Capítulo 1

118 4 5
                                    


Sabía perfectamente lo que deseaba; una vida digna llena de esperanza y sueños que aún ansiaba cumplir. No cabía duda de que mis esfuerzos iban a dar frutos poco a poco; sin embargo, aún me esperaba un largo recorrido en el que no podía cruzar tan fácilmente. Mi madre Mei me recalaba todo el tiempo que "No importa las veces que caigas, lo primordial es hacerlo bien." Jamás olvidaré sus sabias palabras, siempre la recodaré como una madre profeta que me crio con buenos modales junto a mi padre llamado Tai.

Mei, padecía de cáncer de pulmón a sus cuarenta y cinco años, cuando nos enteramos de que tenía dicha enfermedad, la llevamos con el mejor médico de Taiwán, lo más triste es que su padecimiento ya estaba muy avanzado como para poder controlarlo, así que, ella accedió a tal riesgo de que muriese lo más pronto. Desde ese momento, mi mundo empezó quebrarse poco a poco, llegando a tal punto de ser más riguroso con los demás animales.

- Saldré a hacer un poco de ejercicio, regreso en la noche – emití levantándome del sofá sin mirar a mi padre –

- Otake, es domingo ¿por qué no dejas la obsesión de ir al GYM por lo menos un día? ¿N- No te gusta pasar tiempo conmigo? - Titubeó papá pensando que lo iba a dejar sólo. Entendía perfectamente sus emociones, ya habían pasado doce años después de la muerte de mi madre, odiaba sentirse de ese modo. Adoraba compartir su tiempo conmigo, era su única familia –

- Papá, - me detuve en seco sin verlo a la cara – Simplemente me ayuda a distraer la mente. Volveré en la tarde, no tardo mucho, disfruta tu día.

Seguí mi camino sin dejar rastro alguno, a veces me sentía mal por él y no poder cumplirle su capricho de brindarle compañía todo el tiempo.

Estuve calentando un poco antes de entrar al gimnasio, también quise esperar a mi buen amigo Benson que curiosamente llega diez minutos tarde después de que empecemos nuestro entrenamiento diario. Me gustaba entrenar todos los días, así mismo me podía desestresar de tantos traumas que me abrumaban, realmente se sentía como si todos tus problemas se desvanecieran por cierto tiempo limitado, era grandioso.

- ¡Hey, amigo! – Saludó Benson quien era un amigo de la universidad. El gran perro oficial se dedicaba a combatir contra el crimen para cuidar de esta ciudad tan caótica. Nos conocimos cuando apenas teníamos veinte años.

- Llegas tarde como siempre, no es de sorprender. – exclamé un poco serio, pues no me gustaba el desorden ni mucho menos la impuntualidad – Entremos de una vez, antes de que me arrepienta de entrenarte.

- ¿Siempre has sido de duro? Jamás has cambiado.

Después de haber culminado mis estudiosos como administrador de empresas empecé entrenar fuertemente, llevaba más seis años con esta disciplina, tratando de luchar por encontrarme a mismo en este lugar. La euforia, la fortaleza, la mentalidad eran lo que me mantenía vivo mientras hacía mis respectivos ejercicios. Con el paso del tiempo llegué a tener un cuerpo bastante aceptable, sin duda alguna era algo grandiosos sentirse bastante fuerte y muy musculoso.

- ¿No crees que con este peso es suficiente, Otake? – Temió al ver tres discos de treinta kilogramos en cada una de las extremidades de la barra –

- Deja de lloriquear, estoy aquí para ayudarte – agregué haciéndolo sentir seguro –

Benson, mi único amigo a quien le compartía mis más auténticos secretos, pese a que nunca estuvimos en la misma carrera nos sentábamos a comer en nuestros ratos libres para platicar un rato, siempre se le veía solo y no pareciese que su grupo lo querían mucho.

- ¡Amigo, ya no aguanto más! – Gritó como si no hubiese un mañana –

- ¡Una más, una más! – Refuté mientras lo ayuda dejar la barra, jamás lo había visto tan cansado, supuse que me había excedido con el peso que le puse. – Oye, muy bien últimamente has levantado buen peso.

- ¿Intentas matarme, emprendedor? – exclamó el perro sudoroso –

- ¿Matarte? ¿Por qué lo haría? Te has esforzado mucho últimamente – Su expresión cambió al escuchar mis palabras.

- Olvídalo, ¿Quieres que te ayude?

