La tarde transcurría sin ningún contratiempo en aquel pequeño local, el ruido de suaves cuerdas siendo afinadas y el aroma a madera barnizada llenaban el aire en la tienda. Era una tienda pequeña pero acogedora, con estanterías repletas de instrumentos de diversos tamaños y colores. En aquel lugar trabajaba Misael, un beta de cabellos color onix y unos hermosos ojos color amatistas.
Aquel día inicio de lo más normal solo que está vez un pequeño ser lo acompañaba, se trataba de Bolillo, un pequeño hurón color crema con una gran energía, solo que esta vez pareciera estar inquieto y alerta. No era de esperar su estado puesto que esa mañana lo había llevado al veterinario, y cómo era de esperarse no se lo tomó muy bien.
El reloj marcaba las ocho en punto, señal de que era hora de cerrar, apagó las luces, recogió todo y cerró las puertas. Al salir lo recibió el bullicio de la ciudad, las luces de los edificios, el sonido de los coches y el olor a contaminación eran presentes.
Caminó por la acera con la jaula de Bolillo en mano y su mochila en el hombro mezclándose entre la marea de gente, mientras caminaba una sensación de incomodidad se instalaba en su mente. Al principio quiso ignorarlo, pero con forme avanzaba sentía que esa incomodidad crecía, por momentos miraba hacia atrás intentando identificar de dónde venía esa sensación, a lo le logró vislumbrar una sombra que se acercaba más y más a su dirección.
El corazón de Misael empezó a latir con más fuerza. Aceleró el paso intentando perderse entre la multitud. Pero ni eso lo lograba hacer bien, pareciera que a dónde fuera no lograría perderlo. Respiró hondo. Talvez solo era su paranoia y solo era alguien siguiendo la misma ruta que el, si, talvez sea eso.
Cruzó la calle y se internó en un callejón más tranquilo, con la esperanza de perder a su perseguidor. El callejón estaba desierto y sombrío, las paredes de ladrillo cubiertas de grafitis y enredaderas. Bolillo se removió en la transportadora, no le agradaba hacia donde estaban yendo. Avanzó a paso dudoso adentrándose más en la oscuridad, las sombras que se creaban con la luz daban un aire tétrico. Su corazón latía a mil por hora. Cada sonido, cada sombra parecía amplificar su ansiedad, el sonido de los coches y el ajetreo de la gente se sentía tan lejano.
De repente, sintió un movimiento a sus espaldas, pero antes de que pudiera reaccionar, unas manos fuertes lo sujetaron por detrás, inmovilizándolo. Luchó con todas sus fuerzas, retorciéndose en un intento desesperado por liberarse, pero su atacante era mucho más fuerte. Por su olor pudo deducir que era un Alfa, y uno muy fuerte, pues su pobre olfato Beta lo pudo olfatear.
— ¿Q-quién… eres?- artículo con dificultad antes de sentir un golpe seco en la cabeza.
La última imagen que vio antes de que todo se volviera negro fue la figura de su atacante, apenas visible en la penumbra del callejón, no pudo apreciar las fracciones de su rostro pero si alcanzo a ver unos ojos que lo veían con burla.
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Secuestro placentero
FanfictionMissa era un simple Beta que trabajaba en una tienda de música, un día cuando se disponía a regresar a su casa fue secuestrado por los hombres del "Angel de la muerte. El hombre se había interesado por el y ahora lo hará su Omega. . .. ... .... ...