"Dame la oportunidad de amarte, de hacerte sentir como nadie jamás lo hizo."
.
.
.
.
.
.
.
.Dominique caminaba tranquilamente, sumida en sus pensamientos, hasta que sintió cómo todo su entorno cambiaba. No sabía dónde estaba ni cuándo había sucedido... Solo recordaba haber cerrado los ojos por un momento y ahora se encontraba en medio de un conflicto, con varios civiles asustados y un par de personas protegiéndolos. Caminó con incertidumbre hasta que escuchó los pasos de alguien acercándose. Estaba a punto de defenderse cuando un hombre de cabello cobrizo la protegió.
—¿Se encuentra bien, señorita? —preguntó el hombre.
La pelinegra apretó los dientes.
—No necesitaba tu ayuda, podía haber hecho trizas a ese hombre. Pero te lo agradezco.
El hombre rió un poco, mirándola por encima del hombro.
—¿Cómo ibas a hacerlo trizas? No tienes nada con qué apoyarte.
—¿Cómo que nada...? ¿Qué?
Dominique notó que no tenía sus armas y aparentemente su vampirismo o cualquier habilidad habían desaparecido, como si se lo hubieran quitado todo, dejándola vulnerable. Soltó un suspiro, pero sabía que aún tenía sus habilidades físicas; no necesitaba más para defenderse.
—Te lo dije, ahora ve a un lugar seguro —dijo el hombre con sombrero mientras ayudaba a otros civiles.
Dominique miró al hombre de cabello cobrizo, curiosa.
—¿Qué tipo de padres dejan a un niño proteger a unos civiles? —dijo, refiriéndose a su estatura.
Antes de que el hombre pudiera contestar, una voz femenina lo llamó.
—¡Chuuya, ven rápido! —era una mujer de cabello rubio recogido, portando un arma.
La pelinegra vio cómo el hombre se alejaba y decidió buscar un lugar menos violento. Logró entrar en un callejón tranquilo y soltó un suspiro.
—Así que Chuuya... Vaya nombre para un enano de jardín... —murmuró, estirándose y decidida a encontrar algo para defenderse y ayudar a la gente. Tal vez necesitaría conocer más de la situación antes de ayudar, pero conseguir un arma era lo primordial.
Divagó por varios lugares abandonados hasta que, por suerte, encontró un cuchillo. Lo observó un poco y empezó a jugar con él entre sus dedos.
—Preferiría una espada, pero no me quejo.
Salió de su escondite, pero antes de poder hacer algo, las cosas ya se habían calmado. Vaya día estaba teniendo. Con sus ojos, trataba de buscar al hombre con el que había hablado antes, pero no lo encontró por ningún lado.
Dominique vagó por las calles un rato, sintiéndose extraña al no tener ninguna de sus habilidades. Su estómago gruñó, y decidió dormir debajo de un árbol, esperando buscar comida por la mañana.
A la mañana siguiente, los rayos de sol, el hambre y la sed la despertaron. Con dificultad se puso de pie y comenzó a caminar. Las calles estaban algo vacías, aún había escombros de lo que había pasado el día anterior. Miraba el suelo mientras caminaba, su vista se volvía borrosa y sus piernas se debilitaban con cada paso.
Afortunadamente, chocó con alguien.
—Agh, ¿podrías hacerme el honor de darme paso...? —murmuró, levantando la mirada y encontrándose con el hombre de cabellos cobrizos, que miraba una tienda de vinos.

ESTÁS LEYENDO
Déjame Amarte [Dominique de Sade x Chuuya Nakahara]
Фанфик[Historia hecha con fines para cumplir con un reto]