Mi casa de mentiras

Capítulo uno: Mi historia

Abrió la libreta y se puso a escribir…

"–Nada de eso fue mi culpa – miro con enojo a su hermano mayor –Me culpas de todo lo que pasa en esta casa.

Richard suspiró pesadamente.

–Claro que es tu culpa, – Dijo con una voz serena – eres el único que estaba aquí.

–Mentiroso! – grito –¡Te odió!

Agarro sus cosas y subió lo más rápido que le fue posible hacia su habitación cerrando la puerta con seguro.

Richard suspiró nuevamente odiaba ser el hermano mayor, odiaba toda esta mierda, miró a Ben el cual se encogió de hombros.

–No me mires a mi, – volvió a mirar la tele –yo no tengo la culpa.

–¿Sabes en dónde mierda está Leo?.

–Nop.

–Gracias por tu ayuda… Sirves de mucho – dijo con un obvio sarcasmo.

–De nada."

Prendió su teléfono ya era tarde eran las 8 pm, se supone que sus hermanos ya deberían de haber llegado.

Pero todo estaba tan… silencioso… tan solo, desde que sus padres murieron todo era tan diferente… tal y como en su historia.

Discusiones.

Gritos.

Peleas.

Un ciclo sin fin que él tenía que vivir día a día… el dice que ya se acostumbro pero era mentira.

Ya no le hablaba a sus hermanos, cada uno se hundió en su propio mundo.

Él se dedicó a crear una pequeña historia, la cual con el tiempo quiso hacer más historias pero siempre las dejaba sin terminar.

Tenían un comienzo pero no un fin, sentía que algo le faltaba pero ni él sabía que.

Volvió a escribir.

"Richard solo miró a su hermano, prendió su teléfono y vio que ya era tarde.

–Ya es tarde así que saldré a comprar algo de comer… dile a Toño que lo siento y que cuando vuelva me gustaría hablar con él– miró a su hermano.

–Aja.

–Deberías dejar de mirar tanta tele.

–Lo que digas.

En verdad Ben era un caso perdido, ni siquiera se molestaba en ponerle atención.

Richard salió de aquella casa, claro si tan sólo lo podía llamar así. Ben esperó un rato cuando su hermano su fue apagó la tele y se dirigió a su propio cuarto."

Dejó de escribir, miro la puerta de su habitación, tenía hambre…. Pero sabía que no había nada que comer sin necesidad de calentar.

Lo pensó un poco y se dirigió a la puerta de su habitación antes de abrirla se quedó pensando en si ir o no ir.