We Are Young [Knowmin/ 2min] EN HIATUS

11

Seungmin estaba malhumorado. 

De cierto modo, la visita indeseada de su padre lo puso de nervios. La noticia sobre el embarazo de su madre no lo había molestado, pero sí le había incomodado el deseo de su padre para que volviera a casa como si hace tiempo no le hubiera dicho que era un bueno para nada sólo por no haber aceptado seguir con sus estudios. Los rencores del pasado seguían presentes e iba a ser difícil ignorarlos, pero prometió intentarlo con tal de que se callara la boca y lo dejara en paz. 

Ahora, en el presente, también se sentía molesto porque no había tenido la oportunidad de hablar con Minho y pedirle perdón. El trabajo mágicamente se había vuelto un horror y de pronto ya tenía cuatro campañas de las cuales encargarse para los siguientes cinco meses. 

Tenía toda la cabeza revuelta y la gota que derramó el vaso de su paciencia se cayó cuando vio frente a frente a su maldita excuñada ingresando a la cafetería donde él había ido a desayunar. Rodó los ojos y bebió de su café, dirigiendo la mirada a su computadora para continuar el trabajo que prometió continuar en su regreso. No obstante, su teclado resintió las consecuencias de sus golpeteos fuertes porque empezó a ponerse ansioso al darse cuenta de la cercanía de esa estúpida chica de cabellos naranjas. 

—Oh, pero sí es mi lindo excuñado.

—Jódete Yeongmin —advirtió, sin apartar la mirada de la pantalla brillante.

La chica resopló, se sentó frente a él y cerró la computadora, trayendo de nuevo la mirada del castaño sobre ella.

—No seas insolente, Seungmin-ah, soy mayor que tú.

—Oh, vaya que me importa una mierda.

—¿Ya lo pensaste? —inquirió de todas maneras.

Seungmin tragó aire, sintiendo que iba a explotar. Pensar en darle una oportunidad a su exnovio para hablar con él, definitivamente era la broma más cruel que alguien podía hacerle, no obstante, ya se había vuelto molesto como para sólo tratarse de una broma.

—Sí, y he llegado a la conclusión de que no los quiero cerca.

—Lo siento, entonces.

Seungmin quiso preguntar, pero las palabras quedaron en su garganta cuando vio a ese sujeto de cabellos cafés colocándose al costado de la chica.

Tenía el cabello más corto, sus ojeras no eran tan prominentes y estaba más flaco. Seungmin pudo catalogarlo como en una mejor condición sin embargo, eso no quitaba que siguiera siendo el estúpido sujeto sin neuronas funcionales que tanto odiaba.

—Esto es demasiado Yeongmin —declaró, tomando sus cosas.

—Minnie, detente.

—Oh, jódete, mierda andante.

Se colgó su mochila y tomó su café. Se encaminó a la salida, buscando escaparse. Sus manos estaban temblando, se sentía nervioso y sus piernas estaban tan frágiles que en cualquier momento podría caer. El estrés de ese momento estaba siendo tremendo y la aparición de su expareja realmente no había hecho más que empeorarlo.

—¡Minnie!

El aludido fue jaloneado. Escuchó lejano el claxon de un camión. Algunos jadeos y los murmullos ajenos se les unieron y sólo pudo sentir la manera en la que era aprisionado entre unos brazos. Sus mejillas fueron tomadas, obligándolo a subir la mirada para chocarla con aquella que ahora odiaba, pero que antes llegó a amar.

—¿Minnie estás bien?

—Por dios, idiota, ¿se te olvidó cómo se deben cruzar las calles?

—Yeongmin.