Prólogo

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JAZMINE.

13 de Diciembre del 2020

Weyssom

Son casi las dos de la madrugada, Luisa está enferma y Arlene no queda en mi misma ruta. Lo que significa una cosa,tengo que volver sola a casa.

Todo comenzó hace cinco meses, nuestras vidas comenzaron a convertirse en una pesadilla,el miedo fluye en todos los habitantes de Weyssom,no entiendo esta masacre, Weyssom siempre ha sido pacífica, tranquila y muy unida.

Antes volver sola a casa me daba miedo,como a toda mujer que le teme a ser abusada sexualmente,algo muy típico la verdad,pero ya no es solo miedo a eso,sino también a ser torturada,no solo asesinada, por la radio y periódicos han relatado la manera en la que el asesino en serie del momento,ejecuta a sus víctimas,las pone a sufrir antes de acabar definitivamente con ellas. Hasta ahora han sido solo mujeres,y un chico que trabajaba conmigo,en el bar, él era gay.

Veo mi casa y la alegría me invade, nunca estuve tan feliz.

Cruzo el umbral y un escalofrío me recorre la espina dorsal, enciendo las luces y veo a la persona que ha atormentado las vidas de los habitantes de Weyssom, al punto de poner en sus cabezas la idea de suicidio,solo que no les da tiempo, porque antes de eso,ya las ha matado.

Lo observo de arriba abajo,muerta de miedo,mis pies no responden,ni mi boca logra emitir sonido alguno,está vestido de motociclista, tiene un pasamontañas, guantes y botas,es una coraza protectora que ni con el equipo delictivo más grande y preparado del planeta se lograrían encontrar pruebas en su contra, hasta ahora es conocido como el de delitos perfectos.

El miedo puede ser muy traicionero,mi depredador viene hacia donde estoy,pero estoy congelada,petrificada,forcejeamos cuando está frente a mi,cuando por fin mi cuerpo reaccionó,un golpe en mi espalda me deja en total inconsciencia, y me toma de la cintura cuidando de que no me caiga.

***

Estoy atada a una silla,mis tobillos, torso y muslos están amarrados con ayuda de una cuerda,y mi mano izquierda,sin embargo la derecha está en total libertad, intento zafarme con mi mano libre pero es en vano.

—Tan linda—esa voz ...yo conozco esa voz.

Mi atacante da un paso hasta cernirse frente a mi.

—¡Tú siempre has sido tú!—se ríe con gracia y no le bajo la mirada,para nada me intimida.

Dos horas más tarde...

Estoy débil,me he desmayado varias veces de dolor,pero me despierto a punta de puñetazos.

Mis ojos están hinchados de tanto llorar,sin ningún consuelo,y la garganta me duele de tanto gritar,el dolor ,no es para nada soportable,y por mucho que grite fue en vano,estuve amordazada todo el tiempo,y las ventanas están cerradas.

Un inmenso charco de sangre yace debajo de mi, acompañado de mis siete dedos, esparcidos por el suelo,la sangre tibia me recorre la mejilla derecha, dónde antes tenía una oreja, ahora solo tengo sangre y dolor.

—¿Por qué? ¿Por qué haces esto,a mi al pueblo,a las mujeres,por qué eres tan despreciable?

Su carcajada estalla haciendo un sonido que ahora me parece molesto, las ondas sonoras de su risa van y vienen,y lo que no entiendo es lo que le hace tanta gracia.

—Algun día te lo contaré—dice ahogándose en risa,le tengo tanto asco, que podría vomitar me si quisiera,y su burla no me agrada para nada.

—Estas mal de la cabeza—digo su nombre con desprecio,mi voz es un hilo,mi cuerpo está sangrando,no le bastó con arrebatarme siete dedos,y mis dos orejas, apuñaló mi cuerpo diez veces en lugares no muy mortales, el objetivo era que me desangrara lentamente,ya no es solo tortura física sino también mental.

—Lo sé—su cara está manchada de mi sangre,este es mi fin,y no podré contar a nadie, planeó todo muy bien, sonríe logrando que se me erice la piel,y su sonrisa es lo último que veo antes de morir...

El sabor de la muerte en la vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora