Martín
-Siento que... la verdad no sé qué sentir. Siempre he estado enamorado de ti desde el primer momento que te vi. Sé que suena raro y acosador, y que cuando me viste solo era un niño raro en un maldito parque, solo como un antisocial alejado de cualquier contacto humano
-¡Pero qué dices Marti! Jaja -empezó a reír... tenía una linda sonrisa-
-Sí, es la verdad y tú fuiste mi salvación. Desde ese momento me gustas, pero realmente creo que solo quieres verme la cara de tonto, ¿no? -dije mientras lo veía fijamente a esos ojos café muy oscuro-
-No, Marti, yo también siento cosas por ti... y siento muchas, demasiadas más de lo que debería. Créeme, yo te amo... te amo, Marti, ¿entiendes eso? -cada vez se acercaba más a mí y yo seguía en mi pijamada con mi cobija. ¡Qué escena más rara estábamos montando!
-¿Así que sientes lo mismo?
-Sí, siento lo mismo que tú sientes. -Me abrazó fuertemente-
Qué bien se sentía este abrazo. Óyeme, jamás sentí que me gustara tanto que alguien me abrazara.
De un momento a otro él se alejó de mí, separándose del abrazo y se acercó más hasta que nuestras bocas quedaban tan cerca que sentíamos las respiraciones del otro... y de repente ¡pum! Ya tenía mis labios pegados a los de él. No era un beso brusco, era uno suave y cálido. Realmente sabía besar mejor que yo; eso era un hecho. En cada momento era mejor. No quería separarme de él, pero tocaron la puerta y como el rayo McQueen me separé de él para pararme y abrir la puerta; era mi madre, claro.
-¡Martín, por Dios! ¿Aún no te has arreglado? -dijo mi madre enojada- Me haces el favor y te vas al baño ¿acaso no te da vergüenza con Jacobo?
-Sí, mamá lo siento
-Ágale corriendo mijo lo vi.
Miré a Jacobo una última vez antes de irme a bañar y él solo me señalaba riéndose. Yo solo me metí al baño enseguida.
-¿Qué fue eso? Ay no... ¿¡SOY GAY?! No, no te haces gay cuando besas a alguien. Ah no espera ¿qué...? -bien si lo acepto estaba un poco loco pero déjenme estaba en mi gay panic era-
Solo me desvestí para meterme al agua y enjuagarme bien después salir e ir a la habitación.
-Tu madre me cae bien -dijo Jacobo mirando a la pared enseguida entro a la habitación-
-Mjum..
-Me dices cuando pueda mirar.
-Sí, solo espera me pongo la camisa -dije cogiendo una camisa color verde oscuro con hojas estilo hawaiano-
-Ya puedes ver
Volteó y abrió los ojos
-Te ves bien esta camisa me recuerda a la que te pusiste el día que te conocí
-A mí igual por eso me la puse
-¡CHICOS vengan pues a comer! -gritó mi mamá desde la cocina- Por cierto allá abajo como que hay una niña llamada Nikki que está buscando a Jacobo
-¡Ya vamos mamá! -hice una señal a Jacobo para que viniera conmigo a la cocina y comiera un rico caldo de pollo-
-Nikki... ¿por qué nos estará buscando? -preguntó Jacobo mientras salíamos del cuarto-
-Buscando? No, solo te está buscando a ti a mí no -dije mirando al suelo mientras me sentaba en las sillas de la mesa-
-Marti..
-¿Sí? Dime Jaco
-¿Te gustó el beso? -me dijo desviando un poco el tema acercándose a mi oído yo solo sonreí y lo golpeé-
-Sí, me encantó -volteando mis ojos- ve mejor abajo Nikki te espera
-¡Uy pero... bueno ya voy! Dile a tu mamá que aún no sirva el... -olió un poco-caldo de pollo. Oye me gusta el caldo de pollo bien espera!
Salió corriendo de la casa para bajar las escaleras y hablar con Nikki de lo que sea que van a hablar.
-¡Ma! Aún no sirvas que jacobo va a hablar con Nikki -le dije a mi mamá-
-Está bien mi amor -me respondió mi madre sirviéndose el suyo mientras tanto- ¿quieres algo mientras tanto?
-No gracias ma -dije mientras me acomodaba en la silla. Sentía que algo no estaba yendo bien pero conociéndome solo eran celos o algo así o tal vez cólicos de embarazada... ¿qué?-
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El chico de la camiseta hawaiana
RandomJacobo siempre era muy sociable con las personas. Un día vio a un niño solo, Martín, que le parecía lindo. Se acercó y le habló y después...