Capítulo 33. Final

19 5 0
                                    

Slow it Down – Benson Boone.

Paul

—¿A qué demonios se refiere con 'lo cuidaré por ti'? —pregunté furioso mientras veía a mi padre cruzarse de brazos frente a mí—. Debe entregármelo.

—No.

—¡¿Por qué no?! —pregunté irritado, mi madre no estaba en casa, así que no había nadie que pudiera mediar esto.

Cuando Ellis me envió el mensaje, solo me tomó un par de horas para venir a reclamar lo que era mío. Fue el tiempo suficiente como para que mi padre regresara a la ciudad. Tiempo suficiente como para sentir que la rabia se apoderaba de mi cuerpo y me carcomía las entrañas.

—¿Cómo demonios se le ocurre quitarle ese corazón?

—Solo es una garantía.

—¿Garantía de qué? —pregunté irritado mientras él solo me veía de arriba a abajo—. ¿Cree que esto es un juego?

—Te dije que te protegería.

—¡¿Protegerme de qué?! ¡Lo que haga y deje de hacer con mi vida ya no es asunto suyo! —grité—. ¡Ese corazón lo hice con mí dinero, con mis propias manos y lo hice pensando en ella! ¡Ese corazón le pertenece! Lo que ella haga con él ni siquiera debería de importarme a mí.

—¿De verdad no te importa?

—Papá —dije un poco más calmado, pero igual de ansioso— ¿Cree que está bien ir ahí y condicionar un favor? ¿De verdad es tan cruel como para jugar con los deseos de un niño de cuatro años?

Él bajó la mirada, sé que no me lo decía, pero sabía que apreciaba a Demian tanto como yo. Ese niño se había ganado nuestros corazones. Mi madre lo adoraba tanto que todavía iba a verlo aunque Nerea no estuviera en la ciudad. Lizzy le había enviado la dirección de su casa, para que pudiera visitarlo si así lo deseaba. De hecho, justo en este instante se encontraba en su casa ayudándole con la comida para los niños.

—¿Va a decirle que el corazón que le consiguió a su papá se lo va a dar solo si su mamá deja de gastar dinero que es mío? ¿Eso le dirá? ¿Qué clase de monstruo es? ¿Cómo puede jugar así con ese niño?

—Claro que no. No le diré eso...

—Entonces por qué fue capaz de decirle eso a su madre.

Sentía tanto resentimiento dentro del pecho que era incapaz de verlo al rostro. Solo negué y bajé la cabeza, el respeto que sentía hacia él había desaparecido. Me pregunté cómo es que nos había criado con estos códigos morales que él no aplicaba a sí mismo, y cómo era más importante una cuenta bancaria que la calidad y el corazón de una persona.

—Entrégueme El Corazón de Nerea —rogué por última vez.

Sin decir nada, solo metió su mano al bolsillo de su saco y después de dudarlo, me lo entregó. Lo tomé con ambas manos y lo guardé en el bolsillo de mi chaqueta. Después, él sacó una nota de papel.

—Dijo que te entregara esto. La verdad es que suena muy romántica. No sabía que también podía expresarse de esa forma.

—Yo no sabía que le gustaba husmear en cosas que no le pertenecen —él me hizo una mueca y después me dio la espalda.

—Ten cuidado con la forma en que me hablas, hijo...

Tomé la nota y me fui sin siquiera mirar su contenido. Lo único que quería era poner espacio entre él y yo.

...

Estaba tan ocupado que apenas podía pensar en cualquier otra cosa que no fueran pedidos, fechas de entrega, proveedores y reuniones. Till se había encargado de muchas de las cuestiones en cuanto a la inauguración de la segunda tienda, la cual era mañana por la noche. Si bien contaba con el dinero de la empresa para poder costear todos los gastos, había algunas cosas de las que yo me quería hacer cargo para que fuera un poco más elegante o para que fuera exactamente como yo quería, pero mi dinero estaba algo ajustado.

El Corazón de NereaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora