Era una tarde calurosa de verano, Lívia andava por los grandes jardines de palacio, cuando escuchó unos murmullos provenientes de una habitación cercana. Intrigada, se acercó sigilosamente a la puerta entreabierta. Lo que vio la dejó atónita y su corazón palpitando aceleradamente. Allí, en el interior, Marcus Acasius estaba enredado en un apasionado encuentro con una mujer, una de las criadas del palacio estava siendo embestida con rudeza por el general.El espectáculo la llenó de una mezcla de miedo y curiosidad. Nunca antes había presenciado algo así, y la imagen del general, a quien siempre había admirado desde la distancia, ahora se tornaba en una figura a la vez fascinante y aterradora. Livia retrocedió en silencio, asegurándose de no ser descubierta, y se retiró a su habitación, donde no pudo evitar que sus pensamientos giraran en torno a lo que había visto.
Ella era joven he inexperta, su madre nunca le contó cómo un hombre y una mujer se comportaban cuando estaban solos, pero aquella mujer no era nada del general y él no tenía esposa, aunque él también era conocido por tener a más de una rendida a sus pies, ella para el era solo una niña y raramente cruzaban alguna palabra que no fueran puras formalidades. Pero ahora Lívia no paraba de pensar en Marcus, haberlo visto desnudo, cogiendose salvajemente a aquella chica en cuanto ella gritaba su nombre y pedía más era como un martillo resonando en su cabeza las 24 horas.
Algunos días después, para su suerte o desgracia, Libia volvió a contemplar la misma escena más esta vez no pudo ir sin ser vista. Otra mujer esta vez, que no era de palacio al parecer una de las prostitutas del burdel, estaba cabalgando sobre el general y este comía sus senos como si fuesen un manjar, Lívia por equivocación entró en la habitación, ambos desviaron sus ojos a la chica pero la mujer no paró de moverse porque Marcus le ordenó que continuara, Lívia intentó salir pero la fuerte voz del general la hizo detenerse.
-¿A dónde cree que va?- la voz fuerte del general causó una pequeña carcajada en la mujer que estaba sobre él y Livia bajo la mirada temorosa
— Discúlpame General, me equivoqué de puerta... no sabía que estaba aquí— se disculpó con la cabeza mirando al suelo.
— Míreme a los ojos cuando habla conmigo niñita—
Livia miró al general, este cambio de posición con la mujer que lo acompañaba, la mujer estava de cuatro con la cabeza hundida en la almohada de plumas, la chica estaba asustada, pudo notar el miembro de este y pensó que era enorme y por un momento en su cabeza se imagino siendo embestida tal como la chica que estaba con el. De repente la mujer comenzó a gritar y el general lanzó gemidos y maldiciones en cuanto entraba en ella, del otro lado Livia sin saber qué hacer volvió a bajar la mirada, había comenzando a sentir que sus partes querían sentirlo, quería saber que tan bien se sentía tenerlo dentro nunca pensó en un hombre de aquella forma.
La otra chica y el general acabaron entre gemidos y halagos, la chica se vistió y pasó por Livia sonriendo aunque parecía caminar con alguna dificultad, la puerta se cerró y quedaron solos, Marcus estaba aún desnudo y su miembro seguía erecto, salió de la cama y fue hasta un pequeño balde donde se limpió el sudor y los líquidos que corrían de su pene. Volvió y se acercó a Livia, la chica estaba nerviosa, se sentía una presa ante el escrutinio de aquel imponente hombre.
Esté paró detrás de ella y puso sus manos en la cintura de la chica.
— Ahora es tu turno— susurro en el oído de Livia. Esta abrió los ojos como plato y se sintió un poco nerviosa y con miedo
— Quítate la ropa ahora— ordenó Marcus parándose frente a ella
La chica no dijo nada pero su cuerpo comenzó a temblar
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Historias cortas de Pedro Pascal
RomanceAcá escribo cosas que me vienen a la cabeza de momento