Era se una vez a las afueras de un pueblo como cualquier otro, vivía pequeña familia de peliverdes, la madre y la hija pasaban sus días vendiendo plantas y curando males con sus medicamentos naturales. Sin embargo lo que nadie sabia era que la hija era en realidad un chico con un gusto particular por los vestidos y facciones femeninas lo que hacían verse como toda una dama, era la copia exacta de su madre en todos los sentidos, era educado, tranquilo incluso su voz era bastante suave para cuando comenzó la pubertad. Este caso era bastante inusual y aunque no era el primero para los ojos del padre del chico era una abominación por lo que no dudo en dejar al niño y la madre a su suerte, esta se negaba a abandonar a su bebe y afortunadamente supo como salir adelante pero teniendo que ocultar el verdadero genero del menor y aunque le dolía hacerlo era la única forma.
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Mi nombre es Izuku Midoriya...
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Si lo se, mi apariencia fácilmente confunde a las personas, pero quiero dejar en claro que soy un chico...
Mi vida estuvo lleno de retos, ser mujer tenia sus desventajas, cuando era niño quería jugar a las espadas y caballeros con los demás niños, sin embargo me rechazaron abruptamente...
_los niñas no pueden ser caballeros, ellas solo se encargan de limpiar la casa y atender a los hijos me dijeron_, me dieron sin saber que yo también era un niños, pero me quede callado ya que mi madre me había dicho que si rebelaba mi verdadero género estaría en peligro . Al principio no entendía asta que un día entendí la gravedad de la situación.
Recuerdo que tenia unos 10 años cuando paso, estaba de compras con mi madre cuando un revuelto se produjo en la plaza central, un mensajero daba las noticias del reino vecino y todas eran de niños llevado a la hoguera o lanzados a un risco al tener apariencia y gustos femeninos, fue ahí cuando entendí todo y una pequeña idea de como seria mi futuro...
Sin importar donde este, jamás encajare y jamás seré yo mimo.
Los años pasaron y actualmente tengo 17 años, los chicos muchas veces me coqueteaban y como siempre los rechazaba, tenía que hacerme el sordo a los comentarios que otras chicas susurraban a mis espaldas y la mayoría de ellos no eran nada bonitos. Siempre juzgándome por mi apariencia o mi comportamiento hacia los hombres... Nunca imagine que la vida de una mujer era así de estresante y en mi caso es peor ya que estoy fingiendo algo que no soy.
Solo quisiera... Ser amada por mi verderón yo.
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"Una" peliverde estaba caminado hacia su casa con una canasta llena de verduras cuando es intersecado por un rubio, con mechón en forma de rayo y ser unos centímetros mas alto que la "chica".
_ buenos días Izuku, no crees que es un hermoso día para... _
_ estoy ocupada Denki _, contesto sin interés y rodeándolo la ojos esmeraldas.
_ oh, vamos ¿Cuánto tiempo te vas a resistir? Todas las chicas del pueblo ya tienen novio, solo faltas tu _, se quejo el chico. _por favor solo dame una oportunidad _, le rogó de rodillas.
_ lo lamento Denki pero ya te e dicho millones de veces que no me interesas y no me interesa nadie _, dijo el Izuku desesperado ya que aunque aceptara su propuesta él no podía darle hijos. _lo siento tengo que irme _, dicho esto la peliverde se retira.
El rubio quiso seguirla pero se tropezó con sus pies y cayo de cara al suelo, en eso sale Sero de los arbustos con una mano en la boca pero no puede más y termina riendo a carcajadas.
_ lo siento hermano, pero tienes que entender que Izuku es una chica inalcanzable _, le dijo su amigo pelinegro, mientras lo ayudaba a levantarse, _ mejor vámonos, quizás mañana vuelve a probar tu suerte _, finalizo para luego caminar hacia su casa.
Denki dio un breve vistazo hacia donde se fue Izuku y solo pudo bajar la mirada, _ lo siento Izuku, decaería no hacerte esto pero pero no tengo opción_, pensó el chico.
Mientras con Izuku este estaba caminado rápidamente asta su casa para no encontrarse con otro chico, por suerte su casa estaba a las afueras del pueblo y por esa calle no transitaba casi nadie. Una vez en su casa puede respirar en paz...
_ cariño eres tu?_, pregunto la madre desde la cocina.
_ si mamá _, dijo el peliverde mientras se arreglaba un mechón de su cabello. Luego entro a la cocina, puso las cosas en la mesa y le dio un beso en la mejilla a su madre. _ Que estas preparando? _
_ galletas _
_ ¿galletas? ...¿para quien?_
_ para tu abuela, quien más _, dijo la mayor acomodando las galletas en una canasta. _ llévaselas y procura regresar temprano _, le entrego la canasta a su hijo.
_ esta bien, pero primero tengo que cambiarme para la ocasión _, dijo el chico para subir rápido a su habitación.
Recovery a pesar de no ser mi abuela de sangre mi madre y yo la queremos como una, ella nos ayudo cuando más lo necesitábamos, por lo que siempre voy a su casa a dejarle galletas. Lo curioso es que ella vive en medio del bosque y siempre usa una capucha rosada, nos dice que es porque le molesta el ruido de la gente o que tiene frío en las orejas, de todas formas aun así la queremos.
_ listo_, dijo el peliverde bajando con un vestido azulado y capucha de color rojo.
El menor tomo la canastas y se dirigió a la casa de su abuela.
_ y recuerda no desviarte del camino _, le grito lo ultimo su madre ya que su hija seguía caminado.
_ lo are, te amo _, también grito despidiéndose con la mano.
Tengo que admitir que el camino hacia la abuela es el más largo pero el más seguro, la verdad desearía tomar un atajo pero tengo miedo de lo que allá a ya fuera.
Es así como nuestro protagonista se aventura en lo profundo del bosque, pero sin darse cuenta, su cuerpo empezaba a liberar un olor que para el olfato humano pasaría desapercibido pero para los animales era indescriptible era una mezcla de aromas que solo la naturaleza podía producir. Canela, margaritas y miel. Olor que para algunos sería relajante, para otros... Exquisito y eso es lo que pensaba un lobo cenizo...
