I.

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RESPLANDOR, fue lo primero que vió Jaden al abrir los ojos.

A diferencia de los sueños anteriores, esta vez estaba al aire libre. Se encontraba en el centro de un valle rodeado de grandes montañas cubiertas de bosques frondosos, llenos de animales y flores increíbles, muy distintas a lo que alguna vez había visto. El ambiente de alguna manera se sentía distinto, el clima era cálido y caluroso y el cielo era de un azul impoluto, sin ninguna nube visible en el horizonte, por lo que corrió a cubrirse del sol para evitar tener quemaduras en la piel, aunque al mismo tiempo se dio cuenta de que esta era de un tono un poco más bronceado que de costumbre.

También descubrió que no estaba vestido como acostumbraba, sino que llevaba una vestimenta antigua. Sabía que era antigua porque, gracias al trabajo de su madre, había aprendido un poco acerca de la cultura de la antigua Grecia. Eso era auténtica indumentaria griega.

De igual forma, se percató de que no estaba solo. Proveniente de algún sitio a su izquierda, por donde asomaba un pequeño riachuelo, un hombre se acercaba a él con paso calmo. Jaden sintió sus labios curvarse hasta formar la silueta de una sonrisa automáticamente, incluso si él no quisiera hacerlo. Parecía que estaba siendo espectador de una película desde una perspectiva en primera persona.

—¡Apolo!

Jaden dijo el nombre del chico frente a él, sintiendo una sensación desconocida en su interior al hacerlo. La sonrisa que se formó en el rostro de Apolo fue tan deslumbrante, que pensó que si la seguía mirando, probablemente quedaría cegado de por vida, y sería una pena, pues aquel hombre era una verdadera belleza. Sus rizos dorados se revolvían ligeramente con la brisa, mientras que sus ojos tan azules como el mismo cielo, brillaban de emoción al estar frente a frente.

—No era mi intención llegar tan tarde —se disculpó Apolo, estirando su brazo—. Mi padre quería hablar conmigo.

—¿Está todo bien? —preguntó Jaden, estirando su propia mano para entrelazar sus dedos con los del chico—. ¿Debería preocuparme o...?

Apolo negó, tirando finalmente del brazo del chico y envolviendolo en un abrazo tan fuerte que hizo que el corazón de Jaden diera un vuelco en el interior de su pecho. Jaden sonrió al sentir la serie de pequeños besos que Apolo estaba dejando en su cabeza y al mismo tiempo las caricias que propinaba en su hombro descubierto.

—Estando contigo, nada podría preocuparme —murmuró Apolo contra el cabello de Jaden—. Sigo sin saber cómo es que pude existir sin ti, Jacinto.

Jacinto.

El nombre quedó marcado en su mente de tal manera que incluso su cabeza empezó a doler.

—Te traje algo —continuó Apolo.

En una de sus manos apareció un collar dorado con un dije en forma de sol y una pequeña joya azul en el centro. Jaden simplemente lo observó por varios segundos, maravillado por completo. Lo tomó con mucho cuidado, como si se fuera a romper al más mínimo roce y sonrió.

—Es muy bello.

—No más que tú, Jacinto.

Jacinto.

Esta vez sus entrañas dieron un tirón muy fuerte. Apolo pasó un mechón del cabello de Jaden detrás de su oreja, no sin antes dejar una caricia en su mejilla por supuesto.

—Hay algo que quiero decirte —dijo Apolo.

—¿Qué sucede? —preguntó Jaden.

Despierta.

Jaden no tenía idea de lo que estaba pasando. La escena frente a él empezó a desvanecerse, Apolo se perdió en una nube borrosa y finalmente, el chico se encontró completamente a oscuras. Abrió los ojos otra vez, y en esta ocasión se encontraba en su habitación. Aún era de madrugada, las tres de la mañana para ser exactos, según su télefono. La ventana que daba a su balcón estaba abierta y la brisa que entraba, movía la cortina traslúcida, dejando ver de fondo las luces de Manhattan.

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⏰ Última actualización: Jul 16 ⏰

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