𝐄𝐋 𝐏𝐑𝐄𝐂𝐈𝐎 𝐃𝐄 𝐋𝐀 𝐃𝐈𝐕𝐄𝐑𝐒𝐈𝐎́𝐍

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𝐄 𝐋 𝐌 𝐈 𝐒 𝐓 𝐄 𝐑 𝐈 𝐎 𝐃 𝐄 𝐋 𝐀
𝐌 𝐔 𝐉 𝐄 𝐑;𝐍𝐔𝐄𝐕𝐀𝐒 𝐂𝐎𝐌𝐏𝐋𝐈𝐂𝐀𝐂𝐈𝐎𝐍𝐄𝐒.

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Lyra despertó con un dolor de cabeza punzante y el estómago revuelto, sintiendo cada síntoma de una resaca intensa

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Lyra despertó con un dolor de cabeza punzante y el estómago revuelto, sintiendo cada síntoma de una resaca intensa. La luz del sol filtrándose por las cortinas solo empeoraba su malestar mientras se incorporaba lentamente en la cama. Al intentar tocarse la cabeza, notó con sorpresa que aún llevaba puesto el sombrero de vaquera y varios collares hawaianos, que claramente no recordaba haberse puesto.

—¿Qué pasó anoche? —murmuró para sí misma, tratando de recordar los eventos borrosos de la fiesta.

Cada movimiento era una pequeña tortura para su cabeza, y el simple hecho de abrir los ojos parecía un gran desafío.

Finalmente, con un esfuerzo notable, se levantó de la cama y se tambaleó hacia el baño. Lyra no estaba acostumbrada a sentirse tan mal y la experiencia de la resaca era totalmente nueva para ella.

—Esto es horrible... —se quejó en voz baja mientras se acercaba al inodoro, sintiendo la urgencia de vomitar.

Justo cuando estaba a punto de inclinarse, sintió a alguien sosteniéndole el cabello. Al principio, pensó que era Jasper quien estaba allí para ayudarla. Sin embargo, al escuchar la voz que le hablaba con calma y preocupación, se dio cuenta de que era Sam quien estaba a su lado.

—Sam... —susurró, agradecida por su presencia aunque se sintiera avergonzada por estar en ese estado ante él.

Sam, sin pronunciar una sola palabra, sostuvo su cabello mientras ella vomitaba. Después de un rato, Sam la ayudó a levantarse y la acompañó al lavabo, mostrando preocupación en sus gestos.

—Tómate tu tiempo, Lyra. Estoy aquí —dijo Sam con voz suave, sin apartar la vista de ella.

Lyra asintió débilmente y se enjuagó la boca, luego se cepilló los dientes lentamente, sintiendo cómo el frescor del agua aliviaba un poco su malestar.

Cuando regresó al borde de la cama, todavía temblorosa y con la cabeza gacha, Sam se inclinó hacia ella.

—Déjame ayudarte con esto —dijo Sam, comenzando a quitarle con cuidado el sombrero de vaquera y los collares hawaianos que aún llevaba puestos.

—¿Qué haces aquí, Sam? —preguntó Lyra con una mezcla de sorpresa y alivio.

—Te dije que estaré contigo todo el tiempo que necesites —respondió Sam con una sonrisa suave mientras terminaba de retirar los accesorios.

𝖫𝖺𝗓𝗈𝗌 𝖽𝖾 𝗅𝗎𝗇𝖺 𝗒 𝗌𝖺𝗇𝗀𝗋𝖾.[ 𝖲𝖺𝗆 𝖴𝗅𝖾𝗒 ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora