Capítulo 10

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Aquel día también habían tenido gimnasia, atletismo, concretamente. Todos y cada uno de los músculos de Minho se resentían a cada paso que daba. Entró al vestuario y arrugó la nariz con desagrado, allí apestaba a alfa sudoroso, y el dulce aroma de Felix no estaba ahí para camuflarlo; el profesor le había mandado recoger el gimnasio. Seguro que lo único que queria era ver cómo el omega se agachaba a recoger los conos del circuito. Minho gruñó ante esa idea. Abrió su taquilla y sacó su bolsa de deporte, se quitó la camiseta y la cambió por una limpia, después hizo lo mismo con los pantalones.

— Ya lo creo, es increíble.

La voz de Jackson Wang llegó a sus oídos desde un par de taquillas de distancia. Hablaba animadamente con Im Jaebum, un beta que solía rodearse de alfas y que no le caía demasiado bien a Minho.

— Es el omega perfecto, casi de ensueño. Es dulce, es atento y tremendamente guapo. — Dijo el beta.

— Y, no nos olvidemos, de que está buenísimo. ¿Ese culo es normal en un chico? No puedo mirar otro lado cuando corremos.

Los dos amigos rieron socarronamente y  Minho apretó los puños. No podían estar hablando de quién él creía que estaban hablando.

— ¡Ya te digo! Felix volvería loco a cualquiera, cómo me gustaría marcarlo y poder folla...

Oh sí, lo estaban haciendo.

Minho cerró la taquilla con tanta fuerza que hizo vibrar todas las demás. El vestuario se sumió en un pesado silencio. Lentamente, como un lobo acorralando a su presa, se acercó los otros dos chicos que le miraban con una mezcla de curiosidad y temor. Destellos rojos manchaban las negras pupilas del alfa. Lee Minho estaba enfadado de verdad.

— Me gustaría formar parte de vuestra conversación, ¿de quién hablaban? — Preguntó con la miel bañando sus palabras. Era una

— De... de Lee Felix. — Respondió Jackson temeroso.

Nunca había hablado con Minho, nadie lo había hecho en realidad. Bueno, nadie excepto Felix. Tragó saliva en cuanto se dio cuenta de que la había cagado pero bien.

— Ah, sí, Felix. Es un gran omega, ¿verdad? ¿Qué decías que te gustaría hacerle, Im? — Volvió a preguntar, apretando la mandíbula y mirando a Jaebum con fingida curiosidad. Minho era la aparentemente inofensiva Venus Atrapamoscas que esperaba pacientemente para devorar a su presa.

El beta retrocedió un paso asustado. Todas las historias que había escuchado sobre Lee Minho se sucedían en su cabeza como pequeños y terroríficos sketches, en ese momento, el imponente alfa se cernía sobre él con la furia homicida dibujada en su rostro. Ninguna de aquellas historias era cierta, pero Minho estaba dispuesto a hacerlas todas realidad con aquellos dos imbéciles que habían mancillado el nombre de Felix. ¡Sólo él podía fantasear con el omega! ¡Solo él podía mirarle!

— Na-nada... solo...

El alfa interrumpió la trémula respuesta dando un fuerte golpe a una de las taquillas. estridente sonido metálico heló la sangre de todos los que estaban presenciando aquella escena.

— No que ninguno de ustedes vuelva a hablar de Lee Felix como si fuera un trozo de carne, ¿¡me habéis entendido!? Ninguno están a la altura siquiera de la jodida suela de sus zapatos. — Bramó con furia.

Aquello era una advertencia, no solo para Jackson y Jaebum, si no para todos los presentes. Lee Felix ya no estaba en el mercado, y pobre del que intentara tocar un solo pelo.

Minho se apartó de los dos chicos en cuanto percibió el aroma de Felix, y unos segundos después entró el sonriente omega. Todos volvieron a la normalidad como si nada hubiera pasado mientras Felix cambiaba su ropa de deporte por unos jeans y una camiseta. Por una vez en todo el curso el único que le observaba hacerlo era Minho.

Cuando terminó de vestirse, se acercó al alfa tan sonriente como siempre. Y, como cada vez que el omega rondaba cerca, Minho sintió el aire escapar de sus pulmones.

— Minho, ¿quieres almorzar conmigo y con Sung?

— ¿Con Jisung? — Preguntó dudoso.

Felix asintió sonriente. Minho suspiró, preferiría almorzar solo con Felix, pero no tenía más remedio que aguantar a su amigo.

— Está bien.

En algún punto del camino a la cafetería, Felix se colgó del brazo de Minho. La gente se apartaba a su paso, mirándolos aún sin terminar de creérselo. La historia del incidente en los vestuarios había corrido como la pólvora y todo el que estudiaba en ese instituto ya sabía que Lee Felix era zona prohibida. Felix parecía ajeno a todo eso y caminaba feliz colgado del brazo del mayor, casi saltando por los pasillos.

— ¿Tienes hermanos, Minho?

— ¿Cómo? — Preguntó desconcertado por la pregunta.

— Sí, es que le caíste muy bien a Seungmin, así que pensé que a lo mejor tú también tenías un hermanito pequeño.

— No, soy hijo único.

— Vaya, ¡entonces se te dan genial los niños!

Minho rió.

— No lo creo. — Negó divertido.

— ¿No te gustan? ¡A mí me encantan! Me encantaría tener un montón de pequeñines correteando por mi casa dentro de unos años. — Habló felizmente con aire soñador. Jodidamente adorable.

En la mente de Minho se proyecto la imagen de Felix unos años mayor, con una prominente barriga, con un niño pequeño entre sus brazos y otro chiquitin abrazando una de sus piernas. El más mayor tiene el cabello rubio y rizado y el que Felix sostiene con cuidado de no dañar su vientre tiene unos penetrantes ojos negros y el cabello lacio y moreno.

Minho sonrió, aquella era la visión de un futuro utópico e irreal, pero maravillosamente feliz.

— No es que no me gusten, es cuestión de tenerlos con la persona indicada.

Felix sintió sus mejillas enrojecer, era imposible que Minho se refiriera a él.

Finalmente, llegaron a la puerta de la cafetería y aquel tema quedó olvidado.

Jisung ya los esperaba en la mesa que solía compartir su amigo. Había tenido que saltarse la clase de gimnasia por una reunión con el tutor. No parecía demasiado feliz de ver al alfa, aunque ya sabía que almorzaría con ellos.

Después de ir a comprar el almuerzo, los tres se sentaron en la mesa.

Minho aún se sentía extraño almorzando en compañía, pero la presencia de Felix hacía que valiera la pena toda la incomodidad.

— Esto... Minho, ¿te apetecería venir con Sung y conmigo a ver una película el viernes por la noche? — Preguntó tímidamente Felix.

Vale, eso no se lo esperaba.

— ¿Yo?

— Claro que tú, idiota, ¿o ves a algún otro Minho sentado en esta mesa?

— ¡Jisung! — Reprendió Felix a su amigo.

Jisung se encogió de hombros y siguió comiendo su sándwich.

Minho sopesó sus opciones, podía decir que no y desaprovechar una ocasión de estar con Felix o podía aceptar y aguantar a su amigo durante toda una tarde... ¿a quién quería engañar? Nunca podría decirle que no a Felix.

— Está bien, pero ¿les importa que lleve a un amigo?

Necesitaba distraer a Jisung para poder tener a Felix para él solo, y Christopher era el indicado para eso.


terry

INTOCABLE [minlix]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora