lo corrigue Yildis, dejándole al gemelo ese trabajo.

Tras Jack haberle preguntado al atrevido director en qué salón estudiaban Máx, Benjamín y Álex, y cuáles eran sus profesores, los forenses se dividen como habían planeado. Los gemelos verían a los compañeros de los chicos y Yildis y Érick a los profesores.

...

—¿Ha estado faltando mucho a sus clases? —le pregunta Yildis a la profesora de Historia, la cual era la tercera profesora a la que interrogaban en la escuela. Se trataba de una mujer de unos cuarentitantos años, de ojos claros y una cara tan fea que parecía la bruja del setenta y uno.

—No mucho, hace tan sólo dos días que no viene —contesta la profesora.

Entonces Yildis recordó que el atraco al Banco fue hace exactamente dos días también. Ella sale de sus pensamientos y continúa con el interrogatorio, — ¿Los días que Máx sí vino a clases se comportó de manera inusual?

—Déjeme recordar... Si mal no recuerdo, sí. Los otros días se notaba tenso en mi turno de clases, le pregunté al final qué le pasaba y no me respondió nada, solo tomó su mochila y se fue sin siquiera mirarme.

Claro «piensa Érick» ¿Quién querría mirar una cara tan fea?

—Continúe señorita —le pide Yildis, muy curiosa por el escuchar el resto de su confesión.

—Está bien. Entonces, ese día, decidí seguirlo para ver qué era lo que le sucedía...

—Chismosa —susurra el peli negro en una voz lo suficientemente alta cómo para que la bruja lo escuchara.

—¿Disculpe?

—No le haga caso, continúe por favor —le pide la hermosa detective.

—Bueno, cómo decía, lo seguí ¡¿y a que no saben lo que vi? !

—Claro, ni que fuéramos adivinos —vuelve el muchacho con su honestidad.

—Érick, ¿tengo que despedirte?

—No, no, jefa. No nos vayamos a esos extremos —se defiende él, sin parar de reír—. Prosiga, profe.

—Ok —acepta esta para luego dedicarle una mirada de reojo—. Entonces, después de seguir a Máx hasta el inicio de las gradas del campo de fútbol, él se metió algo pequeño a la boca y se sentó en un escalón, notablemente cansado. Al cabo de un rato llegó otro muchacho, creo que se llamaba... Benn...Jimi...

YILDIS (Pausada) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora