.......... - La vida valla que te da sorpresas, una bomba que estallo y puso su comodidad patas arriba...........
........... - era tiempo de cambiar de jinete y volar ....
......... - Fue un gusto haberlos conocido pero yo por ahi no paso.
.... At...
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....- yo quiero este lado ... ...... - Declaraba una cría de dragón de escamas azuladas y verdosas.
... - No empujen .... Hay .... mi alita ....... - Se sobaba uno de ellos tratando de calmar el dolor en esa parte de su anatomía
.... Me pisaste mi colita .... Ya verás ........... – Se abalanzo contra sus hermanos y termino estrellándose contra uno de los muros arenosos y rocosos de la cueva .... – Ay .... Ay ... me saldrá un chinchón..... uwa ... ww... quiero a mi mami .... – Se quejo Tyraxes mientras se sobaba su cabecita contra el muro hecho ya un ovillo tiritando ....- Déjenme espacio .... le diré a mama cuando llegue que no me ...... - Empezó soltar su vocecita entrecortada y uno que otro moquillo suelto
Todo eso pasaba y solo era la primera noche desde que los estaba conociendo, frustrado alzó sus garras y se dió palmadas en la cabeza.
Agito sus alas tratando de calmar y apagar la vocecita en su cabeza que le decía ..... – Achichárralos, que sepan que tu eres el que manda ..... Quémalos ... ambos sabemos que no nos gusta el bullicio, esto ya parece la calle de la Seda.... Vamos sé que quieres hacerlo .... – Solo le quedo negar, pero ya cansado del griterío de los jóvenes dragones que estarían a su cuidado solo le quedo resoplar y ver frustrado su hora de relax.
Estaba llegando a maldecir el día en el que su altanero jinete se volvió a casar y con ello nuevos integrantes a la familia, no contento con eso ni una pregunta a el, era su nido aquel que amoldo a su gusto achicharrando a uno que a otro cuidador para que se hiciera lo que mandaba y ahora su acogedora y perfecta morada estaba siendo invadida por unos cuantos renacuajos y para desgracia suya sabia que eran sus cachorros, sangre de su sangre, se repetía si tan solo no hubiera sido todo un semental, pero no, debia siempre salirse con la suya a pesar de las negativas de la progenitora de su progenie.
..... Este será mi nido .... Es perfecto .... Digno de mi sangre ...... - Se facto un dragoncillo con escamas verdosas y azulinas, moviendo con su cola las pajas y una que otra roca que dejo caer con su colita al agitarla. Estas dieron en la cabeza de nuestro malhumorado y frustrado Caraxes que hacia el intento de dormir ......
Al ver que sus acciones habían hecho aparecer una venita en la frente del mayor este oculto su colita y se encogió soltando una risilla que solo hizo acentuar el enfado del mayor ...... - Ups ......... esquiusmi ..... fue sin querer ... - Teniendo el atrevimiento de arrastrarse y colarse en su cálida cama.
Su pacífica y solitaria comodidad se vio interrumpida con el nacimiento o el que seria el nacimiento del primer vástago varón de su jinete, un platinado que presumía su filosa lengua atacando con mordaces golpes a la moral y la hipocresía de la corte del rey, un tipo al que sus padres nombraron Daemond, Daemond Targaryan había sido el muchachito audaz que lo había reclamado osadamente cuando el todavía se consideraba en luto, claro que no admitiría que había estado anhelando las batallas para descargar dolor y desgracia a sus enemigos, su jinete creía que lo había reclamado proclamándose su jinete, ja, que iluso, el se dejo montar solo por que le dio tantita pena los ojos acuosos y anhelante del escuálido muchachito, resoplando con un bufido y espantando con su aliento ardiente a los insectos (no hacia falta recalcar que lo decía por sus esclavos apodado ellos mismos como cuidadores de dragones), negando con la cabeza alejo los recuerdos del pasado y veía con molestia unos barcos aterrizando en las costas de la que había sido su hogar por unos años, no queriendo antojarse de algunas personitas que llevaban un llamativo color verde por vestimenta porque sin querer el desagrado de su jinete hacia esas personas los hacia mas apetecibles, aguantando sus ganas de merendar dio media vuelta e ingreso a sus alcobas reales para dejarse caer levantando una nube de polvo por su acción, dormito por un rato hasta que el rugido de Vhagar lo despertó.