- Ve y ejecutas el mismo ejercicio, pero con las mancuernas, descansa un minuto – mandé mientras me acomodada para realizar mis series de pecho.

Realizamos ejercicio de tren superior como por 4 horas, ya era hora de regresar y debía acompañar a mi papá. De todas formas, tenía que trabajar mañana en nuestra empresa familiar administrando la parte contable. La empresa estaba constituida en varias cadenas de super mercados, que contaba con muchos proveedores para la adquisición de nuestros productos y poder satisfacer a los clientes con lo que deseaban comprar. Mi padre forjó esta empresa trabajando fuertemente junto a mi madre desde que eran muy jóvenes, me sorprendía que su mayor fortaleza sea la mía después del fallecimiento de mi mamá, odiaba verlo sufrir por inconvenientes que tuvieran que ver con su mayor creación.

Me despedí de Benson chocando nuestros puños, algo que siempre hemos hecho desde hace varios años, no solía tener amigos como él, siempre me había destacado por ser un perro muy callado y poco amigable, tendía tomar aptitudes muy extremas al momento de conocer más gente, puesto que era muy inquietante no saber sus verdaderas intenciones.

Opté por tomar una ruta más favorable para llegar más rápido, intenté trotar un poco para rematar mi rutina, no era muy fan del cardio; sin embargo, tal vez ayude a controlar mi respiración al momento de realizar mis ejercicios matutinos. Me gustaba contemplar los edificios, los barrios, y condominios más exclusivos de toda la ciudad, me atraía en la forma en como estaban construidas, sobre todo cuando sus estructuras eran deformadas y con ángulos imperfectos, quizás es porque era una forma de llamar la atención de los ciudadanos para que se interesen en la compra de dichas viviendas u oficinas o tal vez era por pura estética.

Me detuve a descansar en una tienda de snacks para beber un poco de zumo de naranja y de paso llevarle algo a mi padre.

- ¿Desea algo para llevar, señor? – preguntó una de las encargadas del establecimiento –

- Si, ¿me podrías dar una barra de proteína y unas frituras de pollo grandes, por favor?

- En seguida – expresó con optimismo –

Revisé mi teléfono mientras me traían mi pedido y me percaté que había recibido un correo donde mencionaba sobre los nuevos postulados para el cargo de coordinador de ventas en nuestros puntos de mercado. Mi padre había estado negociando nuevas tiendas para la contratación del nuevo personal. Tal vez mi semana no iba estar tan flexible como parece.

- Aquí tiene. Que lo disfrute –

- Te agradezco, muy amable. – respondí yéndome lo más pronto posible –

En cuanto llegué a casa, no encontraba a mi padre por ningún lugar, supuse que lo más probable es que había salido a comprarse algo de comer, conociéndolo era muy malo cocinando, no me sorprendería si llegase a ver con una gran bolsa de comida rápida.

Tampoco iba a negar que sentía hambre, me comería dos o hasta tres hamburguesas doble carne, quizás preparar unas papas fritas amortiguaría un poco las ansias de comer en lo que llegaba mi papá. Decidí ducharme primero antes de manipular cualquier alimento, era un poco incómodo llegar a casa y no bañarse a tiempo, pues esto impregnaba el olor a sudor por toda la casa.

Después de bañarme, opté por usar una pantaloneta y un esqueleto que me quedaba algo apretado que marcaba un poco mis pectorales, me gustaba sentirme cómodo en mis días de descanso. Me dirigí a la cocina para dejar todo listo, no tardé mucho en preparar dicho alimento, Mei me había enseñado a cocinar antes de que se fuera de este mundo y no sólo comidas básicas, sino también platillos muy refinados para los comerciantes que llegan a casa.

- ¡Hey, Hey. ¡Que milagro verte por aquí! ¿Preparaste comida? – interrogó mientras ponía la mesa –

- De hecho, no sabía que ibas a estar fuera de casa, entonces hice papas a la francesa como a ti te gustan – dije –

- Bueno, decidí traerte pollo a la broaster, sé que debes tener mucha hambre por tu entrenamiento, así qué es mejor que comas bien – emitió enseñándome una gran sonrisa –

Pese a que me he vuelto distante, nos conocíamos las preferencias de cada uno, al fin al cabo éramos una familia unida de muy pocas palabras, solíamos platicar temas sobre nuestra empresa.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jul 18, 2024 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Almas Entrelazadas En Una SolaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora