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—¿Tú crees en el amor a primera vista?

Minho se sintió escandalizado cuando las palabras de Yena se entrometieron en sus oídos. Se sintió como si le hubieran robado las palabras, pero luego simplemente suspiró, llevando la mirada al frente.

Bebió tranquilamente su café con la mirada pegada en la vista del jardín desde el balcón de la biblioteca. Sonrió para sí mismo y tomó un poco de aire antes de hablar.

—Lo hago —respondió, soltando una risa nasal—. Justo estaba por preguntarte lo mismo.

Yena alzó las cejas. Sus comisuras se alzaron a la par de sus mejillas y miró a su compañero con un brillo excepcional en los ojos.

—¿De verdad? Ja, creí que serías más obstinado en cuanto a temas de romance... Quiero decir, luces como un sujeto capaz de cortarle el cuello al primero que te mire por más de cinco segundos.

—Yah, no soy un bravucón además, el amor es un sentimiento básico, Yen, todos lo sentimos en algún momento.

—¿Ah, sí? Bueno, ¿quién es la chica afortunada? —indagó, mirando a su alrededor.

A pesar del buen momento, los labios de Minho temblaron y su sonrisa perdió la intensidad de antes. Bebió un nuevo sorbo y se aclaró la garganta, golpeando levemente el vaso como método contra su ansiedad.

—¿Y bien?... Espera ¡¿Acaso soy yo?!

Minho sintió las mejillas coloradas cuando terminaron siendo receptores de unas cuantas miradas por el tono escandaloso de la mayor. Sonrió apenado y no tuvo de otra más que reírse cuando la castaña se rió, dejándole claro que sólo era una broma para ayudarlo a quitarse los nervios.

—Uh... Bueno... Yo... Eh...

—¿Eres gay? —inquirió casi en un susurro.

—Sí —respondió sin más.

Minho no recibió respuesta alguna y el silencio ajeno lo incomodó. Recordó sus viejos días de preparatoria y el rechazo vivido por parte de su padre, haciéndolo empezar una guerra interna donde se veía volviendo a la soledad nefasta de antes.

—Aaah, es una pena —suspiró—. Ya empezaba a verme como la nuera del grandioso Lee Chansung.

Minho le miró con las cejas arrugadas y Yena le sonrió, empujándolo suavemente por los hombros. Minho volvió a sonreír más aliviado y dirigió su vista de nuevo al frente. Sus pensamientos se vieron ruidosos y a su cabeza llegó la imagen de su compañero. Aquel tipo que lo hizo sentir con el estómago revoltoso porque le dejó el desayuno listo, bajo la excusa de que había cocinado ramen de más.

—¿Ya estás tomando cartas en el asunto? —indagó Yena, explotando su burbuja.

—No... Ni siquiera sé si él comparte el mismo gusto, además... No es como que pueda verlo todo el tiempo.

—Yaaah, eres de los que se enamoran de lo imposible, ¿no es así? —sonrió juguetona—. Bueno, somos dos, desgraciadamente me he enamorado del nuevo profesor de fotografía —suspiró—. Espero que aceptes beber conmigo si ambos terminamos bien o mal con nuestros propios romances.

—Puedo tenerlo en cuenta, por supuesto.

Yena aplaudió feliz y bebió de su café, saboreando por un buen rato. Minho aprovechó y suspiró tranquilo con el corazón fastidioso. Vio a su amiga sacar su teléfono cuando este sonó y sonrió de nuevo porque la mayor se mostró rodando los ojos, clara señal de que era requerida en el edificio de la radio estudiantil.

—Amas lo que haces —recordó un divertido Minho.

—Uuuuh, claro que sí, sobre todo amo a ese hijo de puta de Jeonwoo —sonrió—. Bueno, nos vemos luego... Piensa en empezar a moverte, nunca sabes lo que te depara el futuro.

We Are Young [Knowmin/ 2min] EN HIATUSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora