Memoria de un Pianista

35 3 0
                                    

Recuerdos del ayer vienen a mí memoria, recuerdos tan lejanos quesería como viajar al pasado, recuerdos plasmados a blanco y negro tan viejo como una fotografía en pixelado.

Distraen mi pensar en el futuro y me llevan al pasado de un joven soñador que mientras tocaba su piano veía danzar a su más íntimo y primer gran amor.

Aun te recuerdo con tus mallas ajustadas a tu cuerpo tan perfecto, tan armonioso, tan glorioso, tan enigmático, tan atractivo, tan seductivo, tan perfecto... con tus zapatillas color rosa como el flamenco mayor al elevar tu pierna y girar en círculos pareciera que flotabas como una mariposa por toda la habitación.

Dejando empernado cada rincón de este humilde corazón con tu cautivador aroma a paloma, gota tras gota veía yo tu sudor recorrer en tu cuello hasta llegar al amanecer, nos tenías a tu merced yo tocando en mi viejo piano y la luna plena dándote su reflejo que te seguía como un reflector dejándome a oscuras, pero sin duda alguna valió la pena toda esta locura.

Una historia de amor entre tú y yo, jóvenes de diferentes clases sociales, pero con una misma pasión por el arte, viéndonos a escondidas, velas tras velas se derretían pues en aquella noche me decías que en cualquier momento te irías y nuestra primera vez al fin sucedería nuestros cuerpos ya lo pedían, grandes placeres permanecer grabados en las paredes gracias a las sombras que se reflejarían por una pequeña llama que aún se mantenía.

Madrugadas completas nos debelábamos platicando de como serian nuestras vidas, jóvenes inocentes e inexperto en el juego del amor, lanzamos nuestros dados y la suerte no nos favoreció pues el destino caminos separados nos forjo.
Un día te fuiste para no volver jamás, saliste en el carruaje por la calle principal al otro lado del mundo llamado América, mientras yo. Yo me quede sentado en mi viejo piano viéndote por la ventana esperando tu regreso aun sabiendo que no volverías.

Nuestro a dios no fueron palabras, fue más que un sentimiento, fue pura poesía, fue cada nota que salía de mi corazón hacia ti y pude ver tus lagrimas recorrer tus mejillas que terminaban en tus labios besando el final de lo nuestro aquel día, ese sería nuestro último beso, el de la despedida.

El tiempo se encargó de hacer lo nuestro una historia de amor, el tiempo fue nuestro mayor amigo y enemigo también, los años pasaron uno a uno y nuevos amores llegaron tanto para ti como a mí, fechas de aniversarios en nuestros calendarios fueron plasmados.

Pero ambos sabíamos realmente quienes eran los dueños de nuestro pasado, relaciones poco formales llegaron, por aquel salón donde aún ensayaba cada composición.

Tú te elevabas como las estrellas, estabas destinada a brillar en los más alto y en el más grande escenario, América tan solo fue el principio, luego fue Europa y también Asia hasta llegar al Oriente, todos se deleitaban de tu gran talento y don, pero sobre todo los grandes Señores apreciaban tu gran valor, belleza de corazón.

Siendo tan joven aprendiste a estar con hombres mayores, por unos largos años te olvidaste de aquel pueblo y de aquel joven, que fue tu primer encuentro de amor, bajos las sábanas cada hora pasarían a hacer minutos y los segundos se acoplaban a nuestra forma de ver la vida juntos.

Dime si alguno de los dos tuvo algo de razón, diez años transcurrieron rápidamente mira que lo inesperado fue lo esperado con un corazón acelerado termine yo desesperado, al saber que por algún motivo habías regresado, busque cualquier razón o excusa para poder pasar a tu lado y volver a ver tu rostro y confirme que aún seguía enamorado y que mi gran amor lo tenía al alcance de mis manos.

Pero ya todo había finalizado eso era para mí una foto más del pasado, un anillo en mi dedo ya me había colocado, una gran celebración entre familias se había realizado, un compromiso que me aseguraría a verte olvidado, la decisión de amar ya la había retomado.

Ahora yo era un señor hombre ya realizado y dos princesitas me tomaban de la mano mientras mi reina caminaba a mi lado, y tú, en tu gran auto en el cual habías llegado sorpresivo era lo esperado hombre cabello blanco te tomaba de la mano era obvio lo que sucedía en el escenario, este guion ya había sido preparado, solo las miradas sabían de nuestro pasado nadie lo noto porque decidimos caminar sin darnos la oportunidad de mirar hacia tras.

Memoria de un Pianista Donde viven las historias. Descúbrelo ahora