𝑨 𝒕𝒓𝒂𝒗𝒆́𝒔 𝒅𝒆 𝒕𝒖𝒔 𝒐𝒋𝒐𝒔

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Shen Qingqiu agarró con fuerza la almohada que estaba bajo su rostro a la vez que la mordía y respiraba violentamente.

El calor recorría todo su cuerpo al igual que su rostro, sus ojos ardían y las lágrimas bajaban por sus mejillas. El fuego que ardía en su vientre era tal, que miles de fuegos artificiales viajaban por su cuerpo mientras el vaivén en sus caderas lo estimulaba.

El chapoteo entre sus pieles era casi aplacado por los gruñidos y gemidos bajos de su esposo que golpeaba violentamente su punto de acupuntura. Sus pezones hinchados y su erección se frotaban continuamente con las sábanas de la cama aumentando su estimulación y causando que su mente se quedara en blanco.

— ¡Ah~!... ¡Esposo!... ¡Ahí!... ¡Sí~! —Gritó Shen Qingqiu cuando Luo Binghe golpeó repentinamente su próstata.

Luo Binghe gruñó al escucharlo y sus movimientos se volvieron más erráticos causando que Shen Qingqiu pronunciara la curva que hacía con su espalda debido al inmenso placer que estaba recibiendo.

Luo Binghe se apoyó en la espalda de su esposo y empezó a dejar besos en la sonrojada piel, al igual que una que otra mordida que hacía gemir a Shen Qingqiu más alto, casi como un chillido.

— ¡Binghe~!... ¡Muy profundo, muy profundo!... ¡Ah!... Más lento, más lento... ¡No pue...do!

Shen Qingqiu desvariaba en sus palabras y Luo Binghe lo ignoraba y embestía más rápido y profundo. Sus manos agarraban con fuerza la cintura de su esposo ignorando que luego aparecerían marcas en aquella blanquecina piel, mordió en un ataque la nuca de Shen Qingqiu y luego dejó besos en ella.

— ¡No~!... Bi-Binghe... ¡Me vengo, me vengo! —Gritó Shen Qingqiu cuando de repente empezaron a masturbar su miembro.

Estaba tan duro como una piedra y aquellos delgados y callosos dedos se movían tan rápido y lo apretaban tan fuerte que Shen Qingqiu olvidó quién era y dónde estaba; un pitido sonó en su cabeza y lo único que pudo ver fue el color blanco.

El éxtasis de haber llegado al ansiado orgasmo lo hizo sentir sobrecogido. El semen salía a borbotones de su miembro a la vez que las embestidas violentas continuaban y finalmente, un líquido caliente invadió su interior al mismo tiempo que Luo Binghe le mordía el hombro.

Las respiraciones pesadas y agitadas invadieron el lugar y Luo Binghe salió del cuerpo de su esposo, viendo fijamente como su semen era prácticamente escupido por aquel agujero que hasta hace unos segundos lo apretaba tanto como si quisiera cortarle el miembro en dos.

Luo Binghe se dejó caer sobre el cuerpo de Shen Qingqiu y dejó un beso en la mejilla descubierta de su esposo.

—A-Qiu, te amo.

Shen Qingqiu tarareo en respuesta y antes de quedarse dormido le respondió.

—También te amo, Binghe.

Luo Binghe espero unos minutos y luego se levantó, agarró el cuerpo de su esposo y lo llevó a la bañera, calentó el agua con su poder espiritual y se acomodó junto a Shen Qingqiu en ella para limpiarlo.

Mientras hacía eso, Luo Binghe observaba hipnotizado las marcas que había dejado en el cuerpo de su esposo, su mirada era penetrante y lujuriosa sintiendo que su miembro empezaba a endurecerse. Terminó de sacar su semen del cuerpo de su esposo y soltó un suspiro, apoyando el cuerpo de Shen Qingqiu contra el suyo.

Habían pasado dos años desde su boda y esa noche era su aniversario.

Luo Binghe se había tomado el día libre y le había dicho a su esposo que hiciera lo mismo, después de todo, quería llevarlo a jugar lejos de la montaña.

𝑨 𝒕𝒓𝒂𝒗𝒆́𝒔 𝒅𝒆 𝒕𝒖𝒔 𝒐𝒋𝒐𝒔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora