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En una húmeda y calurosa noche en la ciudad de Washington D.C., Estados Unidos, el hogar del presidente de la nación, esperaba una lluvia suave cerca de las últimas horas del día. El movimiento frenético de los autos en la ciudad apresurados por retornar a sus hogares y los universitarios regresaban a sus residencias, pues aún se encontraban en semana de clases, hacían el son de la ciudad más importante del país. El receso de primavera se acercaba y la mayoría, de todos los departamentos, se encontraban angustiados en entregar todo, mientras otros aprovechaban para organizar la próxima fiesta de verano. Podrían estar ahogados de tareas y proyectos, pero el alcohol, sexo y drogas que próximamente consumirían con calma era su única motivación para sobrellevar las semanas.

Los pasillos de la residencia del edifico de Dugmore Hall se tornaron en silencio, pues la mayoría de los estudiantes habían regresado a sus dormitorios después de cenar. Podía escucharse cuchicheos, silencio, o incluso llantos por detrás de las puertas de los cuartos. Lo que se podría describir como normal dentro del ambiente del universitario. Incluso por debajo de las puertas podías transpirar el olor a desesperación, estrés, alcohol, Red Bull y lágrimas más vivas que las ganas de vivir de los mismos estudiantes.

A pesar del ambiente tan pesado y tenso, e incluso bipolar, de una residencia universitaria, era algo que alguna vez los adolescentes de la preparatoria soñarían pasar

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A pesar del ambiente tan pesado y tenso, e incluso bipolar, de una residencia universitaria, era algo que alguna vez los adolescentes de la preparatoria soñarían pasar. Incluso los adultos que actualmente se encuentran con problemas económicos y sin salida laboral. La universidad es algo que se recuerda por el resto de tu existencia.

La universidad de Washington era prestigiosa en su propio estado, e incluso es bien calificada por sus mismos alumnos y los padres de estos al darles su confianza en que sus hijos estudien y vivan en sus instalaciones. Es de esperarse que la seguridad sea excelente o mínimo muy buena, al menos así es como se desearía que fuese el mundo ideal. Lo que jamás cuentan es que los guardias de seguridad son víctimas del sueño y el chantaje, e incluso a la amenaza, para cerrar la boca.

Esa noche lluviosa, el guardia se vio obligado a apagar las cámaras de seguridad

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Esa noche lluviosa, el guardia se vio obligado a apagar las cámaras de seguridad. No con eso suficiente, el victimario lo noqueó después de cumplir con lo que quería y le robó la llave que le daba el acceso a cualquier dormitorio que quisiera.

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⏰ Última actualización: Jul 12 ⏰

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Mala Vida (Low Life) | Laughing Jack x Jeff the KillerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora