𝗚𝗛𝗢𝗦𝗧 𝗢𝗙 𝗬𝗢𝗨 ● 𝘔𝘪𝘯𝘳𝘪𝘯

08

— Minji, ¿Recuerdas cuando nos conocimos?

Minji asintió, con una sonrisa, iban caminando una al lado de la otra, Haerin miraba con detalle las flores que llevaba en la mano, era un ramo muy bonito de distintas flores en tonos de amarillo y naranja.

— En clase de baile, sí— dijo Minji, sin más, le gustaba cuando Haerin contaba la historia.

— ¿Por qué meterían a una novata a una clase de baile de gente profesional?— Haerin rió por la burla.

— Disculpa, me estafaron, me dijeron que iba a estar en una compañía como productora y lo siguiente que sabía era que estaba tomando clases de canto y baile.

Haerin asintió con una risa leve.

— Recuerdo que quisiste parecer la chica cool que dice bromas de mierda, pero no eres así, y de inmediato se notó que eras diferente, que eras más que solo una fachada.

>> Siempre que terminaba una clase, alguien estaba muy agotada, le dejabas tu botella de agua, te tomabas unos minutos para ver si estaban bien y eso se agradecía muchísimo.

>> Y siempre terminabas ayudándome a mí.

— Porque estabas como una estúpida con tus dietas de inanición, y siempre te desmayabas.

Haerin asintió, poco orgullosa de aquella época, en donde sólo se sentía mal con su cuerpo, consigo misma, con su trabajo, con todo lo que hacía.

Fue Minji quien la había sacado de eso, y había sido muy difícil para ella, tanto que terminó de ir a clases de baile porque se encargaba de la menor a tiempo completo y ella no podía bailar y cuidarla a la vez.

Minji la había llevado a comer, todos los días a un lugar distinto, todos los días un plato distinto, para mostrarle a Haerin lo que se perdía, le recordaba todos los días que era hermosa y que sin importar la forma que sea, sería hermosa siempre, aunque la menor le creyó muy poco hasta que un día la pelinegra había dicho que besaría cada parte de ella que fuera hermosa, y seguido a eso había besado todo su cuerpo.

No fue esa su primera vez, para nada, era más una caricia íntima, excitante y enormemente romántica a mismo nivel.

— Extraño que me beses así— confesó Haerin.

— Admito que me encantaría hacerlo— dijo la mayor.

— Siempre fuiste tan delicada conmigo, Minji, de una forma que sólo tú sabías ser, y fuiste mi primera vez en muchas cosas, mi primer gran amor, mi primera vez, mi primera mujer... Fuiste la primera que amé y que me amó de regreso con la misma intensidad, la primera que me correspondió completamente, y vio a través de todos mis errores y me dijo cosas maravillosas.

— No son errores, hae, son cosas, no hay que ponerle a todo algo negativo.

— Y también amo esa actitud que tienes— Haerin asintió, con una sonrisa amplia, mirando las piedras que marcaban el camino que estaban siguiendo, brotes de césped y algunas flores habían logrado pasar entre las grietas y crecían entre ellas—. Siempre tienes esa capacidad de hacer que todo sea positivo. Sin duda, nunca voy a encontrar a alguien como tú, Minji, eres algo que pasa una sola vez en la vida.

Sus ojos se unieron, una sonrisa apareció en sus rostros, en la luz del atardecer, se sintieron más cálidas.

— Y me alegro mucho de tenerte en mi vida, Minji, y que hayas hecho tanto por mi— pequeñas lágrimas se asomaban por los ojitos de Haerin.

Minji rodó los ojos y fue a sostener la mano de la menor, sus pasos se detuvieron cuando llegaron a su destino. Pero Haerin poco quería ver eso en realidad, así que sus ojitos y su borrosa vista por las lágrimas se quedaron en la mayor.

— Te amo, Haerin— dijo la pelinegra—. Y lo haré por siempre.

Haerin asintió, sorbió su nariz mientras más lágrimas rodaban por sus mejillas.

— Te amo mucho, Minji. Feliz aniversario.

La pelinaranja bajó la vista hacia la placa grabada sobre la tumba, dejó el ramo de flores junto a aquel grabado:

𝙆𝙞𝙢 𝙢𝙞𝙣𝙟𝙞

       𝟕 𝐝𝐞 𝐦𝐚𝐲𝐨, 𝟐𝟎𝟎𝟒   —  𝟏𝟓 𝐝𝐞 𝐦𝐚𝐲𝐨, 𝟐𝟎𝟐𝟓

  "𝘚𝘪𝘦𝘮𝘱𝘳𝘦 𝘴𝘦𝘳á𝘴 𝘭𝘢 𝘮𝘦𝘫𝘰𝘳 𝘥𝘦𝘭 𝘮𝘶𝘯𝘥𝘰, 𝘪𝘯𝘤𝘭𝘶𝘴𝘰 𝘮á𝘴 𝘢𝘭𝘭á 𝘥𝘦𝘭 𝘧𝘪𝘯𝘢𝘭 𝘥𝘦 𝘵𝘶𝘴 𝘥𝘪𝘢𝘴"